Capítulo 6.
Lo oigo, oigo claramente a Eric, me está hablando, no entiendo lo que dice está muy lejos, cierro los ojos y empiezo a oírlo más cerca, cada vez más cerca, casi entiendo lo que dice cuando oigo a Ariadna llamándome.
-Dulce, ¿Estás bien? Estás muy blanca y parecía que ibas a vomitar.
-¿Cuándo has llegado?
-Hace como 10 segundos, pero ¿Cómo te encuentras?
-Bien, bien, solo ha sido un mareo, habré desayunado demasiado rápido esta mañana.
Aparece el profesor por la puerta y cada una se acomoda en su sitio.
Lengua, que aburrimiento; mientras el profesor explica, no puedo dejar de pensar en lo que ha pasado, ¿Me estaré volviendo loca? ¿Por qué me ha pasado eso?
Miles de preguntas vienen a mi cabeza a toda velocidad y no tengo respuesta para ninguna, decido dejar de pensar en eso e intentar hacer el análisis sintáctico de la estúpida frase que el profesor ha escrito en la pizarra.
El día transcurre normal, no he vuelto a marearme desde esta mañana, pero me siento muy cansada; cuando consigo hacer que una pareja salgo o incluso cuando le hice eso a Mike me siento bien, llena de vida, después me siento un poco abrumada, como si hubiera hecho un gran esfuerzo, pero es una sensación indescriptible.
Me duermo una siesta y cuando me despierto me marcho a clase de inglés, con bastante tiempo para despejarme un poco dando un paseo.
De camino me encuentro con un amigo que hacía tiempo que no veía, fue mi mejor amigo de pequeña, nos lo contábamos todo, hasta que hace 3 años se cambió de instituto y se mudó a una casa bastante lejos de la mía, me hace mucha ilusión verle, está guapísimo.
Me da un abrazo enorme y hablamos un rato, se llama Mark.
-Tengo que irme ahora pero me gustaría que quedásemos un día para ponernos al día.
-Claro, ¿Qué pasa? ¿Qué has quedado con tu novia? Pillín- le digo en broma.
-No, no tengo novia,- dice riéndose y después añade- en realidad estaba tremendamente enamorado de ti hace tres años, cuando dejamos de vernos.
Me quedo sin palabras, no esperaba que me dijera eso.
-Tranquila, te lo cuento porque somos amigos y creo que te puedo contar esto sin que te incomode, al fin y al cabo eso fue hace tres años.
-No… si estoy bien- digo no muy segura.
-Bueno, de verdad que me tengo que ir, adiós.
-Adiós.
Totalmente soqueada me marcho a clase de inglés.
De camino a casa de vuelta me tomo un café, todavía tengo que estudiar bastante y me muero de sueño, creo que este fin de semana dormiré todo el sábado, pero de pensar que mañana he quedado con Eric me siento mucho más animada, todo va bien por un momento.
Voy paseando y oigo a los pájaros cantar y a lo lejos observo una pareja en un banco, se miran y se sonríen, pero no hablan como si tuvieran vergüenza, me concentro en ellos y de repente él la besa y veo que ambos sonríen en el beso; es increíble, en ese momento nada importa, solo la pareja a la que hago feliz…
Voy tan distraída que me choco con una farola y caigo al suelo; duele, duele mucho, mantengo los ojos cerrados por el dolor y entonces siento como unas manos me levantan y me preguntan algo, pero no lo oigo bien.
-Dulce, ¿Estas bien?- No me lo puedo creer, es Eric.
-¡Eric! Sí, estoy bien pero me duele mucho.
Me sienta en un banco y me mira la frente, lo tengo tan cerca que me quedo embobada mirando sus labios, sus preciosos labios y me olvido del dolor.
-No parece nada grave, pero si quieres puedo acompañarte al médico o algo así si te sigue doliendo.
-No, estoy bien de verdad, ¿Qué estabas haciendo aquí?
-Estaba llendo a clase de guitarra, ¿Y tú?
-¿Tocas la guitarra?- Me parece increíble.
-Sí, ¿Y tú?
-Yo no la toco.
-Digo que qué hacías aquí, y ¿por qué te has pegado el golpe?
-Venía de inglés y me he golpeado porque...- no puedo decirle la verdad, aun no- iba distraída pensando en mis cosas.
Eso no es del todo mentira.
-Bueno, tengo que irme llego muy tarde, nos vemos mañana.
-Sí, adiós Eric.
-Adiós Dulce.
Lo veo marcharse y por un momento creo que me derrumbo, no quiero que se aleje de mí, nunca más, jamás me había sentido así…
Llego a mi casa, abro la puerta y se me caen las llaves al ver...