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Natasha's pov:

-Wanda. - Moví a la castaña levemente. - Wanda, tengo hambre.

Ella levantó la cara de su almohada.

-Cariño, son las cuatro de la mañana. Hace media hora comencé a dormir, ¿no puedes esperar? - Preguntó cansada.

Negué y ella se dejó caer sobre la almohada. Vi los rasguños en su espalda y la acaricié levemente.

-Por favor, cariño. Quiero helado. - Murmuré suplicante. - Y Billy dijo que me dejaron helado en la nevera.

Suspiró.

-¿Helado de qué? - Preguntó levantándose.

-Chocolate. - Murmuré. - Y trae la crema.

-Te hará mal. - Me regañó observándome molesta.

-Wanda Mi...

-Basta. - Gruñó saliendo de la habitación. Sonreí.

Tener cuatro meses de embarazo, dos bebés y una esposa que cada día se me hace más sexy no es fácil, sobretodo porque todo el día necesito dos cosas, sexo y comida.

Usualmente Wanda era quien necesitaba más sexo cuando éramos jóvenes. Siempre ella tomaba la iniciativa, y ya no, ahora soy yo quien necesita de ella todo el día en cada momento que podemos. Wanda está agotada e intenta hacer lo mejor y dar lo mejor, por lo general me cuida muchísimo, está todo el día pendiente y me mima mucho.

Son dos niñas hermosas y sanas, estoy feliz por ello, y también porque mis gemelos están tan emocionados que eligieron los nombres. Alaska y Ekaterina Romanoff, y sus apodos serían Kay y Kate, planearon todos, ambos están muy felices de tener hermanitas, me cuidan mucho.

-No encontré helado de chocolate, pero encontré de vainilla con chocolate que es parecido pero no tanto, si quieres de chocolate puedo pedirle a Coulson que vaya por...

-Cariño, ese está bien. - Murmuré tomando el helado que Wanda me ofrecía.

Comencé a comer en silencio mientras Wanda se sentaba junto a mi en boxers.

-Me duele el cuerpo. - Admitió. - Mi espalda arde y siento que ya no puedo con tu necesidad de tener sexo, cariño.

-Estoy embarazada. - Murmuré excusandome. - Y te me haces muy sexy, me cuidas mucho y lo interpreto como que quieres hacerme el amor.

-Claro, porque por supuesto no trato de cumplir con mi deber de esposa que cuida a su mujer embarazada, quiero follarte y por eso soy así.

-Exactamente, amor. - Murmuré. - Eres muy mala, me manipulas. - Bromeé.

-Cállate. No juegues con eso, sabes que lo pasaste mal con respecto a Peter y...

-Sí, pero es mejor que me tome con humor el hecho de que me acosté con un asesino, abusivo y psicópata que me manipulaba.

-Bueno... Son cosas que pasan. - Murmuró Wanda avergonzada. - Lamento haberte hecho pasar por eso...

-Una vez me dijiste que las decisiones que se toman... Aunque sean errores son cosas que no podemos cambiar, y que arrepentirnos no nos ayuda en nada.

Wanda sonrió levemente.

-Es verdad, y aquí me tienes... Casi treinta y seis años, casada y con cuatro hijos. - Murmuró. - Al final de cualquier tormenta llega la calma. Tú eres la mía.

Sonreí levemente acariciando su mejilla.

-Te amo, Wanda Maximoff.

-Romanoff me gusta más. - Murmuró ella. - Es lindo sentirme tuya.

-¿Sabes como podrías sentirte mía? - Pregunté subiendo sobre ella mientras dejaba el helado a un lado. - Haciéndome el amor...

Wanda acarició mi abdomen y giró los ojos.

-Excusas para llevarme a la cama, Romanoff. - Murmuró y asentí llevando mi mano hasta su boxer.

Dejé su miembro fuera de sus boxers blancos y comencé a acariciarla.

-Se siente bien. - Admitió Wanda observandome a los ojos. - ¿Es fetiche si me gustas así? - Preguntó observando mi cuerpo.

-¿Por el embarazo? - Pregunté y asintió. - Es fetiche si te gustan todas las embarazadas, si te gusto yo, no, porque soy tu esposa.

-Me pones mucho, Natasha. - Gimió Wanda de forma ronca. - Sólo tú...
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(+16 contenido adulto)

El miembro de Wanda entraba y salía mientras yo me movía sobre ella. La panza me dificulta moverme, sin embargo lo he conseguido bien. Wanda parece disfrutarlo mientras muerde su labio inferior y gime de forma ronca.

-Te amo, Nat. - Gruñó tomando mi cintura. Continuaba subiendo y bajando mientras tomaba el respaldo de la cama.

-Dios... Yo te amo muchísimo más. Sobretodo cuando estás haciéndome el amor.

Sonreí levemente y ella también. Sus manos bajaron por mi espalda llegando hasta mi trasero. La sentí hacer presión con sus palmas mientras su pelvis subía chocando con mis muslos mientras su miembro se hundía en mí.

-Me encantas. - Gemí al sentirla acariciar mi clitoris con su pulgar.

Ella sonrió de forma oscura. Wanda mañana no despertara ni siquiera a las seis de la tarde. Ya casi son las seis y treinta, pasamos toda la noche haciendo el amor.

Luego de caricias, gemidos y movimientos suaves llegamos al orgasmo. Me aferré a su pecho deseando descansar por siempre escuchando sus latidos. No hay nada más lindo que sus latidos.

-Quiero que tengamos una fiesta... Donde estemos con nuestras familias... Quiero recuperar todo éstos años que nos arrebataron.

Asentí lentamente y besé su mentón con suavidad.

-Estaré encantada, señora Romanoff. - Murmuré sonriente.

Wanda soltó una risita grave y acaricio mi espalda deteniéndose en la parte baja antes de cerrar los ojos. Me aferré con fuerza a ella. Me hace inmensamente feliz tenerla junto a mí.

¿Gemelos? [g!p] ; scarletwidow - Wandanat Donde viven las historias. Descúbrelo ahora