Seguían ambos en su pelea. Ninguno iba a dar ni un paso atrás.
A Black le emocionaba pelear en serio con alguien luego de tanto tiempo. Era probable que sea por el cuerpo del saiyan de la tierra.
Pero lo que más le exaltaba era que Granola al fin estaba mostrando su verdadero poder. Nunca lo había hecho, siempre se mantenía escondiendo la mayor parte de su potencial pero ahora, era emocionante ver que no se estaba guardando nada.
—¡Bien, corazón, me encanta esto!
—¡No es para que lo disfrutes, idiota!
—¡Es lo único que logras, este enfrentamiento es tan excitante, tan emocionante! ¡Mi cuerpo de saiyan pedía a gritos una pelea como esta!
Granola gruñó al oír eso. Por eso le enredó su bufanda alrededor de sus manos y lo atrajo hacia él.
—Óyeme bien, desgraciado, deja de hacerte el chistoso conmigo porque las pagarás caro, ¿Me oíste?—jaló con más fuerza e hizo volar al moreno, pero este sacó su afilada cuchilla de ki y se desató antes de ser azotado contra el suelo.
—¿Pero por qué estás tan enojado?
—¿Por qué? ¡¿Por qué?! ¡Porque quieres hacer lo que se te pega en gana, porque me tomas del pelo, juegas conmigo como con un chiquillo! ¡Black, quiero acabar con esto ya, me estoy muriendo por dentro y solo empeoras las cosas dentro de mi cabeza! ¡¿Quieres saber por qué despierto con esas grandes ojeras o por qué me levanto en medio de la madrugada?!
—La verdad es que si no me dices no puedo entenderte.
—¡Porque los saiyans me han causado esto, me están carcomiendo la mente, pienso que sería mejor que yo no hubiera sobrevivido! ¡Solo tenía diez años! ¡No quería quedarme solo, no quería que mi madre fuera asesinada! ¡No quería tener esa misma pesadilla una y otra vez, noche tras noche! Solo quería vivir feliz... solo quiero ver de nuevo a mi madre... perdí el cariño de mi abuelo solo por esto...—amargas lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas, del enojo y la frustración, también de la tristeza que representaba recordar como perdió a su madre—Estoy hecho una mierda por dentro y solo quisiera poder librarme aunque sea de uno de mis problemas. Quiero morirme, Black... pero también quiero librar a todos de esa maldita escoria albina. Y no estoy jugando, de verdad deseo matarlo y poder vengar a toda mi raza. Pero en serio, yo no pedí esto, no soy feliz, he crecido lleno de odio y solo por esos malnacidos. Desearía nunca haber conocido el dolor ni la maldad de las personas...
Black, en todo el tiempo que estuvo con él, jamás lo había escuchado quejarse de esa manera, tampoco había oído desquebrajarse su voz. Nunca había visto sus ojos llenos de lágrimas inyectadas en dolor. Se acercó lentamente hacia donde él se encontraba flotando.
—Corazoncito...—Granola lo miró al oír que lo llamaba, levantando la cabeza mientras que con una de sus manos limpiaba su mejilla derecha—Yo... lo siento...
—¿Qué?—preguntó incrédulo al oír su disculpa.
—Que lo lamento... no tenía idea de que tuvieras esos pensamientos ni que te guardabas todo eso.
Granola se le quedó viendo unos segundos.
Black se acercó más y solo con sus dedos tocó una de sus mejillas, haciendo que lo mirara sin entender muy bien porqué le permitía hacer eso.
—Vamos, corazoncito, no llores—con su pulgar limpia ese rastro cristalino que se encontraba en su mejilla izquierda. Granola tenía sus cachetes con un tono rosa en ellos—Deberías cambiar un poco tu mentalidad... te haces daño tú solo diciendo que quieres morirte.
—Pero...—Black se acerca más a su rostro—¿Qué haces?—Su tono de voz se oía tranquilo, no entendía que hacía, pero tampoco le estaba molestando su cercanía.
—Nada en especial... —sus labios se encontraban a escasos centímetros, un pequeño movimiento y se pagarían por completo—Solo espero me perdones por esto... pero, me están comiendo las ganas de hacerlo desde hace tiempo.
Sus respiraciones se volvieron una sola, estaban muy, pero, muy cerca, ya no había marcha atrás y Black lo sabía bien. Tomó su rostro con ambas manos y en un abrir y cerrar de ojos unieron sus labios en un beso.
El menor se notaba inexperto, pero Black lo guiaba mientras tomaba el control total de la situación. Abrazó su cintura, la cual hasta hace unos momentos fue como estar al borde de un gran abismo de pecados que no podrían ser expiados, con solo tocarla caería en lo más profundo de ese agujero.
El aire se agotaba, cosa demasiado molesta para el moreno quien quería seguir pegado al peli-verde. Al sentir que Granola empezaba a desesperar un poco se separó por completo. Dejando que recuperara por completo el aliento que le robó Black junto al beso.
—¿Y bien? ¿Te gustó?
Granola jadeaba, exhausto, más que por la pérdida de aire, por la pelea que aún libraban hace unos momentos.
—Yo...—su sonrojo en las mejillas no se iba con nada. En tan solo unos segundos le había quitado el habla por completo.
—Bueno, tranquilízate y me alcanzas—estaba por irse, pero Granola tomó su mano deteniendo al mayor.
—Black, yo... quizás me he portado muy mal contigo pero...
—Oh, no te preocupes, Granola, te estuvimos agobiando entre Oatmeal y yo...
—¿Puedes seguir... diciéndome así?
—¿Así cómo? ¿Corazón?—El menor asintió con su rostro aún más rojo que antes—Jum... no pensaba dejar de hacerlo, corazoncito de melocotón—se acercó de nuevo y le dio un beso cortito en los labios ya rojos del menor por el anterior beso tan apasionante que le robó.
El peli-verde aún estaba exaltado por todo lo que pasó en cuestión de minutos.
Si hace un momento su interior era un caos, lleno de tormentas monstruosas, ahora solo había una lluvia tan suave que calmaba la tempestad que había allí.
—Black... te perdono. No era tu intención lastimarme—eso último hizo que algo se revolviera dentro de la conciencia de Black, sabiendo la verdad de todo ese asunto.
—Te lo agradezco...
—¿Puedes darme otro?
—Por supuesto que sí—le dio un tercer beso, el cual estaba cargado del peso emocional que tenía Black.
Sin saberlo, había acabado con el enojo y la intranquilidad de Granola. Este sonrió sin darse cuenta, tenía una extraña sensación en el estómago, no la conocía ni la había sentido antes pero lo hacían sonreír.
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𝕿𝖗𝖆𝖙𝖔 𝖈𝖔𝖓 𝖊𝖑 𝖉𝖎𝖆𝖇𝖑𝖔 •~𝔅𝔩𝔞𝔠𝔨 𝔵 𝔊𝔯𝔞𝔫𝔬𝔩𝔞~•
FanfictionUn trato es un trato, primor. Se sentenció de por vida al haberlo conocido. Destruyó parte de su vida al estrechar su mano con la de ese ser tan misterioso. Vendió su alma al mismo diablo al haber hecho un trato con él. Pero aún así... Permanecía co...