- O sea que de verdad queri hacer mierda tu sueldo – observó la Caro mientras caminábamos por el pasillo del mall hacia la siguiente tienda.
- Así es – suspiré derrotada, esto del shopping me había agotado, parecía burro de carga con tantas bolsas y todavía me faltaba pasar a una parte.
Arrastré mis patitas hasta una tienda deportiva. Si bien amaba el trekking, subir cerros y escalar en la naturaleza yo era súper floja para hacer educación física. Pero ahora sí que iba a empezar a hacer ejercicio, como que me llamo Emilia y soy la futura polola de Sierralta.
- ¿Y esto cuesta 30 lucas? – exclamé de la sorpresa cuando le revisé el precio a un peto – pero si es para sopear.
- Shhh – mi prima me hizo callar - ¿quieres que vayamos a otra parte?
- No – me solté de su agarre – me voy a comprar ropa cara para obligarme a hacer ejercicio, síganme para más consejos fit.
Y lo decía en serio, fuera de webeo. Cuando estuviera con toda la flojera tirada en el sillón de mi casa me iba a recordar que ese peto me costó 30 lucas y tenía que darle uso. O al menos así funcionaba en mi cabeza.
- Oye – escuché la voz de la Caro a lo lejos – Emilia, te estoy hablando.
- ¿Hmm? - Alcé la cabeza, confundida.
- Te estoy hablando hace media hora po weon – me reclamó.
- Chucha, sorry – respondí a la rápida y seguí en lo mío.
Mientras la Caro conducía de vuelta a la casa aproveché de meterme en mi celular para buscar a alguna nutricionista que tuviera hora luego. El plan iba en serio, con todo sino pa qué.
...
Me dejé caer en la cama de mi prima, cansada después de un día de trabajo. Ella se quedó parada en la puerta.
- ¿Cómo te fue con la nutri? – me preguntó cerrando la puerta.
- Bien, bien – cerré los ojos, hoy sí que había sido un día maratónico, llevé a otro grupo de turistas a una excursión, me arranqué un ratito para ir a la consulta de la nutricionista, volví a planificar el viaje de mañana... - cacha que igual piola – le pasé la hoja con la pauta alimenticia – yo creo que voy a quedar bien, aunque lo raro es que me mandó el menú para el puro desayuno.
- Aweoná – me pegó un wate y se sentó al lado mío para mostrarme algo en el papel – esta es la dieta para todo el día.
- ¿Pero cómo? – me apoyé sobre mis codos para ganar altura – me voy a cagar de hambre entonces.
Me dejé caer hacia atrás otra vez y moví mis pies en el aire de pura rabia. Pero bueno, si había decidido hacer esto no me podía echar para atrás ahora.
El siguiente paso era el gimnasio. Fui a preguntar a uno el otro día pero me intimidó un poco el hecho de que eran puras máquinas que yo no conocía y la gente entrenaba sola. ¿Y si no sabía cómo usarlas y hacía el ridículo? Me dio la impresión de que entrenando por mí misma no iba a llegar a ninguna parte así que consulté por clases guiadas.
"Pilates online" sonaba piola igual. Busqué unos videos en youtube y las minas eran regias pero el ejercicio era suavecito, parecía bien tranqui. Así que ya po, pagué la mensualidad y me inscribí en los horarios que me acomodaban, lo único "extra" que tuve que hacer fue comprarme una pelota. Esperé toda la mañana ansiosa de que tocaran el timbre de mi casa, se suponía que el envío llegaba hoy y ojalá que lo hiciera antes de mi clase de la tarde. Cuando finalmente llegó el repartidor me entregó una cajita enana, en serio era muy chica, yo pensaba que me había comprado la pelota grande.
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Suéltate (Francisco Sierralta y tú)
FanfictionÉl pensó que le podía mostrar el mundo. Ella le demostró que no había conocido nada todavía. A Sierralta se le mueve el piso cuando conoce a una mina que es un caos con patas. ¿El problema? Que el rucio anda con su polola de toda la vida. ¿Es muy ta...