27. PERDERLO TODO

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Marcos revisa una vez más todo lo que le han dejado encima de la mesa, con Garrido mirándole con mala cara desde el otro lado de la sala. Toda la habitación esta en silencio sepulcral.
Todos menos su jefe, Mendieta y él, se han ido a hacer seguimientos, a intentar poner micros en los clubs y a ayudar con el operativo de búsqueda de Ariadna. Todos están con la mente y el cuerpo ocupado menos él, que tiene que quedarse en la oficina como castigo. Iba a irse tan tranquilo con Ruth y Tomás, y aquí se ha tenido que quedar.

-¿Vas a ponerte a trabajar o vas a seguir dándole vueltas a los papeles hasta que se te aparezca la virgen Marcos? – le pregunta Garrido de malas maneras.

-Cuando quieras me dices que te pasa conmigo y dejas de tratarme como si tuviera dieciocho años, ¿eh, Garrido?

Garrido se levanta de la mesa y golpea el escritorio.

-Mendieta sal de aquí y vete a la cafetería.

Mendieta sale sin decir ni una sola palabra con su portátil en la mano y cogiendo el cargador deprisa con la que le queda libre y no se atreve ni a mirar a su jefe a la cara.

-Eres imbécil Marcos. Si no te lo dice nadie, te lo digo yo. ¿Sabes porque tu novia se metió esta mañana en el coche de Miller y se ha ido a la sierra de retiro espiritual con toda esa banda? - pregunta muy cabreado y acercándose a la mesa de Marcos, que se ha levantado, chulo e insolente a plantarle cara a su superior - Porque te vio en el garaje de tu puta casa con Ruth dándote un buen beso.

El mundo de Marcos pega un bote de mucha altitud, y al caer, siente que ha caido de culo contra el peor pavimento de todos. La había cagado otra vez con todas las de la ley. Por eso ella no le cogía el teléfono ni le contestaba los mensajes. Se ha metido en la boca del lobo por su culpa.
Otra vez el egoísmo le ha llevado a hacerla daño y de que manera.

Y ahora... ¿Sucumbiría ella a los encantos de un tío como Miller?

-¿No tienes nada que decir?

-¿Te lo ha contado ella? – se atreve a preguntar.

-Me lo ha contado tu cuñado. Un cuñado que por cierto, cuando te vea, si no te pega un puñetazo es por su puesto de trabajo y no porque no se muera de ganas de hacerlo. De hecho, me lo ha contado en la puerta de la comisaria porque no quería ni entrar.

Marcos se lleva las manos a la cabeza y se agacha contra la mesa. Siente una presión conocida en el pecho y ganas de romper todo cuanto le rodea.

-La he cagado...

-Claro, claro que la has cagado Marcos, muchísimo. Porque además he tenido que mentir a Serrano diciendo que yo incite a Maxime a irse con Miller para que esto no se vaya a tomar por culo. Asique céntrate y deja de hacer estupideces. ¿Tengo que recordarte que Ruth va a casarse con una persona que tú mismo arrestaste?

-Lo sé, Garrido lo tengo todo claro.

-Lo tienes todo claro pero llevas meses con la tonteria de Ruth, que os pensáis que yo soy gilipollas.

-No, no pienso eso.

-Te lo he dado todo Marcos, te he apoyado y he luchado contigo para que tuvieras lo que necesitases. Me lo estas pagando con una moneda muy mala y me siento muy decepcionado contigo

-Jaime...

-No Marcos no. No quiero que cometas mis mismos errores.

-Esto estaba terminado, pero el accidente del bus, el nuevo operativo..

-Te entiendo, eres un hombre, un ser humano, todos nos equivocamos. Pero eso no nos da derecho a ir haciendo daño a la gente que queremos. El hecho de que tu lo veas solo como un error que necesita ser perdonado no obliga a la otra persona a perdonarte, ni a que se le olvide el daño que le has hecho sin pensar en sus sentimientos. Maxime es buena chica, es inteligente, es encantadora. Y ahora, está metida en una casa que posiblemente sea atacada para hacerla daño a ella, porque hay otra persona que la mira con los ojos que deberías estar mirándola tú.

SIN LIMITESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora