Serena abrió sus ojos al sentir un fuerte dolor en sus extremidades, trato de moverse sin éxito, en ese instante pudo notar como sus muñecas y tobillos estaban encadenados a una cama, su broche de transformación no se encontraba y la ropa que usaba en el campamento le había sido arrebatada dejandola solo con su ropa interior. Quería levantarse al verse en ese estado tan humillante, sentía vergüenza y al mismo tiempo su cuerpo le dolía como si hubiese recibido golpes, fue en ese momento que algo más llamo su atención, la ropa interior no era la misma que estaba usando anteriormente.
— Despertaste. — La voz de Darien le causó un escalofrío, lo miro salir de otra habitación la que supuso era el baño pues traía el cabello húmedo. — mi idea no era hacerte mía inconsciente pero no pude evitarlo.
— ¿Por qué lo hiciste? — Su voz se quebraba al hablar, sus ojos color zafiro se inundaron en lágrimas. — ¡Porqué!
— Eres mía, mi futura reina y ahora mi mujer. — Se acercó a ella para acariciar su mejilla, sin embargo Serena escupió su cara. — ¡Maldita idiota! — Una bofetada y un apretón en su barbilla le hizo sentirse peor. — Aprenderás que debes obedecer nuestras reglas.
— Darien, por favor...— Una sonrisa adornó sus labios.
— Que lindo es ver cómo me suplicas. — Se alejó para salir de la habitación. No lo miro, solo cerro sus ojos llorando amargamente, quería estar con sus amigas y Seiya. Deseaba pensar que era falso todo lo que él le había dicho, en ese momento solo podía sentirse sucia y avergonzada.
Darien caminaba por el pasillo del departamento, cada pasado que daba le llevaba a un ambiente diferente, la luz se hacía más débil hasta llegar a un salón decorado con rosas negras y azules, el trono en medio de un color cobre era cubierto por una tela gris de seda, se acercó arrancandola. Los pasos de su compañera le alertaron.
— ¿De verdad la hiciste tuya? — Su sonrisa divertida le hizo reír. — Vaya has sido cruel.
— Necesitamos que se siente con miedo y el cristal de plata se debilite. — Una abertura se abrió a sus pies, un pilar blanco emergió, en el se encontraba el cristal de plata dentro del broche de Serena, una pequeña burbuja de poder protegía el cristal de plata, Darien trato de tomarlo pero una descarga de poder hirió su mano. — Aún tiene fé.
— Debemos romper su fé. — Le abrazo por la espalda. — Hemos perdido a Uranus.
— No por mucho tiempo, sin Serena no podrán hacer nada.
Siguió mirando el cristal de plata, su destino comenzaba a concretarse, recordaba el pasado y como la reina Serenity arruinó sus planes al desterrar al Negaverso, sin embargo recordaba aquel hombre y la furia en su mirada mientras atacaba buscando defender a la princesa de la luna, pero su ira le había enloquecido y simplemente acabo muriendo condenando así su existencia para la eternidad.
— Orión debe estar ardiendo en el infierno. — El cristal de plata comenzó a brillar intermitentemente, su luz rosa parecía un pequeño faro en el salón. — ¿Qué sucede?
— ¿Lo tocaste? — Negó. Ambos retrocedieron al ver cómo la magnitud de la energía aumentaba lanzandolos lejos para finalmente dejar de brillar y desparecer. — ¡Busca el cristal!
Darien observaba con miedo como el pilar dónde una vez estuvo el cristal ahora se derretía esparciendose por el suelo del salón hasta sus pies.
— Es imposible. — Corrio a la habitación donde Serena se encontraba dándose cuenta que ella estaba desmayada. — Si no fue por ella, ¿Qué pasó?
— No lo sé, pero si es lo que tememos lo mejor es que salgas y busques el cristal de plata, no dejaré que ese maldito vuelva arruinar mis planes.
Seiya observo al cielo buscando una señal que le indicara dónde podía estar Serena, Iris le ayudaba en la búsqueda. Ambos habían dicho que se quedarían atrás pero una vez que las sailor y su hermana desparecieron, decidieron buscarla.
— Una estrella fugaz. — Un escalofrío recorrió su cuerpo al ver lo que Iris señalaba en el cielo, aquel resplandor rosa y plateado él lo conocía perfectamente. Un pequeño polvillo comenzó a caer sobre ellos llenandolos de un sentimiento de calidez que recordaba de algún lugar pero sus recuerdos estaban confusos. Iris tomo su mano dandole un apretón suave.
— Vamos, bombón me está llamando. — La menor sonrió levemente al notar el lazo que ambos compartían. Seiya la subió a su espalda y comenzó a correr siguiendo su instinto. Iris se abrazo a su cuello con fuerza cerrando sus ojos al darse cuenta que él era cubierto por una luz dorada que lo elevó como una estrella en el firmamento. No tenía miedo, confiaba en él y que podía ser capaz de recuperar a su hermana y quizás cuando estuviesen más tranquilos poder decirles todo sobre su llegada al futuro.
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Rini abrió sus ojos levemente al sentir el poder de su madre, gateo por la cama hasta caer del suelo, gimió sintiendo el ardor en algunas de su heridas. Yaten abrió la puerta de la habitación dejando caer la charola con las medicinas y el agua que traía para ella, corrió hasta la pelirosa tratando de ayudarla, pero la joven luchaba entre sus brazos.
— ¡Mamá! ¡Por favor debemos ir con mamá! — La contuvo lo más que pudo entre sus brazos hasta que finalmente sus fuerzas fueron fallando y acabó desmayada de nuevo en sus brazos. Yaten alejo algunos mechones de cabello de sus mejillas.
— Lo siento pero si te dejo ir allí morirás. — Escondió su rostro entre sus cabellos aspirando su aroma a vainilla. Cerro sus ojos deseando que su hermano pudiese salvar a la princesa o Darien y aquella mujer destruirían todo lo que sus amigas habían protegido durante tantos años.
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Muchas gracias por leer, hasta el siguiente capítulo.
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Cenizas
FanfictionEl Milenio de Plata siempre se vio como el inicio de todo, un reino fuerte protegido por la reina Serenity, pero más allá de su legado se escondían muchas cosas. Artemisa diosa de la luna, hija de Selene y Apolo, fue la encargada de proteger los sec...