Capítulo 1.
Bueno, lo primero presentarme me llamo Dulce, y siempre he buscado y busco mi amor verdadero, pero por más que busco no lo encuentro, tengo 16 años y aunque he tenido bastantes pretendientes ninguno era el indicado, el final de la primera cita siempre termina en beso, y no pienso tener una segunda si no siento nada en él.
Voy al instituto con 4 amigas, muy majas, cada cual tiene una vida muy diferente…
Niki, siempre ha sido solitaria y quiere seguir siéndolo, su mayor pasión son los libros, digamos que teniéndolos a ellos es como si tuviera pareja, siempre distraída y a la vez atenta, saca buenas notas y se ríe de todo.
Elena, se parece mucho a mí en el sentido de los chicos, busca a su alma gemela pero no la encuentra, aunque tiene varios chicos que le gustan, risueña y sonriente, intenta estar atenta y no le gusta que le ayude con los chicos porque quiere ser ella la que los consiga.
Ariadna, es una ligona, tiene a todos a sus pies, pero solo hay uno que no le hace caso y eso le encanta, es muy estudiosa y aunque le gustaría ser una chica normal, su encanto vuelve locos a los chicos, que no la dejan en paz.
Amy, ella si tiene novio, un chico delgado y alto de ojos negros y sonrisa encandiladora, va a nuestra clase y se enamoraron en cuanto se vieron, pero como los dos eran muy tímidos no se atrevían a decírselo, fui yo la que tuvo que intervenir y al final la relación fue genial.
Cada vez me siento más desplazada, siempre estoy en mi mundo donde soy una diosa, todo está lleno de amor por donde paso, la gente es más feliz…, pero el mundo real no es así, yo no soy la que arregla el mundo, solo puedo hacer de las mías cuando me imagino a una pareja saliendo, y si me concentro mucho dentro de mi cuarto rojo y blanco puede que consiga que salgan, entonces me siento genial como si le hubiera hecho un favor al mundo, no es un gusto físico sino sentimental, cuando hay amor me siento bien, pero parece que mi amor nunca llegara, porque soy solitaria, soy como Cupido, y Cupido estará solo para siempre, a veces desearía dormirme y no despertar, para vivir en el mundo de mis sueños.