Capítulo ✨34✨

105 15 4
                                    

DIMENSIÓN OSCURA

Sintió su cuerpo adolorido, por más que trataba de moverse le era imposible, sus brazos parecían ser apresados por algún tipo de atadura, lo mismo ocurría con sus piernas, por más que trataba de mirar sus ojos solo enfocaban oscuridad. Trato de mover sus manos buscando una forma de liberarse y fue entonces que se dio cuenta de algo curioso, la piel de sus manos ardía como si la hubiesen quemado dejándola sangrante, a su mente vino el recuerdo de su llegada aquel lugar. Recordó como el cuerpo de Nefher se retorcía entre las llamas mientras lo que una vez fue Casiopea la devoraba uniéndose a su núcleo, aquella escena helo su cuerpo, la sangre derramada en el suelo se esparcía lentamente hasta tocar sus pies descalzos, sintió verdadero asco de sentir aquel liquido carmesí contra su piel, Casiopea sonreía mostrando sus labios llenos de sangre, sus dientes blancos manchados eran la prueba de su pecado.

– ¿Sorprendida princesa? – No respondió, uno de sus ayudantes la golpeo obligándola a caer de rodillas, sintió verdadero terror al verla acercarse, se preguntaba si al final se equivoco y no esperaría. Casiopea toco su pecho, una luz azulada brillo con gran fuerza iluminando toda la habitación, esa misma luz arremetió contra sus enemigos enviándolos lejos de ella, el poder de su padre la protegía al igual que la energía del cristal de plata. – Me convertí en este ser desagradable hasta para mi con tal de obtener el poder que posees y despertar a los demonios del caos que duermen en lo profundo de la tierra, romper el sello de Elysion y destruir a su guardián.

– No podrás conseguir tu objetivo. – Kousagi le sonreí altaneramente, su sonrisa le recordó a su antepasado, aquel que la hizo a un lado. – No permitiré que consigas tu cometido, no tendrás los dos cristales, no abrirás el cristal dorado de Elysion, no lo permitiré.

– ¿Qué vas hacer? No les advertiste. – Kousagi se tensó al sentir como algo subía por sus piernas, quería mirar pero el pánico se apodero de ella, el siseo de las serpientes le hizo estremecer, la sensación de la mordida comenzó adormecer su cuerpo. – Ellos saben que no puedo tener ambos cristales, pero fallaste, nunca les dijiste el porque y dudo que recuerden la razón.

Las luces se encendieron confundiéndola, observo la puerta abierta, Casiopea se encontraba allí una vez más, mirándola fijamente, fue en ese momento que pudo notar vestía su traje de princesa, su vestido azulado estaba manchado de sangre, trato de ver sus manos dándose cuenta que habían sido quemadas mientras estuvo inconsciente. Se maldijo internamente, no quería ese panorama para ella, pero ahora entendía como se sintió su hermana Kaoru cuando fue apresada por ella y apenas pudo ser rescatada por su padre, aunque ella había tenido una suerte diferente, Endimión no la había tocado como a su hermana, esa había sido la razón por la cual no permitió que Sailor Moon y sus amigas perdonaran la vida del que una vez fuese el llamado príncipe de la tierra, pues los hechos se repetirían, así como su madre tuvo ese destino para posteriormente tenerlo su hermana mayor años más tardes, ese simple hecho fue el detonante para ir primeramente por el una vez libero a Sailor Plut, salvaría así a su hermana de aquel trauma del que no pudo ser rescatada a tiempo en el futuro, aunque si hubiese sido más rápida posiblemente Serena no habría pasado por lo mismo, pero lastimosamente no podía intervenir en ese momento preciso debido a su deber en el Milenio de Plata del siglo XXX.

– Estas sola Casiopea, como siempre. – La reina sonrió divertida, paso sus manos por su cabello alisándolo un poco, Kousagi movió su cabeza a un lado tratando de alejarse de ella sin éxito. – No esta Endimión ni nadie más.

– En este momento no importa eso, cuando tenga lo que deseo todos esos demonios estarán a mis pies, así como las sailor pidiendo piedad y quizás les de una oportunidad para unirse a mi cuando obtenga ambos cristales. – La princesa no respondió, se limitó únicamente a mirarla. – Princesa has fracasado, pero sabes te diré algo, cuando te mate por fin, me asegurare de que esa niña muera y no sufra en el pasado en manos de Metalia y la reina Beril, lo prometo, será mi regalo.

CenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora