Capítulo ✨36✨

94 14 3
                                    

Aun no podía asimilar todo lo que estaba ante mis ojos, recordaba el Milenio de Plata claramente pero ver la imagen de mi antiguo hogar en ruinas no era algo que en definitiva quisiera ver todos los días, los escombros de aquella batalla donde mi vida y la de todos los que amaba termino aun me causaban escalofríos. Podía sentir una energía oscura rodeándome, no era como Rei para sentir ese tipo de cosas, pero en ese momento podía percibir su presencia mientras caminaba entre las ruinas, quería tratar de sentir a la reina Serenity, pero me era imposible, el cristal de plata no reaccionaba, eso solo me indicaba que este lugar no era mi antiguo hogar, Amy estaría orgullosa al saber que pude darme cuenta yo sola que era una ilusión para confundirme. Pateo una pequeña roca, esta golpeo uno de los pilares más cercanos. Me concentro en buscar una salida pero no podía ver alguna y la puerta que use para llegar había desaparecido en el momento que termine aquí, así que volver por el mismo lugar por donde llegue no era una opción factible, me sentía como un ratón en un laboratorio de biología siendo observado para descubrir algún comportamiento nuevo, así que podría decir que yo era el ratón de laboratorio en el terreno de Casiopea.

– ¡Fuego de marte, enciéndete! – Escuchar la voz de Rei me tomo por sorpresa, pero eso no fue todo lo que me sorprendió, sino el hecho de que su ataque fuese directo contra mí. La mire aparecer entre las sombras, sus ojos de un profundo mar oscuro y su traje rojo era tan negro como la noche, ella no era mi amiga, pero por una extraña razón mi corazón me decía que sí lo era. – Princesa Serenity, entrégame el cristal de plata.

– ¿Quién eres? – Me puse en guardia al verla preparar un nuevo ataque, conocía la fuerza destructiva del poder de mi amiga, si era capaz de golpearme saldría mal. Su ataque ardiente roso mis brazos mientras buscaba huir, el ardor me carcomía la pie. - ¡REI!

– Antes era mi nombre... - Su frase me hizo comprender la situación, mi amiga cayó bajo el poder de Casiopea. – Pero ahora soy libre para servir a una verdadera reina, no a una princesa llorona.

Corrió hacia mi trate por todos los medios pero fue imposible, me sostuvo de ambos brazos, sus manos contra mi piel se sentía caliente hasta el punto que el calor atravesaba mis guantes. Busque soltarme al forcejear con ella sin éxito alguno, recordé los breves entrenamientos con Lita, usando todo mi peso corporal la empuje hasta que ambas caímos al suelo, logro soltarme de su agarre al instante. Llevo mis manos a mi frente tomando mi tiara lunar.

– No quiero hacerlo. – Ella parecía no reaccionar, sus ataques eran cada vez más constantes y poderosos, me cansaba tener que huir de ella al no tener el valor de defenderme y herirla. Sin embargo, en este momento no veía una solución distinta que no fuera enfrentar el problema. - ¡Tiara lunar, acción!

– ¡Saeta llameante de Marte! – Di un salto hacia atrás cayendo sobre un montón de escombros, mire al rostro a mi amiga, su expresión era tan fría y sombría que me era difícil creer que esa persona ante mi fuese mi amiga Rei. Me cubrí con ambos brazos al no poder levantarme y ver un nuevo ataque contra mí. Pero por una extraña razón no me golpeo, el fuego se desvaneció a centímetros de mi rostro. – Se-re-na...

– ¿Rei? – Me levanto al escuchar su voz, su cuerpo temblaba mientras sus ojos regresaban a la normalidad, esa si era ella, la Rei con la que siempre discutía, me observaba en ese instante sintiendo culpa. Corrí a su lado sosteniéndola entre mis manos. – Que alegría.

– No tengo tiempo, - Rei me miro a los ojos fijamente. – Escúchame si continuas por este pasillo llegaras nuevamente al salón principal, Kousagi no está en esta dirección.

– Entonces Seiya... - Verla asentir me causo alivio, eso significaba que a estas alturas ellos debían estar de regreso. – Debes venir conmigo.

CenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora