Capítulo ✨ 31✨

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Pov. Setsuna

Hasta el día de hoy seguía pensando en como no pude salvar a la pequeña dama o mas importante, darme cuenta de las verdaderas intenciones del príncipe Endimión, quizás en lo mas profundo de mi ser seguía pensando que él no sucumbiría al pasado y traicionaría a la persona que supuestamente llego amar en ambas vidas. Además no podía evitar sentirme mal por Orión y la princesa Iris, fueron quienes mas perjudicados estuvieron aquella vez, nuestra princesa en cambio obtuvo una vida basada en mentira, muchas veces intervine pidiendo le quitaran el sello a ella y sus guardianas pero la reina era tan temerosa que prefería verla llorar en sueños, mirar su mirada triste y vacía que darle lo que su corazón anhelaba con fuerza, Iris era quien sin darse cuenta de la realidad daba una oportunidad de ser feliz a mi princesa y en el fondo agradecía que eso fuese así. Apenas podía recordar el motivo del porque esa pequeña estaba aquí, parecía que yo misma me encargue de bloquear ese detalle del pasado o algo estaba pasando con mi antiguo yo hasta el punto de no tener idea de nada, tal vez la niña bajo el cuidado de Seiya tendría la respuesta.

Cierro mi libro al oír algo caer, la joven que me saco del tormento del corredor del tiempo había dejado caer una taza de mi vajilla de porcelana inglesa, eso me trajo el recuerdo de Hotaru al hacerle lo mismo a Michiru hace muchos años. Contuve un jadeo al ver como al recoger los pedazos de la taza estos flotaban en círculos volviendo a unirse, parecía que nada había ocurrido hace unos segundos. Me detengo al mirar su sonrisa apagada, era como si ella ocultara algo del resto, suspire, no podía hacer nada si ella seguía sumida en sus pensamientos y me ocultaba cosas.

– En casa siempre las rompía. – La miro con atención, era la primera vez que decía algo que no fuese sobre destruir al enemigo. – Mis padres tenían un juego de tazas traídas de Francia por mi tía y cuando era pequeña las fui rompiendo una a una, al final tuve que aprender hacer esto, es como...magia.

– ¿Por qué me dices eso? – La sonrisa melancólica en su rostro se borró, me arrepentí de haberle preguntado eso. – Lo siento.

– Solo recordé, han pasado dos días. – Deja la taza a un lado, la miro ir hacia la ventana, afuera estaba oscuro una vez más, suponía que las sailor estaban luchando, podía sentir como Nefher convertía mas seres humanos en demonios para localizar a mi princesa y su hija. – Aun no han venido.

– Aunque Haruka me viera, es difícil que confié. – Bebo un sorbo de mi té de manzanilla. – Dime tu nombre al menos.

– Creí haberlo dicho. – Se sienta ante mi sin apartar la mirada del título de mi libro. – Conozco ese libro, mi madre lo leía antes de dormir, los cuentos de los hermanos Grimm, me gusta el de la reina de las nieves.

– Es alguien solitaria, no es de mis favoritos. – Se encoge de hombros no sin antes darme una última mirada, sentía que deseaba decirme algo, pero no se atrevía. – Kousagi, ese es mi nombre.

Casi escupí mi té en su rostro al escuchar su nombre, no sabía porque razón no pude evitar recordar a mi princesa y Seiya. Ella parecía divertirse por mi expresión. Entonces algo asalta mi memoria un pequeño fragmento de una vieja conversación, era de la última vez que pude saber de mi reina y Tokio de Cristal antes de que Endimión se volviera loco al unirse a Nefher.

"Su nombre es Kousagi".

– ¿Eres su hija? – Me da una sonrisa, que si esperaba fuese su respuesta no me agradaba. – Por favor dime.

– El futuro cambio al morir la pequeña dama o quizás antes, en el momento que... - El sonido del timbre nos interrumpió, si en este instante era que ellas venían a vernos después de dos días comenzaría a creer seriamente que de verdad era como decían nuestros enemigos: eran unas impertinentes en momentos importantes. Me dirigí abrir la puerta dándome cuenta que Haruka, Rei y Amy eran quienes encabezaban el grupo, Mina se mantenía al lado de Lita y Michiru, busqué a Hotaru, pero supuse estaba con la princesa, Seiya también estaba aquí con ellas en compañía de una chica idéntica a él, la conocía, era su hermana gemela, eso había logrado saber al mirar por un momento en el curso del tiempo. Me hago a un lado dejándolas pasar, mi compañera hizo una reverencia hacia ellas en señal de respeto, era alguien muy educada.

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