Desperté en una cama que no era mía.
Todavía medio dormida, reconocí que el peso de las tapas no era el que estaba acostumbrada y luego, que estas almohadas eran más blandas.
Conchetumadre.
El sol se colaba por las cortinas blancas de la habitación que cubrían un enorme ventanal. La luz hizo que me despertara por completo e intenté taparme la cara con los brazos para ignorar el dolor de cabeza que empezaba a sentir.
"La caña está brutal", pensé.
Estiré un pie para darme vuelta en la cama y darle la espalda al sol para poder dormir otro rato. Entonces sentí el roce helado de las sábanas contra mi piel. ¿Y mi ropa?
Ahora sí que desperté de golpe. Mi pecho desnudo descansaba sobre una almohada y al parecer lo único que tenía puesto era la parte de abajo de mi ropa interior. Me tensé cuando se me ocurrió la posibilidad de que me hubiera acostado con alguien anoche.
Recogí mi pie con timidez, sin saber si el weon seguía al lado mío, en ese caso lo más digno era irme antes de que despertara.
Me tapé con las sábanas y me armé de valor para girarme. Me alcé sobre los codos y suspiré cuando no encontré a nadie, me dejé caer hacia atrás para seguir quejándome de la resaca.
Estiré la mano para alcanzar mi teléfono, eran las 10 de la mañana. Tenía caleta de mensajes y llamadas perdidas de la Caro.
¿Todavía estás en el baño?
¿Necesitas algo?
¿Te perdiste? ¿Quieres que te vaya a buscar?
Weona, ¿dónde estai?
Ya po, ya terminó el show y me quiero ir.
El host me dijo que te fuiste con un weon a la disco y que pediste una pieza, ¡dale wachaaaa!
Qué plancha lo de anoche. ¿Ahora cómo le explico que me comí con un futbolista?
Me senté en la cama y observé la habitación. Empecé a recordar con culpa lo que pasó a noche:
- "Te comiste con Sierralta"
- "Te comiste con un weon que es famoso, no lo conoces y más encima tiene polola"
- "Después de la disco se vinieron a acostar, pediste dos habitaciones, él durmió al lado".
Eso explicaba porqué tenía 200 lucas menos en la cuenta rut. "Y más encima pagai con cuenta rut", me dije, "qué vergüenza".
Me levanté en pelota a sacar un agua mineral del frigobar y me la tomé al seco, el alcohol me había caído pésimo. Recogí mi ropa del piso para darme una ducha rápida e irme a mi casa, en el camino podía chamullar algo para contarle a la Caro.
Puta no po, no me puedo ir, el Francisco no tiene cómo irse y le dije que le iba a pedir un taxi.
Sentí ruido en la habitación del lado, seguramente se debe estar levantando, así que esperé unos minutos para darle tiempo.
Como si mi conciencia me estuviera empujando contra mi voluntad, caminé nerviosa hasta su puerta. Golpeé despacito, en mi interior esperaba que no me abriera, así no tendría que hablar con él. Pero lo hizo.
- Hola – sonrió todavía con la mano en la manilla de la puerta.
Tenía el pelo mojado y las gotitas se deslizaban sobre su pecho desnudo. Solo llevaba puesta una toalla envuelta en la cintura. Intenté disimular que me iba a desmayar ahí mismo por encontrármelo así.
- Hola – le devolví la sonrisa, agaché la mirada cuando sentí que me empezaba a poner roja – eh... quería saber si necesitas algo antes de irme. ¿Cómo dormiste?
- Bien, bien – se rascó la nuca, seguramente se acababa de dar cuenta de que estaba casi desnudo frente a mí.
- Te iba a dejar pedido un taxi pero no sabía a qué dirección lo necesitas – continué.
- Ah, cierto – se hizo a un lado en la puerta – pasa nomás mientras voy a vestirme.
Entré despacito y me senté en la cama mientras él buscaba su ropa tirada por el piso.
- ¿Quieres que te pida el desayuno antes de que te vayas? – hablé antes de que se metiera al baño.
- Estaría bueno – se asomó – tomemos desayuno acá.
"Tomemos", eso significaba desayunar juntos los dos.
- Ya po – respondí para que se fuera a vestir mientras yo llamaba por citófono.
Al cabo de un rato salió vestido y fue a abrir la puerta cuando tocaron el timbre. Yo saqué el florero de la mesa de centro mientras él recibía la bandeja para poder dejarla allí.
- ¿Está muy fuerte la caña? – preguntó buscando abrir la conversación.
- Más o menos – me reí.
- Toma – me sirvió agua caliente – como dice el Arturo, un café bien cargado y una ducha helada.
- ¿Y funciona? – me dio curiosidad, si lo decía Arturo Vidal debía ser cierto.
- Mírame, estoy como tuna – me guiñó un ojo y siguió tomándose su café.
Suspiré cuando terminamos de desayunar. Eso significaba que nuestra aventura de una noche había terminado.
- ¿Qué vas a hacer ahora? - pregunté.
- La Paula se está quedando en la casa de sus papás en Las Condes, yo cacho que me voy a ir para allá – respondió.
- Ah... - me pasé un mechón de pelo por detrás de la oreja - ¿vamos entonces? Para que alcances a llegar a almorzar.
Asintió y bajamos hasta la recepción para pedir el taxi. Lo esperamos afuera para tomar aire fresco.
- Oye, espera – me tomó por el brazo para detenerme – dime cómo te puedo pagar lo de anoche.
- No te preocupi – le di un golpecito para que se sintiera en confianza.
- En serio, anoche me ayudaste caleta, déjame recompensarte con algo – insistió.
Me dieron ganas de decirle "si queri nos comemos de nuevo", pero nunca tan descarada. Se me ocurrió una idea mejor.
- Te dije que yo te invitaba, de verdad no te preocupes – hice una pausa – pero si queri me invitai al estadio.
- Ya po – se entusiasmó - ¿me das tu número? Para mandarte las entradas.
- ¿Y cómo te lo anoto? - era una buena pregunta, si todo el show empezó porque el rucio dejó su celular en la chaqueta - hagamos algo, dame el tuyo y yo te escribo.
Le pasé mi teléfono para que grabara su número, deseando en el fondo que no me diera un número falso.
- Avísame cuando llegues – le dije cuando me despedí.
- Ahí te cuento cómo me fue con mi polola – se rio.
Se despidió de beso y cerró la puerta del taxi. Revisé mi celular y, efectivamente, tenía un nuevo contacto en WhatsApp: Francisco Sierralta.
¿Esto pasó de verdad?
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Siempre que hay alcohol en un fanfic queda la escoba! Jajaja
¿Alguien tiene una historia de caña moral? ¿Qué es lo más loco que han hecho curadas? Yo una vez me declaré asdfghjklñ.
No se olviden de darle amor al fic y contarme en los comentarios qué creen que va a pasar: ¿Sierralta le dio su número real? Las leo.
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Suéltate (Francisco Sierralta y tú)
Fiksi PenggemarÉl pensó que le podía mostrar el mundo. Ella le demostró que no había conocido nada todavía. A Sierralta se le mueve el piso cuando conoce a una mina que es un caos con patas. ¿El problema? Que el rucio anda con su polola de toda la vida. ¿Es muy ta...