Capitulo 12

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Llevamos horas asombrados, yo, sobre todo.
Detrás de la pared donde descubrí que sonaba distinto, había unos túneles.
Y ojalá se hubiera quedado allí, pero no.
Empezamos a caminar y curiosamente había 4 caminos que seguir.
Nos separamos todos y todo normal, hasta que encuentro una sala, bastante común, pero encima de unas mesas se encontraban unos archivadores.

Al momento que los abrí me quedé helada.

— Esto es imposible, joder.

—No lo es tanto, solo mira los putos papeles ─ Se me estaba empezando a cortar la voz, cada vez me sentía más débil.

—Esto debe de tener una explicación.

—¡La explicación que hay es que me llevan persiguiendo desde niña!

—Pero de todas formas no pone del porqué te persiguen.

—Pone algo sobre un "proyecto grigio", puede que eso tenga algo que ver. ─ Murmuró Vanesa y me dio un apretón en el hombro izquierdo y la di una leve sonrisa.

—Estar en un proyecto no me hace ni puta gracia.

—A ti ni a nadie Barbie.

—Daniel cállate.

—Vale, pero solo porque sé que no estás de ánimos y eres capaz de arrancarme la cabeza.

—¿Qué vamos a hacer?

—Investigar. ¿No es de lógica?

—Ángel, podría ser que os diera miedo y que no queráis saber nada sobre este tema.

—Sí que podríamos, pero también nos podríamos haber alejado de ti en cuanto nos enteramos de que eres una ojo-gris.

—Nunca imaginé decir esto, pero, Daniel tiene razón. Nos podríamos haber ido o haberte matado cuando nos enteramos, que estés en un proyecto es lo de menos.

—¿Y por dónde empezamos a investigar?

—Por ahora investigaremos por la casa de Ángel, si están esas carpetas puede que haya alguna cosa que hable sobre este proyecto —me soltó del hombro Vanesa.

—Vale, los ángeles van juntos. —Dijo tan directo como siempre el maldito peli-blanco de Daniel, lo peor de todo es que su cara indicaba que realmente le divertía eso.

—¿Cómo que ángeles? — Solté muy brusca, haciéndome más la ofendida, aunque para mis adentros, algo de risa sí me dio.

—Tú te llamas Ángela y él Ángel, sois angelitos.

—Unos angelitos que matan.

—Unos ángeles que matan o que torturan, da igual, igualmente sois ángeles.

—Lo que tú digas Daniel —rodé los ojos y esta vez quien habló fue Ángel.

—Vosotros dos id a buscar por mi casa, nosotros revisaremos más a fondo esta sala.

Los dos asistieron sin rechistar y en cuanto se van, Ángel empieza a rebuscar por todos lados, mientras que yo releía los papeles.

Harta de no encontrar una mierda sobre ese proyecto, lanzo una de las carpetas y acaba en la otra punta de la dichosa sala, al llegar al suelo se desliza y cae por debajo de un mueble.

Genial, ahora no solo no sabemos qué hacer, que también he perdido un puto archivador con cosas sobre mi familia y sobre mí.

Cabreada, me levanto y me encamino hacia el dichoso mueble de al menos 3 metros de alto, y de un color nada común en los grises, es de color gris, wow nunca me lo habría imaginado.

—Ángel, ven y ayúdame.

—Sí claro, ¿qué ocurre?

—Lancé uno de los archivadores y se ha colado debajo de este dichoso armario.

—Te preguntaría el por qué lanzaste el pobre archivador, pero sé que fue porque no encontraste nada. ¿Cómo quieres que te ayude?

—Ayúdame a mover el dichoso armario para poder coger el archivador.

—De acuerdo.

No sé cómo, pero consigue levantar unos centímetros el armario, y al meter la mano noto que hay una especie de agujero.

—¿Puedes levantar más el armario? Hay una especie de agujero y no logro localizar el archivador.

—No puedo más. — Soltó el armario justo cuando aparté las manos.

—Si hay un agujero, con todo lo que pesa el dichoso armario, debe de haber una entrada.

—Seguro que sí, y también es seguro que debe de estar dentro del armario.

Asentí y empezamos a abrir todas las puertas, hasta que... 

 

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