Lo único que había en la vida de Min-suk era un pasado trágico y un presente lamentablemente, pero llego el: Hwang Sun-oh llego a su vida para iluminarla y hacerla sentir bien, cada acto, caricia, palabra y momentos que pasaban juntos eran un tesoro...
—¿Por qué tengo que quedarme con mamá? —Preguntó la pequeña de diez años.
Choi Min-suk.
—Porque tienes escuela .—Dijo su padre sin voltear la vista de enfrente, pasaban por una carretera que no muchos frecuentaban, pero aun asi no quiera arriesgarse.
—No me gusta estar con ella y su nuevo novio es asqueroso, se la pasa en calzones todo el día y nunca baja la tapa del inodoro.
—Ya te acostumbraras .—Respondió él triste, oficialmente era divorciado, era triste ya no ver a la persona que ama, pero por otro lado sus hijas no perderán su apellido, eso lo hacía demasiado feliz.
—Aparte mamá nunca me ayuda .—El señor ya no le prestaba atención, se había entretenido viendo los hermosos paisajes de Corea—. ¡Papa! .—Grito la pequeña mientras tomaba el volante.
Pasar tiempo sin atención de parte de su madre había desarrollado la necesidad de sentirlo, se enojaba y hacía berrinche cuando nadie le prestaba atención y pensó que su padre no la escucharía.
Al ver que ni siquiera respondía sus preguntas se enojó.
—Minmin, cariño deja el volante.
No lo hizo, al contrario, tiró de el haciendo que la camioneta cayera por un acantilado, ambos perdieron la conciencia, pero el olor fuerte de la gasolina hizo que el señor Choi la recuperara.
Tenía que sacar a su hija, de manera lenta comenzó a arrastrarse hacia ella, tomó el pequeño cuerpo de su hija y la saco, aun con la mitad del cuerpo dentro de la camioneta tomó la fuerza suficiente y la lanzó aún más lejos.
Su cuerpo se había golpeado contra las piedras, haciendo que tal vez se lastime y le deje cicatrices, pero por lo menos seguirá viva, cuando el señor quiso salir la camioneta explotó, el ruido despertó a Min-suk que con sorpresa observó la escena.
El cuerpo de su padre estaba a unos metros de ella, no tenía sentido acercarse a él y pedir a gritos que despertara, Min-suk lo entendió, su padre había muerto por salvarla y eso la hacía sentir culpable.
Lo miro por última vez y se dio la vuelta para intentar escalar el acantilado y regresar con su madre, en cuanto estuvo en la carretera comenzó a llover, si tan solo hubiera llovido antes ¿Habría servido de algo? Era una niña así que no sabía pero aun así comenzó a odiar la lluvia.
Regreso a Seúl manchada de sangre y lágrimas. El accidente marcó el fin de su infancia y el inicio de una vida terrible.
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