Alisé mi vestido blanco antes de entrar. Desde aquella noche me prometí que nunca en la vida volvería a usar algo con lo que me sintiera incómoda, y supongo que me siento cómoda causando un poco de caos.
Era un vestido de un corte muy simple, unos tirantes delgaditos lo sostenían sobre mis hombros y tenía una caída hermosísima y suelta hasta un poco más arriba de mis rodillas. Desde mi pecho se extendían hermosos bordados barrocos de pedrería en color oro, y mi clavícula quedó casi desnuda después de recogerme el pelo en un medio moño muy relajado.
Respiré profundo para armarme de valor y me preparé mentalmente para, ahora sí, hacer mi gran entrada. Di unos golpecitos tímidos a la puerta y los mozos desde adentro la abrieron de par en par para mí. Me quedé impresionada contemplando lo bello de los candelabros que hacían brillar los adornos dorados de mi vestido. Flores blancas, violetas y muchas hojas verdes inundaban el lugar, imaginé que la elección de colores tenía que ver con el pelo encendido de la novia.
Suspiré. Había estado tan absorta en mi admiración que contuve la respiración durante varios segundos. Esa exhalación forzada me trajo de vuelta a la Tierra.
Miré a mi alrededor, habían grupitos de invitados conversando entre las bancas. Unas risas exageradas captaron mi atención, caminé hacia ellos cuando los reconocí:
- ¡Hola! - me saludó el Edu abriendo el círculo cuando me vio llegar.
- Tú eres la amiga del Francisco, ¿cierto? - preguntó el Charles con las manos en los bolsillos.
- Sí, soy yo - agaché la cabeza por los recuerdos.
- Qué lata que nunca fuiste a los camarines po - continuó el Edu - te queríamos conocer, el rucio hablaba caleta de ti.
- Edu cállate - le susurró Aránguiz - no seai desubicado.
- Chucha, sorry - se disculpó.
- No, tranqui - intenté sonreirle - hoy vengo de parte de la Paula de todas maneras.
- Ya pero no te bajonees po - dijo el Gary poniéndose a mi lado - si el Pancho nos contó que tú querías entrar a los camarines para sacarte una foto con el Alexis, debe estar por llegar el weon, yo te consigo una.
- Gracias - me reí bajito.
Era chistoso el hecho de que los cabros cacharan algo de la situación pero sin comprenderla del todo. Y siendo honesta lo prefería así, era mejor que pensaran que andaba triste porque no pude sacarme la foto con el Alexis. Tener que explicar "el amor de mi vida se va a casar con otra mujer y yo no puedo hacer nada" era bastante más difícil.
- Si queri te sentai con nosotros - me ofreció el Huaso.
- Sí po, total la Dani no vino - bromeó Vargas generando otra oleada de risas.
- No seai fresco - se metió Menita - la vai a asustar.
- No sé qué te habrá dicho el Francisco - me defendí y recuperé un poco de mi orgullo - pero yo no me asusto tan fácil.
- La Paula debería tener miedo de ti - se rio el Edu - ¿por eso veni de blanco?
- Ooooh - el Pitbull se entusiasmó - si va a quedar la cagá avísame antes, pa grabarlo. Te sentai al lado mío y...
- Ya po cabros - intenté aplacar las risas - agradezco mucho la invitación, pero lamentablemente me tengo que quedar atrás porque me voy a ir antes, tengo otro compromiso - mentí.
- Ah pero el Maripán se va a sentar atrás también po - comentó el Gary.
- Sí po - habló el Memo - si queri te quedai conmigo para que no andes solita.
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Suéltate (Francisco Sierralta y tú)
FanfictionÉl pensó que le podía mostrar el mundo. Ella le demostró que no había conocido nada todavía. A Sierralta se le mueve el piso cuando conoce a una mina que es un caos con patas. ¿El problema? Que el rucio anda con su polola de toda la vida. ¿Es muy ta...