SIN LIMITES

10. PEONIAS

Huele toda la casa a lo que algunos llaman paella y otros arroz con cosas. Maxi se sienta feliz en una mesa de jardín, rodeada de flores, árboles y tres perros que parece ser la están cogiendo cariño. La casa, que aún sigue pareciendo de película, cada minuto que pasa se le hace más familiar y no duda en pensar en al menos sacarle una foto. Algo que no cree que sea muy muy óptimo. Ha sacado alguna que otra foto en la bajada, intentando dar a entender que le encantaba el paisaje y necesitaba plasmarlo en una foto.
Un selfie furtivo de ambos con la sierra de fondo es la última foto de la galería. Diego se la ha querido hacer con ella tan feliz, pero ella fingía que la quería rechazar, que le daba algo de vergüenza salir con esas pintas.
Y ahora, sentada en esa mesa con un refresco fresquito recién servido se queda disfrutando del olor y de la sensación de estar viviendo de nuevo, vacaciones.

- Et , voilá! - dice Diego con tremendo acento francés presentando la paellera y con Yuri y Cayetana a su lado sentándose a comer con ellos.

- Ni que hubieras estado cocinando tu Diego! - le dice la que más que ama de llaves, parece una amiga, a la par que este va sirviendo el arroz en los platos de los cuatro.

- Oh por favor, eso jamás. A mí me gusta como cocinas tú. - réplica sonriendo con la cara de niño pequeño que más gracia le hace a Cayetana.

-Como se nota que estás contento hoy machote... - le dice Yuri empezando a llenarse la boca.

-Ni caso M&m, que yo siempre estoy muy simpático!

-A mi me vas a engañar! - le réplica casi inteligible su amigo.

-Os conocéis hace mucho? - pregunta Maxi, divertida por la situación.

-Hace como unos... No se, una barbaridad de años, desde primero de secundaria yo creo. - dice Diego mirándole, buscando que el le diga la respuesta.

-Si si, por ahí por primero de secundaria cuando estábamos en el colegio de monjas aquel.

-Tanto? - vuelve a preguntar ella, interesada.

-Desde fuera no parecemos tan amigos verdad? - comenta Diego - y aún así media vida juntos.

- Madre mía, ya media vida casi soportandote. Que me den ya un premio.- réplica lanzándole un trozo de pan - no me ha dejado vivir solo ni cuando se tenía que ir a estudiar a Irlanda al sitio ese oscuro y maloliente. Con lo bien que estábamos en Cuba.

-Cuba? - Maxi otra vez, sorprendida.

-Claro, Yuri es cubano y yo estuve ahí estudiando unos siete años o asi allí. Allí nos conocimos.

-Querras decir que debimos casarnos porque ya hasta que la muerte nos separe amigo.- le contesta brindando con él.

Verles así de familiares, cuando las veces anteriores parecía su guardaespaldas sin más le choca un poco a Maxime pero aún así, se le hace muy natural ver ese feeling entre ellos.

Diego y Yuri, que siempre han sido inseparables, más lo estaban ahora desde que había cambiado tanto sus vidas y sus planes. Yuri le había salvado la vida un par de veces y había demostrado con cada una de ellas que se interpondría entre lo que hiciera falta por salvarle.
Diego también lo haría, pero no había tenido la oportunidad aún de demostrárselo.

-Uy la muerte, con lo cerca que la hemos tenido. - dice Cayetana con aire misterioso.

-Ah, por la loca que me has contado antes no? - cotillea Maxime girada hacia Diego.

-Esa la loca y alguno más no te creas. Porque este chico aquí donde le ves es un imán de desgracias a veces. - dice Yuri quitandole un poco de arroz de su plato a Cayetana, donde se ve toda la complicidad que tienen ellos dos.