Capítulo 25.

29 2 0
                                    

Lo siento mucho pero hoy solo puedo subir un capítulo porque no he tenido tiempo de escribir más, intentaré subir un maratón la semana que viene. Espero que os guste:

CAPÍTULO 25.

Vamos de nuevo a la casa y preparamos bocadillos para comer, es fantástico comer en ese comedor con ambiente tan cálido.

-Me encanta esta casa.

-Si quieres te enseño el piso de arriba, seguro que te gusta más.

-¡Claro!

Subimos por una preciosa escalera de madera, que lleva a un descansillo grande donde hay un piano.

-¿Sabes tocar el piano?

-Sí, pero solo un poco, se me da mejor la guitarra.

-¿Hay algo que no sepas hacer?

-Nunca se me ha dado bien la jardinería.

-¿La jardinería?

-Sí.

-¿Y para qué ibas a querer saber algo sobre jardinería?

-Se supone que como tu protector debo saber de todo para complacerte.

-¿Y para qué iba yo a querer que supieras algo de jardinería?

-No lo sé, eso es cosa tuya.

Me río. Me acerco a la primera habitación y abro la puerta, hay una pequeña cama y está llena de juguetes, las paredes son verdes, pero pegan mucho con el estilo de la habitación y también hay una estantería con fotos y demás.

Doy una vuelta por la habitación tratando de fijarme en cada detalle, en el armario hay ropa de niño pequeño y también hay un pequeño escritorio con vistas al mar.

-Pasaba aquí casi todos los fines de semana hasta que cumplo los 8 años, más o menos.

-¿Por qué dejasteis de venir?- Eric guarda silencio, pero finalmente responde.

-Mi madre se quedó embarazada y era mucho lio venir aquí con el bebé.

-No sabía que tuvieras hermanos.

-Tenía una hermana, murió con mis padres, no me gusta mucho hablar de ello porque lo cierto es que la hecho mucho de menos. Tampoco la conocía mucho, solo tenía 2 años, pero la recuerdo, siempre sonreía y le gustaba mucho, cuando se ponía a llorar no se calmaba hasta que no me viera, tendrías que haberla visto, la quería con toda mi alma. A veces pienso que si no hubiera… muerto no estaría tan solo ahora.

-Pero tú no estás solo, Eric.

-Casi nunca veo a mi familia, y casi no tengo amigos aquí, cuando me siento solo me imagino como sería mi vida si ella siguiera aquí, si mis padres siguieran aquí, ahora tendría 11 años, sería una niña preciosa y yo la cuidaría mucho.

-No dudó de ello, Eric. Estoy segura de cuanto la querías y cuidarías.

Me acerco y le abrazo, lágrimas corren por sus mejillas y yo me pongo a llorar también.

-Nunca más estarás solo Eric, yo estaré siempre contigo.

-¿Por qué lloras?

-Soy muy sensible, si te veo llorar pues lloro.

Suelta una leve risa.

-¿Quieres ver su cuarto? Pasamos aquí un verano y mis padres le prepararon una preciosa habitación que está casi nueva.

Salimos y llegamos a un cuarto con una cuna, un armario y un cambiador, también con vistas al mar.

-La habitación es preciosa Eric.- En la cuna hay varios peluches y puedo imaginarme a un maravilloso bebé dentro.

Eric se acerca a mí por detrás y me coge de la cintura, le beso suavemente en los labios y voy a la ventana.

-Dulce, me gustaría que empezásemos con las clases de historia.

-Claro, pero veamos la habitación de tus padres primero, si no te importa.

-Por supuesto.

También es muy grande, con vestidor y una cama realmente enorme.

*Narra Eric*

La miro desde atrás y no puedo evitar pensar que es perfecta, da una vuelta por la habitación, su perfil me muestra una pequeña sonrisa que ilumina toda la sala.

Es ese el momento en el que la miro fijamente y se gira hacia mí, sonríe y no lo dudo.

-Dulce.

-¿Sí?

-Te quiero.

Sus ojos se llenan de emoción, pero por su expresión veo que está sorprendida. Se acerca a mí.

-Yo también te quiero, Eric.

Le beso la frente, pero ella se pone de puntillas y me besa en los labios, un escalofrío recorre mi cuerpo y la cojo en brazos. Dulce pega un grito y se agarra a mí con fuerza.

Los problemas de Cupido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora