18. LUNES POR LA MAÑANA

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La cena con la que Diego la ha sorprendido ha sido bastante más de lo que ella ni nadie se hubiera esperado. En un sitio tan pequeño, tan intimo. Y a la vez tan elegante. Sin Yuri, algo que ya empezaban a necesitar.

Es el momento en el que llegan al hotel, el momento mas tenso de la noche para ella. Cuando suben, les han cambiado de habitación y les han puesto en una suite, que tiene una habitación dentro de otra. Yuri se sienta en la cama que esta en la habitación de fuera y deja una pequeña mochila en la mesilla. Por el sonido que hace contra la mesa, Maxi sabe que lo que hay dentro de ese neceser puede que sea un arma, o incluso dos.

Al entrar en la habitación, que da por sentado que es la de Diego, y la suya, se le sube una sensación que no recordaba por la garganta y la hace tragar.

Diego, divertido, coge su pijama y se mete en el baño. Ella aprovecha rápida a ponerse el suyo, pero cuando termina de vestirse, no sabe que hacer. No sabe donde sentarse, no sabe si tumbarse.

Desde luego que no pensaba que la noche del domingo fuera a acabar así.

Lleva prácticamente tres días sin separarse de el y todas las emociones desde que se subió al coche en el primer momento, parece que estén a flor de piel. Tiene el estomago hablando por si mismo, medio rugiendo sin hambre y anda de un lado de la habitación cuando escucha la cadena del retrete. Hábil, se acerca a su teléfono y disimula, poniendolo a cargar en frente de la cama.

Diego sale con un pantalón gris y una camiseta blanca que le queda como si lo hubieran hecho a posta para el.

Se queda mirándola mientras ella disimula con sus redes sociales y piensa en lo abandonadas que ha tenido a sus amigas estas ultimas semanas. Ni se ha metido a ver los grupos. Con un "me voy de operativo, os escribo al volver" se fue y no volvió a dar señales de vida.

-¿¿Vas a dormir de pie? – la pregunta eligiendo él su lado de la cama y tumbándose directamente.

-Tu no? – contesta, vacilándole para variar un poco.

El la lanza un cojín y ella se aproxima a la cama y se tumba a su lado. Rígida como una tabla.

-Maxi, si te es incomodo me voy a dormir con Yuri. – dice molesto.

-No, no es eso... - intenta explicarse, se gira hacia él y cambiando la postura se relaja y se acerca un poco más. – es... no he estado con nadie desde que Marcos y yo lo dejamos, y se me hace un poco rara esta situación.

-¿Que situación? – pregunta acercándose un poco más.

-Pues que llevemos juntos todo el fin de semana, hablando de tantas cosas, que vayamos a dormir juntos y...

-¿Y que no nos hayamos dado ni un beso?

Ella asiente, entre avergonzada y sin saber que hacer. Esto ha dejado de ser trabajo para ella desde hace rato.

-Maxime, podría haberte besado varias veces este fin de semana. De hecho casi todas de la manera mas romántica posible y en alguna... bastante pasional. Pero algo te frena y lo noto, no voy a joder estar conociendo a una chica que me gusta por comerla los morros... - la coge la mano y la pone cerca suya – me encantaría no voy a negarlo. Pero aunque estemos yendo rápido en esto de pasar tiempo juntos, prefiero que si algo tiene que esperar, que espere.

Maxime se muere de ganas de darle un beso y abalanzarse encima suya, de rodearle con sus piernas y de que ocurra todo de lo que nadie tiene que enterarse. Pero es Diego quien corta sus fantasías y la estrecha en uno de sus brazos apoyando la cabeza de ella en su pecho para después besarla la frente y apagar la luz.

Ella, silenciosa y lenta, se acerca a la mejilla de él y le da un beso. Apretado, lento y con ganas. Agarrando su cuello por la otra parte de la cabeza. El la apreta un poco mas contra su cuerpo y les termina de tapar con el edredón. No es que haga un frio de morirse pero se siente siempre mas relajado con la manta por encima.

SIN LIMITESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora