Capítulo 5: ¿Queri salir?

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Sierralta's POV

El taxi dobló en la esquina para entrar al condominio donde vivían los papás de la Paula. Inspiré hondo, pues sabía que apenas me presentara frente a la puerta mi polola me iba a empezar a putear.

- ¿Me puede esperar? – le dije al taxista antes de bajar – es que después tengo que ir a otra parte.

Golpeé la puerta. Dicho y hecho:

- Ah no, Francisco – se pasó una mano por el pelo y se giró para no mirarme – tengo cero ganas de hablar contigo ahora.

- Hey, ¿puedes dejar de portarte como una cabra chica para que conversemos? – intenté calmarla.

- Si esto para ti es un berrinche de cabra chica entonces no tenemos nada que conversar – se dispuso a cerrar la puerta pero la detuve con una mano.

- ¿Al menos me puedes pasar mis cosas? – señalé el sillón detrás de ella - ¿mi chaqueta?

Se estiró para agarrarla con una mano y me la tiró al pecho. Acto seguido cerró la puerta de un portazo.

- ¡Gracias! ¡Que estés bien! – grité con sarcasmo mientras caminaba hacia el taxi.

- ¿No te fue bien, rucio? – me preguntó el taxista cuando me subí.

- No – contesté a la rápida y le di la dirección de mi casa. Me quedé pensando.

Rucio. ¿Por qué se me hacía conocido ese apodo...? Entonces se me iluminó la ampolleta: ¡La Emilia me dijo así! La mina del Monticello, le tengo que avisar que llegué bien. Me apuré en revisar los bolsillos de la chaqueta hasta encontrar mi celular, tenía un montón de llamadas perdidas de un número desconocido, claro, del teléfono que me pasó la Emi anoche. También había un mensaje más reciente:

+56 9XX-XXX-XXX : Hola Rucio, soy la Emi.

+56 9XX-XXX-XXX : ¿Te paquearon mucho cuando llegaste?

Guardé su contacto: Emilia.

Más o menos.

Emilia: ¿Estai muy bajoneado?

No

O sea, igual me da lata.

Emilia: ¿Queri salir? 

Emilia: ¿o no te dan permiso? Jaja

De repente me encontré a mí mismo sonriendo. Miré por la ventana y negué con la cabeza: esta mina era súper lanzada.

¿Sabes qué? Ya po, salgamos.

Emilia: ¿Cuándo te tinca?

Mañana (?

Emilia: Mañana en el Costanera entonces.

"¿En qué wea me estoy metiendo?", me reí, si conocí a esta mina recién anoche. En todo caso hoy día en la mañana le abrí la puerta de la pieza casi en pelota, así que no tengo para qué ponerme tímido.

Llegué a mi casa a puro dormir y tomar agua. Lo que decía el Arturo del café cargado pa la caña era puro cuento, mi cuerpo me pedía una sal de fruta.

...

Le mandé un mensaje cuando me subí al auto.

¿En qué parte del costanera nos juntamos? 

Suéltate (Francisco Sierralta y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora