- Weona, ¿ese de ahí es Sierralta?
- ¿Quién es Sierralta? - me miró confundida.
- ¿Cómo tan bruta? - le pegué un codazo por su falta de cultura - Sierralta po, juega en la selección. El que parece vikingo.
No caché qué me respondió porque toda mi atención estaba en el Pancho. Si bien estaba de espaldas, cada tanto se giraba para hablar con la chica que tenía al lado dejando ver su cara y su icónico moñito, estaba claro que sí era él.
Andaba con la Paula, su polola, la mina era como modelo, o diseñadora, no sé, pero era una flaca estupenda, se destacaba mucho. ¡Más encima pelirroja natural! Era perfecta la cabra.
Él se sacó su chaqueta y se la puso por encima de los hombros, pero la mina parece que se enojó, porque le dio un manotazo para que se alejara, se paró y dejó al rucio ahí, marcando ocupado. Se pasó las manos por el pelo, frustado, y se levantó para ir tras ella. Lo seguí con la mirada hasta que salieron del Arena Monticello.
- Voy al baño – anuncié sin pensarlo mucho y me puse de pie.
- Pero weona, fuiste recién - me contestó la Caro.
- Es que quiero ir de nuevo - mentí para dejarla tranquila.
Me agaché para no taparle el espectáculo de los demás asistentes y apuré el paso hasta la puerta. Casi toda la gente estaba dentro del show, así que no me costó divisar el pelo de la colorina detrás de un poste. Me acerqué despacito para darles cierta distancia, lo suficiente como para escuchar sus voces pero sin que se percataran de mi presencia. Estaban discutiendo, y heavy.
Sierralta's POV
- Es que no te entiendo, ¡siempre es lo mismo! - le grité enojado - Nunca estai conforme con nada.
- No puedes comparar esto con Europa, Francisco, ¿cómo se te ocurre traerme acá? - alzó la voz ella también, cruzándose de brazos.
- No se parece a Europa porque estamos en Chile - dije despacio para que me entendiera - en Chile.
Nos gritamos un par de cosas más hasta que la Paula se choreó y se fue. Tenía que darle tiempo nomás, la conocía de toda la vida y sabía que cuando se enojaba era chispita, sobre todo cuando le contestaba. Había que dejarla sola y se le iba a pasar.
Cuando llegamos al casino ya estábamos medios peleados, hace unos días tuvimos otra discusión fuerte porque no voy a poder pasar la Navidad con ella en Londres, y se me ocurrió que si salíamos hoy se lo podía recompensar. Había un desfile de modas, yo estaba más aburrido que la cresta pero a ella le gustaban estas cosas.
No me gustaba esto de que peleáramos tan seguido, nosotros no éramos así. Tampoco me agradaba la idea de haber dejado que se fuera manejando sola, más encima así de alterada. Me metí la mano en el bolsillo para sacar mi teléfono y escribirle que me avisara cuando llegara, para saber que había llegado bien.
No lo encontré. Me revisé los otros bolsillos del pantalón. Tampoco estaba.
- Puta la wea - exclamé, total estaba solo. Había dejado el celular en el bolsillo de la chaqueta, la misma que la Paula se llevó puesta - ¿Qué mierda hago ahora?
Una voz de mujer me hizo girarme:
- Oye, ¿estás bien? - entonces salió la dueña de esa voz desde detrás de una muralla. Caminó lento hacia mí.
- Sí, lo que pasa es que mi polola se llevó mi teléfono y... - le respondí de forma brusca; respiré para intentar calmarme, ella no tenía la culpa de lo que pasó - y ahora no tengo como llamarla, quiero saber si llegó bien.
- ¿Te paso el mío? - extendió el brazo con su celular en la mano.
- Gracias - acorté la distancia entre nosotros para tomar el teléfono. Marqué un par de veces pero no pude escuchar si alguien contestaba al otro lado de la línea.
- Hay mucho ruido aquí - agregó ella - ven, vamos a un lugar más piola.
Entonces me tomó de la muñeca y me condujo por el pasillo hasta el salón de juegos. ¿Qué onda? ¿Para qué me traía acá si había más ruido que afuera?
- Buenas noches – saludó al encargado de la entrada y le mostró la muñeca – tengo pulsera platinum, ¿podemos pasar al salón privé?
- ¿Y él? – preguntó.
- Él viene conmigo – respondió, y sin darle tiempo a decir nada más, me agarró del brazo y me llevó adentro. Fue buena idea venir, el salón privé era una pequeña cafetería donde los socios del casino podían venir a descansar, estaba muy tranquilo el ambiente.
- No pienses que soy ludópata – me contó una vez que nos sentamos – es que tengo una prima media VIP, me colé con ella. Ah, el teléfono... - lo buscó en su carterita y me lo pasó.
Intenté llamar a mi propio número por si tenía suerte.
- Sí, llegué bien, ahora déjate de insistir por favor, quiero dormir - dijo la Paula apenas me contestó. Cortó.
Alejé el teléfono de mi oreja con cierto pesar, ¿por qué tenía que andar tan insportable? Se lo devolví a esta mina que me estaba ayudando.
- Gracias - le volví a decir - oye, ¿sabes si puedo arrendar algún auto por acá? Es que mi polola se llevó el mío y me tengo que devolver.
- Pucha rucio – me miró preocupada - es que todavía estás medio agitado, no creo que sea buena idea que manejes así.
- ¿Y algún servicio de taxis? - en verdad lo único que quería era irme para la casa.
- ¿Por qué no te quedai un ratito mejor? Te apuesto que si te devuelves altiro ella se va a enojar más, tú le vas a responder y va a quedar la escoba de nuevo.
- Sí - le di la razón - mejor me quedo a dormir acá, voy a ir a pedir una pieza.
- ¿Y tienes tu billetera? - se rió un poco. No entendí por qué lo hacía hasta que me metí las manos en los bolsillos y, claro, se me había quedado en la chaqueta también. Así que andaba sin plata, sin documentos, sin celular.
Antes de que perdiera la compostura, ella volvió a hablar:
- Tranqui, yo te pido una - suspiré, esta mina me había salvado - ¿pero no queri comer algo antes? Para pasar el mal rato po.
Dudé un poco sobre como rechazar la invitación. No tengo ganas de quedarme, pero sé que todavía estoy enojado y si me voy al hotel va a ser a puro echar chuchás. Debería calmarme.
- ¿Un tecito? ¿Un café? – insistió.
- Eh... ya po – accedí y le sonreí por primera vez en la noche.
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¿Me creen si les digo que literal fui al Monticello para imaginarme el ambiente? Hfksjd
Tipo "ya, en este lugar de aquí se pueden conocer", "que se muevan por acá, porque al lado está esta otra cosa", etc.
Para que cachen que de verdad le pongo amor a mis novelas :)
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Suéltate (Francisco Sierralta y tú)
FanfictionÉl pensó que le podía mostrar el mundo. Ella le demostró que no había conocido nada todavía. A Sierralta se le mueve el piso cuando conoce a una mina que es un caos con patas. ¿El problema? Que el rucio anda con su polola de toda la vida. ¿Es muy ta...