9:45 p.m. - Hospital de la universidad de Tokio
Sala de obstetricia
Ni supo en que momento todo comenzó, recordaba haber ido con su mánager para terminar de arreglar los últimos detalles del lanzamiento de su disco como solista, un reto que había aceptado por su nueva familia. Recordaba haber llegado a su departamento y encontrar más de diez mensajes de parte de Mina que no lo dejaron pensar con claridad, en su mayoría eran insultos o amenazas, todas debido a una simple situación: Serena daría a luz.
¿Donde estas? Serena está en labor de parto.
¡Seiya mueve tu trasero y ven al hospital!
Le diré a tu hijo que no estuviste en su nacimiento.
Mal padre, ¿Por qué no has llegado?
Serena y tu bebé te necesitan.
Antes de poder reaccionar una nueva llamada le obligó a volver directo a la realidad, no se atrevió a responder, el nombre de Haruka en pantalla le causó tantos escalofríos que no pensó un segundo más y salió de casa, los nervios no le permitían moverse con tranquilidad, solo cuando estuvo fuera del edificio esperando un taxi entendió que tenía un auto a su disposición, sintiéndose el idiota más grande del mundo fue por el para poder ir sin contratiempos con la mujer que amaba. Sin embargo no espero que al llegar al hospital Haruka le esperará hecha una furia en el estacionamiento y es que su princesa había esperado por él antes de entrar a quirófano para una cesárea de emergencia pues el bebé estaba en una mala posición, ¿Cómo pasó? Misterios de un bebé, pues recordaba que en el chequeo de la mañana todo estaba bien, así que solo pudo pensar su hijo iba a ser un niño travieso. Esa era la razón por la que toda la sala de espera estaba repleta de personas esperando noticias de la rubia, adornos con globos, osos de peluche reposaban sobre las sillas para ser llevados a la habitación de Serena, entre nervios y ansiedad Galaxia miraba por la ventana del segundo piso hacía un edificio cercano, por una extraña razón sentía una energía familiar proveniente de alli, su cuerpo se estremecía cada vez que trataba de acercarse espiritualmente aquella fuerza extraña, un sentimiento de alerta la rodeaba hasta el punto de querer salir corriendo de aquel lugar y desaparecer en la infinidad del espacio.
- ¿Lo sientes? - Miro a Rei de reojo, ella era la única que entendía el sentimiento de la joven guerrera. - Desde el amanecer esa energía aterrizó en la ciudad, pero parece que nadie más la siente.
- Me parece que las outer si, mira a Haruka está en alerta, Hotaru y Setsuna están en una posición donde podrían moverse con facilidad a la salida si se acerca un enemigo y Michiru permanece cerca del pasillo que da al quirófano.
La morena miro a sus amigas, el semblante serio de las cuatro y sus posiciones dejaban en claro que algo sucedía, pero no podía alertar a nadie o se podría generar algún problema. Los minutos pasaban sin noticias de Serena, hasta que sin darse cuenta el llanto de un recién nacido irrumpió entre el silencio que se había formado. Seiya miro a la enfermedad acercarse con una ligera sonrisa indicándole que le acompañara a ver a su hijo. Sus manos temblaban al pensar en su pequeño niño, su corazón latía con tanta fuerza que pensaba podía ser oído por quiénes estuviesen cerca de él. Se acercó al cristal que lo separaba de los cuneros observando al único bebé en ellos, movía sus manitos sobre la manta azulada que la princesa Kakyuu le había obsequiado, una de las enfermeras lo tomo en brazos para sostenerlo y acercarlo más al cristal. Sus ojos se llenaron de lágrimas al verlo, su cabello rubio, ojos color zafiro tan idénticos a los de su madre, para él aquel pequeño era la prueba más fuerte de que podían vencer cualquier cosa juntos, solo verlo le decía que no estaba en un sueño y al despertar aún sería un adolescente infantil perseguido por chicas mientras él trataba de encontrar a su princesa en un planeta desconocido. En ese precisó momento sentía que su vida había tomado sentido.
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Cenizas
أدب الهواةEl Milenio de Plata siempre se vio como el inicio de todo, un reino fuerte protegido por la reina Serenity, pero más allá de su legado se escondían muchas cosas. Artemisa diosa de la luna, hija de Selene y Apolo, fue la encargada de proteger los sec...