Máxime resopla dando vueltas en la cama. No quiere levantarse. No quiere moverse de la cama de casa de sus padres. El silencio de la habitación la envuelve después de que haya sonado el despertador. Se lo piensa varias veces y vuelve a girarse, a dormir. Sinceramente, que le den por saco a todo lo demás. Que se case quien quiera con quién le de la gana. Máxime quiere dormir hasta las dos de la tarde, levantarse, comer unos filetes empanados con patatas, hincharse a vino blanco y quedarse dormida en el sofá de su madre mientras la juzga con la mirada. El médico la ha dicho que no beba, pero que más la da. La vida ha dejado de ser emocionante, no cree que por una copa o dos de vino le vaya a ir la vida en ello.
La puerta suena levemente con el sonido de los nudillos de su madre y ella vuelve a resoplar profundamente.
-Cariño, te he planchado el vestido y te lo he dejado en una percha en el salón. Voy a ir a casa de la abuela a una cosita y ahora vengo.
-Vale mamá...
Se echa la almohada encima de la cara y saca la pierna de la manta. La pereza de ir a la boda de la que fue la amante de su exnovio la ataca una vez más.
En un mes su vida ha cambiado de manera tan radical que parece que se haya comprado una nueva. Dejarlo con Marcos. Sacar sus cosas de las dos casas. La verdadera y la falsa. Las revisiones en el médico por el disparo que casi la cuesta la vida. Su cumpleaños, triste y recluida en casa que terminó con una visita en casa de su madre, obviamente no autorizada, de Marcos. Un mes entero, dando vueltas a un collar con el dedo esperando una llamada. Un mes llorando por las esquinas. Y al menos quince días fingiendo que no sigue tan enfadada con Marcos. Unos quince días haciendo caso a su jefe, habiendo descubierto al despertarse de casi morir, que fue mano a mano con su padre el encubridor de Salomé. Un mes callada. Un mes decidiendo si decir la verdad o callarse. Un mes durmiendo con el sonido de un disparo asustando la en medio de la noche y la frase "el hijo de Salomé" retumbando en el silencio de la habitación.
Consigue a duras penas levantarse de la cama y meterse en la ducha. Pone música de fondo para animarse, asegurándose de tener el móvil en sonido por si suena y es él.
Arreglarse a desgana, peinarse, maquillarse. Su semblante serio y triste no pega nada con el vestido rosa que está colgado en la percha del salón, pero se lo pone y se sube la cremallera.
El sonido del telefonillo la despierta pero no se molesta en abrir la puerta. Aún así, minutos después su madre y Marcos están entrando por la puerta del salón. Marcos, serio. El intenta fingir que nada ha ocurrido entre ella y Diego y también intenta fingir que no se casa la mujer a la que quiere. Todo, vestido con un traje que le hace estar guapo y casi consigue distraer a Máxime del recuerdo que más la pesa desde que le volvió a ver al despertarse: su beso furtivo con Ruth en el garaje de casa.
Se saludan de manera sencilla, el sonríe con tristeza en el rostro y su madre les saca una foto juntos en el salón. Marcos la atrae hacia el con el brazo alrededor de la cintura y dándola un beso en el pelo, ella no se inmuta. Andan lento hacia la puerta y es ella quién llama al ascensor.
-Estas muy guapa- dice cuando llegan abajo y la abre la puerta del copiloto.
- Gracias – responde seca, acariciando el collar una vez más.
Pasa todo el camino hasta la iglesia mirando por la ventanilla y soñando con que su móvil suena y consigue escucharle. A sabiendas de que su móvil no va a aparecer en la pantalla porque no da señal. Lleva sin darle señal desde que probó a llamarle la primera vez, apenas una hora después de despertarse en el hospital.
Al llegar a la iglesia sale más rápido que el del coche y se acerca a Serrano, con el que últimamente ha pasado más tiempo y con quién ha adquirido una confianza mayor después de todo lo que le habría contado en el hospital.
-¿Seguimos sin noticias? – le pregunta al verle.
- Igual que hace doce horas Medina. Igual. – contesta entre borde y riéndose.
Máxime mira al infinito entre la gente y evita contestarle de nuevo. Cuando llevan un rato callados , rodeados de compañeros hablando de tonterías, entran a la iglesia y se sientan juntos. La da igual lo que piensen el resto de los compañeros. Se supone que va a la boda como novia de Marcos y está tres bancos por delante de él. A los minutos de sentarse, el silencio entra en escena y la música tras él.
El novio entra solemne de la mano de su madre, con una sonrisa de oreja a oreja. Quién iba a decir que Jairo Grecia, uno de los mayores estafadores del país, iba a acabar casado con una de las policías que ayudó a detenerlo. Pero ahí está, feliz y Contento caminando hacia el altar.
Desde la posición de Máxime se ve perfectamente a un Marcos callado y serio, que no mira cuando esta vez es Ruth quien camina hacia su futuro marido. La mirada de Máxime se junta con la de Marcos en ese entorno triste y a ella se le pone un nudo en la garganta. Antes de empezar a entrar su sangre en ebullición, su móvil vibra en el bolso de mano.
Se gira rápida a buscar el bolso, que ha hecho sonar todo el banco con su vibración bajo la atenta mirada de Serrano, que la pide que lo ponga en silencio gesticulando.
No es él. Y eso la hace enfadarse más, pero esta vez el enfado se convierte en aflicción y más lágrimas empiezan a caerle por una mejilla, manchando sus manos mientras cierra el bolso, que amablemente coloca Serrano en el banco.
Cuando se sientan, este coge la mano de ella un momento y la aprieta fuerte un segundo.
Ella solo gira la cabeza y el cura empieza a hablar. La boda avanza con gente llorando de fondo y tres fotógrafos distintos dando vueltas por la iglesia.
El cura habla de eternidad, de amor, de promesas y de cariño. A ella solo le resuena una frase en la cabeza.
"...Dejame hacerte feliz y cuidarte, no te pido nada a cambio, solo que me dejes estar ahí contigo y curarte de las propias heridas que ha provocado mi llegada a tu vida..."
¿A esta manera de cuidarla se refería? ¿A desaparecer y hacer como si nunca hubiese existido?. Pues si que había durado mucho su promesa.
Es antes de empezar con los votos, cuando un fuerte estruendo se oye al principio de la iglesia.
-¡TODO EL MUNDO CON LAS MANOS DETRÁS DE LA CABEZA! – grita un encapuchado con pasamontañas avanzando por el mismo camino que ha hecho la novia con un arma en las manos.
Por los laterales, otros diez encapuchados hacen lo mismo hasta llegar al novio y a los niños pequeños que han llevado las arras. Agarran al novio y a los niños y los llevan hasta la puerta de la iglesia con todo el mundo gritando. Nadie hace nada, saben que los niños solo son un escudo para salir por la puerta.
Cuando salen por la puerta y se ve salir el coche, dejando a los niños en el suelo de la entrada es cuando todos corren hacia afuera.
Se acaban de llevar al novio en medio de la boda.
Ruth se acerca desconsolada llorando hacia la puerta, buscando a Serrano con la mirada entre la gente y empezando a gritar.
-¡Serrano! ¡Serrano!
Pero Serrano no sabe qué hacer. Lo que si sabe perfectamente es que este modus operandi lo tienen las personas a las que dejó escapar hace un mes por salvar la vida de Diego y de Maxime, Risto y Malbicho.
Mira a Maxime, que busca por toda la iglesia entre los encapuchados una figura que pueda ser él, su Diego. Serrano le niega y le pide que se acerque.
-No te separes.
-¿Miller? – pregunta esperanzada.
-Los malos Maxime.
Ella se acerca un poco más, con la mano de Marcos sujetándola el brazo haciendo ver que está ahí.
-Esa gente no tiene límites Serrano. – dice una Maxime con miedo.
Sin embargo, la vibración de su bolso hace que agache la cabeza y pierda de vista al resto del mundo. Numero desconocido.
-¿Si? – pregunta nerviosa.
-...pensabas que rompería mi promesa?
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SIN LIMITES
Mystery / ThrillerMaxime es una joven policia que acaba de ser promocionada al equipo de investigacion de su novio, con la mala suerte de que, el primer dia, la usan de cebo para conseguir informacion para un caso muy importante. ¿Mala suerte? Depende de por donde se...