Agradecimientos

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Verme cara a cara con este libro luego de siete años de haber dado el primer plumazo para drenar la rabia, no ha sido tan sencillo, pero ha sido un viaje fascinante y lleno de cosas que no sabía que existían. Fue un viaje lleno de altos y de bajos, de lágrimas, de tormentos, de risas, de sexo, de noches, de café y cigarros, de música y de muchas cosas que realmente no sé si llamarlas inspiración o casualidad.

Gracias infinitas a Alejandro. Mi mejor amigo, mi confidente, cómplice y hermano. Gracias por apartarme siempre del borde del balcón cuando quería lanzarme. Ahora que estamos separados de cuerpo, pero juntos en espíritu, te agradezco aún más por estar conmigo. Te amo, hermano. También a mami Fátima, Carlitos, Ámbar, Neida, Nathy, Dulce AKA Sweet.

Yessley, Betania, Yesibeth: a pesar de todo, las llevo en mi corazón siempre, como ese trío de amigas que siempre me permitieron saber que se sentía ser mujer y comprenderlas. Chiqui, Ale, Sonia, Fátima, Xavi y Javi: mi familia adoptiva que amo con todo mi corazón, y gracias a ustedes también les debo esto. Yadi y Luis: mis papás jóvenes. ¿Se dieron cuenta lo que es tener hijos conmigo? Es mucho más fácil de pequeños. Gracias por tanto y perdón por tan poco. Gracias por ser parte de esto.

Alexander Simoes: gracias por tanto. Sin ti, sin tus canciones, sin todo lo vivido y sin todos esos momentos que fueron únicos, esto no se hubiese hecho realidad. Gracias por todo el amor, paciencia y cariño que me tuviste, me tienes y sé que me tendrás. Fuiste un pilar fundamental en todo este proceso, en este proyecto, en estas palabras. Fuiste mi catarsis, mi inspiración y sobre todo mi refugio cuando la tormenta mental amenazó con destruir el puerto más importante de mi vida: mi cordura. 

Antonio: no tengo palabras. Gracias por todo. Por tus consejos, palabras, regaños, comida y por esa insistencia en siempre hacerme beber cuando no podía hacerlo. Te agradezco por tenderme una mano cuando estaba justo al borde del acantilado. Mereces más de lo que tienes. Te quiero.

Christian: un sol en la tierra y en mi vida. Gracias por creer en mí y apoyarme a salir del closet literario en el que estaba metido. Te quiero.

Alfredo: desde que te conocí, supe que eras de esas personas que se quedan engrapadas al alma para siempre. Gracias por creer en mí, por hablarme, por sacarme una sonrisa, por darme ese amor de hermano en la distancia. Te quiero, te aprecio y sobre todo te admiro. Gracias por todo.

Ángel Mendel: gracias por todo. Por esos consejos, regaños, guiarme por un viaje tan grandioso por toda la república mexicana y por enamorarme más de tu tierra. Gracias por todo y por apoyarme en la distancia. Te quiero, grande y bonito.

Wendy: mi superheroína. Te extraño cada día que pasa. Gracias por todos los consejos milenarios que me has dado y sigues, a pesar de la distancia. Pronto también alzarás la copa de la victoria conmigo.

A mis teachers favoritas de la historia: Marielba, por el amor que me diste y enamorarme de un idioma diferente al mío. Diana: eres un ser lleno de luz. Deseo abrazarte mucho. Gracias por llenarme los oídos con tus historias, eres la Valentina Quintero del Alcalá. Yhorimar: gracias por creer en mí. Yeins: madre, aunque aquí la biología se rompe y desde luego muchas reglas, te debo todo el amor que me diste.

A Luis Bond: escribí esto con una imagen es mi mente, de ti y de mí, en una silla de director de cine, con un café y diciendo corte muchas veces. Quizás no es tu copa de té, pero gracias por ser uno de los pocos profesores que me enseñó a amar el arte, a tener pensamiento y criterio propio, a pensar en la representación cinematográfica cada vez que escribo algo. ¡El rock and roll va a estar bueno!

A Nicolás, por hacerme perder la cabeza e inspirarme con sus historias a escribir sobre dramas y amor. Mereces el amor que quieres siempre dar, amigo. Va por ti. Gabriel, Néstor, Ángel, Gabito, Rafael, Jonas, Renan: gracias por todo el apoyo, por quererme y sobre todo por darme esa dosis de paz que necesitaba en este proceso. Desde Venezuela, pasando por Colombia, Chile, Brasil, Argentina y llegando a México: gracias totales.

A Brian Dix por darme bofetadas literarias cada vez que me ponía por menos y dudaba -y sigo dudando-de mi talento. Gracias por compartir toda tu sabiduría conmigo. Eres mi ídolo y espero que, cuando sea grande, ser como tú.

A mis primeros lectores: Alva, Belém, Jean, Christian, Alfonso, Ronny, Bárbara... Gracias a ustedes por estar conmigo en este viaje. Les debo mucho.

Familia, padres, otros amigos: tal vez no es este el mejor (y no lo es) libro que pueda existir, pero gracias por entenderme y amarme.

Yo, Ibrahim Cooper Donde viven las historias. Descúbrelo ahora