20. TE PARECES TANTO A PAPA...

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Mientras Maxime sube las escaleras con las rodillas temblando, Diego mira el portal con nostalgia y no han pasado ni tres minutos desde que se ha separado de sus labios. Sabe que no debería haberla dejado sola después de lo que ha pasado, pero sin tener ni idea de porque, confía en que es una mujer fuerte y que no va a soltar ni una palabra de lo sucedido.

Por ella, por su bien, con todo lo que esta ocurriendo a su alrededor, debería alejarse de ella rápidamente, de la misma manera en la que la ha metido en su vida, sacarla de nuevo. Ya no porque vaya y le cuente a la policía lo que ha sucedido en Ribadeo, si no por ella, porque no puede pasarla nada malo por culpa de él.

Se acerca al coche y se sube de copiloto.

-Mucho confias en ella me da a mi .

-Yuri, al Escolopendra, a ver donde cojones esta metido Sebastian porque todo esto empieza a olerme demasiado mal. – busca su teléfono en el bolsillo del pantalón y empieza a mirar en la agenda, no tiene ni idea de a quien pedir consejo ni llamar.

-¿Y si nos vamos? – pregunta el, acelerando el coche, entre los dos todoterrenos.

-¿A donde?

-Lejos, a ti y a mi todo esto nos importa una mierda y Victor...

-Victor es un crio Yuri, como le dejemos todo esto a el, mañana a parece degollado en el parque del Retiro.

Yuri asiente en silencio.

-¿Porque no llamas al numero de emergencia?

Diego mira hacia arriba, buscando la solución en el techo del coche.

-Salome me lo describió como si viene una invasión de alienígenas y necesitamos al puto Superman Yuri.

-Vale, no llames al numero de emergencia, pero llámate ya a Idoia, a ver quienes eran los dos anormales a los que se ha cargado tu novia.

Diego no le rie la gracia. Le suena tan ridículo como ha resonado en alto en el coche.

No sabe que explicaciones va a dar sobre esos dos tiros en el hotel. No sabe de donde sacar las ideas sobre esta chica. No sabe donde esta Sebastian. No sabe porque han ido a matarles. No tiene ni idea de nada.

Y mientras el duda de todo cuanto le rodea, Maxime cuenta todo lo que puede, saltándose las partes que ha sentido mas intimas con Diego, delante de una grabadora, en la mesa grande del salón de casa de su hermano. Cuando llega a la parte de los tiros, una lagrima le cae por la mejilla y deja caer sus manos encima de la mesa.

Su hermano y Garrido se llevan las manos a la cabeza, Serrano la mira fijamente desde la silla que tiene justo al lado.

Y Marcos, que aun no ha podido ni saludarla, con un nudo en la garganta, tiene ganas de tirar uno de los feos sofas de su cuñada por la ventana.

-¿Eso es todo Medina? – pregunta Serrano mirándola con pena.

-Eso es todo. Ahora me ha pedido que no vaya sola a casa o que me quede aquí un par de días...

-¿Por si os han seguido? – pregunta Jorge.

Ella asiente y Marcos se levanta del sofa. Se acerca a ella y le pone la mano en el hombro. Se agacha y la besa la cabeza. Un gesto cariñoso inusual en el que hace que a Maxime se le revuelvan las tripas, recordando aun el beso que le ha dado a Diego en el portal.

-¿Puede quedarse aquí? – le pregunta Garrido a Jorge, mirándole a su lado.

-Claro, sin problema.

-Preferiria irme a mi casa la verdad. – dice ella, enfadada.

-¿A casa? – pregunta Marcos.

-No, al piso donde estaba. No quiero perder la tapadera volviendo a casa ni quedarme aquí estorbando. Puede acompañarme Jorge...

SIN LIMITESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora