Capítulo 19.

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Os dejo con el maratón tan deseado, lo he subido cuando he podido.

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CAPÍTULO 19.

Toso con fuerza, sabía que algún día lo conocería pero nunca imagine que sería tan pronto, ni siquiera llevamos saliendo una semana.

Lo pienso y lo cierto es que las cosas están yendo muy rápido con Eric, me preocupa que todo se vaya al traste por precipitar las cosas ¿Qué pasaría si cortásemos? No podría verlo después de eso, y tendría que hacerlo.

Tras meditar las palabras de mi madre me doy cuenta de que tiene razón, no puede dejarme ir con un chico que no conoce en coche.

-De acuerdo, se lo diré.

Termino de desayunar y me lavo los dientes, cojo la mochila y salgo camino del instituto.

Acelero el paso al darme cuenta de la hora que es, se me ha hecho un poco tarde con lo de Eric y mi madre.

Llego y veo con sorpresa que soy la primera de mis amigas en llegar aunque ya está casi todo el mundo en clase.

Saco las cosas de la mochila cuando oigo a alguien que me llama detrás de mí, me giro y no puedo evitar sentir terror.

-Hola Dulce.

Mark me mira con sus ojos completamente negros, es como si cuanto más tiempo pasara sus ojos fueran poco a poco más negros, le tengo que preguntar a Eric por qué.

-¿Qué haces aquí Mark?

-He venido a verte.- Pone la cabeza de lado y me sonríe levemente.

Sigo sentada en la silla mirándole con miedo mientras él me observa desde arriba como si fuera su presa y se preparara para saltar hacia mí.

-¿Por qué no quieres quedar conmigo?

Me quedo sin palabras, está esperando a que le responda, pero no puedo hacerlo. A mi lado aparece de repente Ariadna con una sonrisa, ella no sabe que es Mark.

-Hola ¿Quién eres? ¿No serás Eric?

¡NO! Mierda, Ariadna y su forma tan directa para decir las cosas solo van a conseguir empeorarlo todo. La miro con cara de súplica para darle a entender que es peligroso, pero me interpreta de una forma completamente diferente.

-¡Oh! Queréis que os deje solos, bueno, voy a ver a Luca y…

La profesora no la deja terminar, cruza los brazos y nos mira con caras de enfado.

-Si no os importa terminar vuestra charla y sentaros en vuestro sitio quizás podamos empezar la clase.- Mira a Mark sorprendida y pregunta. –Y usted váyase a su clase.

-Vera es que…

-He dicho que se vaya a su clase.

Al parecer Niki, Elena y Amy ya han llegado y nos miran desde sus sitios, como toda la clase, pero bueno ¿Cuándo se ha sentado todo el mundo?

-No voy a este instituto.

-¿Me está diciendo que no solo se ha colado en una clase que no es la suya sino que además este ni siquiera es su instituto?

La profesora le mira con unos ojos que asustarían al mismísimo diablo y además, tan expresiva ella, hace gestos con las manos y le apunta acusadoramente.

-Sí.- La mirada de Mark no se inmuta, sin embargo su expresión corporal indica todo lo contrario, ahora entiendo porque dicen eso de que los ojos son el reflejo del alma.

-¡JA!- La profesora suelta con sarcasmo.- Pues ya puede ir yéndose por esa puerta y como lo vuelva a ver por el instituto va tener problemas conmigo, señorito.

Mark sale por la puerta no sin antes añadir un comentario que me hiela la sangre.

-Ya nos veremos Dulce.

-De acuerdo, tras este pequeño contratiempo empecemos la clase, durante la 1ª Guerra Mundial…

La profesora habla pero yo no la escucho, no puedo evitar pensar lo cerca que he estado tener que decir algo que no me convenía, soy experta en decir cosas que en realidad no quiero decir.

-¿Dulce, estás bien?

-No lo sé, era Mark.

-¿Era Mark? Cuanto lo siento, pensaba que era Eric.

Necesito ver a Eric ya, no me siento segura si no estoy a su lado.

-¿Dulce?

-Lo siento, estoy un poco distraída, no me gusta nada el comportamiento de Mark, y después de lo que paso con Eric prefiero no acercarme demasiado a él.

-¿Qué paso con Eric? –Veo la sonrisa en su cara y no puedo evitar reír.

-Estamos… saliendo.

-¿Estáis saliendo y no me lo habías dicho? Te voy a matar.

Río de nuevo.

-Señoritas ¿Podrían prestar un poco de atención a la clase o por lo menos estar en silencio?

Miro al libro y empiezo a pintar dibujitos.

-No te pienses que te has librado, en el cambio de clase me lo vas a contar TODO.- Susurra Ariadna.

Sonrío.

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Mi mañana parece estar pasando muy rápido, ya estamos a última hora, matemáticas.

Es extraño pero llevo todo el día sintiéndome observada, el incidente de esta mañana ha pasado todo lo que llevamos de día en mi cabeza.

Espero sentada en mi mesa con el brazo apoyado y la cabeza descansando en mi mano, enrollo un mechón de mi cabello en mi mano, lo suelto y lo vuelve a enrollar, lo que hace el aburrimiento.

-Chicos, el profesor de matemáticas no ha venido, podéis iros.

Todos salimos apresurados hacia nuestras casas y yo paseo tranquila por el camino cuando oigo un ruido detrás de mí.

Me giro, pero no veo a nadie, mi calle parece bastante vacía a esta hora, supongo que habrá sido mi imaginación; saco las llaves de la mochila y cuando voy a meterla al cerrojo noto un golpe por detrás y caigo al suelo.

Todo se vuelve negro delante de mis ojos.

Los problemas de Cupido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora