SIN LIMITES

30. SEBASTIAN

El silencio reina por fin en la casa desde que Diego y Yuri se han ido con dos escoltas a la Atlantida. Maxime coge el teléfono y marca rápido el numero de Garrido.

-Medina, le tienen delante, yo estoy en una furgo, no te preocupes, en cuanto sepamos algo...

-Garrido, su primo ha llamado desde un numero desconocido, le he sacado poco pero puede estar en el sótano de algun club.

-Vamos a intentar robarle el móvil y triangular la llamada, pero no creo que se pueda. ¿Como estás?

-Bien – rallada a los limites más insospechados por la ciencia – no se sabe quiénes han sido, ¿no?

-No, pero tengo una sensación muy mala con Risto. Tu estas en un lugar seguro, pero aun así...

-¿Tienes a alguien aquí cerca?

-Tengo a Ortiz y a Mendieta a diez minutos de donde estás. ¿Quieres irte?

-No.

-Esto tiene pinta de que va a terminar antes de lo que nosotros creemos Maxime...

-¿Maxime? – pregunta Cayetana en la puerta de la habitación.

-Te llamo mañana tío, que vamos a tomarnos una tila y a acostarnos.

-Maxime, con cualquier cosa, hago entrar a quien haga falta para sacarte de ahí.

-Buenas noches a ti también.

Cuelga y deja el teléfono encima del escritorio del cuarto.

-¿Nos tomamos esa tila? – la repite Maxime saliendo y encontrándola en el pasillo en la puerta del cuarto de Diego. – ¿qué pasa?

Su cara es de terror total. Maxime apaga la luz del pasillo y la mete en el cuarto al ver lo mismo que ella por la ventana.

Una especie de coche tipo todoterreno acaba de tirar abajo la verja de la casa.

Cierra la puerta tras ellas y coge a Cayetana por los hombros.

-Caye, si vienen a por alguien es a por los niños y a por mi, apréndete la matrícula de esa furgoneta y hazme caso.

Acude rápida a su neceser y saca la pistola, martilleándola y quitándola el seguro.

-¿Donde están los niños? – pregunta nerviosa.

-En el cuarto de su madre durmiendo.

-Súbete ahí – dice abriendo el armario y señalando el maletero. – tu eres pequeña y cabes.

-Pero y tú?

-Prenderán fuego a todo si no me encuentran a mi aquí.

Los primeros disparos se escuchan en la parte de debajo de la casa con Maxime ayudándola a subir al armario y dándola una manta para que se tape por si abren la puerta.

-Te la has aprendido? Vale, es importante que si pasa cualquier cosa llaméis a mi hermano Jorge o a mi tio Felipe con esa matricula.

Busca su teléfono en los bolsillos, pero es tarde para salir a buscarlo

-Tienes ahí tu teléfono? – pregunta con unos tiros que son mas cercanos. Los gritos de los mellizos y de Victor.

-Marca! – grita diciendo el numero de Marcos – ponlo en altavoz y no cuelgues hasta que yo no te diga ya.

-Si? – pregunta alguien al otro lado del teléfono.

Maxime cierra la puerta del armario y se acerca lo máximo posible.

Los tiros se escuchan desde el otro lado del pasillo.

-Marcos están entrando en casa de Miller para cogernos- la puerta de la habitación se abre, uno de los rusos que la protege entra y cierra la puerta tras ella poniendo el primer mueble que encuentra tapándola.

-Maxime! – se oye de manera desesperada en el armario.

-¡Cállate joder! – dice mientras ayuda a hacer peso contra la puerta y el ruso la mira el arma en la mano.

Los muebles empiezan a ceder con los golpes.

-¡YA! – grita desesperada.

Cuando entran no sabe si esta disparando por supervivencia o porque siente que han entrado en la casa de su familia, pero lo hace a bocajarro aunque no le sirva de nada y acaben teniéndola de rodillas esposada y con una pistola apuntándola a la cabeza.

El otro guardaespaldas ruso, yace al lado del mueble que había usado para taponar la puerta y oye de fondo los gritos de Víctor y los gemelos.

Atada, con los ojos vendados y en chándal, la sacan de la casa y la meten en la misma furgoneta con la que han tirado la verja.

Ni sus secuestradores ni ella han dicho una sola palabra.

Ellos para que nada los delate, y ella para no perderse ni un solo detalle.

Escucha tiros desde dentro de la furgoneta, el sonido de los golpes de otras balas contra el blindado.