Capítulo 30.
Cojo un cuchillo de la cocina pero sé que no sería capaz de usarlo, no estoy preparada para esto, así que lo dejo y busco mi móvil para llamar a la policía, pero está en mi cuarto, la única posibilidad sería coger el teléfono de casa que está en el salón, a unos 2 metros de mí, pero eso supondría salir de la cocina y quedar a la vista.
Oigo una puerta del pasillo abrirse y me acuerdo de Ariadna, está sola en mi cama totalmente indefensa. No sé a qué ha venido Mark, pero está claro que a nada bueno, puede que me confunda con Ariadna, pero si ve que no soy yo me buscará por la casa, me encontrará y no podré escapar.
Aunque es un pensamiento egoísta, deseo que se lleve a Ariadna en vez de a mí, pero la idea de que le pase algo me hace un nudo en la garganta. Solo tengo que coger el teléfono y buscar un sitio en el que llamar sin que me oiga, como el comedor que está al lado del salón, pero estoy paralizada en el suelo, el terror me impide moverme.
No puedo perder más tiempo, oigo ruidos en mi habitación, pero ningún grito ni golpe fuerte. Está bien, a la de una –inspiro-, a la de dos –oigo más ruidos-, a la de tres –espiro y salgo corriendo a por el teléfono-.
Una vez en el comedor llamo a la policía y explico histérica la situación, alguien al otro lado me dice que me tranquilice y espere a que llegue una patrulla. Pero yo no puedo esperar, tengo que salvarla, no llegarán a tiempo y se la llevará o algo peor.
Abro la puerta lentamente, no tengo ningún plan pero tengo que ayudarla, me asomo y veo a Mark con Ariadna echada a un hombro, probablemente inconsciente, ahogo un grito y Mark se gira como si lo hubiera oído, mira en mi dirección y espera, como si lo fuera a repetir o fuera a salir a ayudar a Ariadna, que es exactamente lo que voy a hacer.
Justo cuando voy a salir a atacarle todo se vuelve en un tono rosa y oigo a Eric en mi cabeza “no lo hagas, para, no puedes salir ahí”, no me mareo como las otras veces pero eso no significa que deba hacerle caso.
-“Por favor Dulce, no conseguirás nada”
-“Tengo que ayudarla”- Respondo mentalmente.
-“No puedes ayudarla”.
Mark se gira de nuevo hacia la puerta y sale, Eric me ha distraído, no he podido ayudarla, soy una cobarde, y una egoísta. Me percato de que lágrimas caen por mis mejillas desde hace un rato y salgo del comedor.
No sé qué hacer, me siento la peor persona del mundo, voy a mi cuarto y veo su mochila con las cosas que se había traído, sus gafas en la mesilla, su móvil en el escritorio…
La cama no está totalmente desecha, si no que parece solo como si se hubiera levantado a ir al baño; voy a la entrada para esperar a la policía, que llega 5 minutos después, pero es demasiado tarde, es demasiado tarde para salvarla.
Me hacen varias preguntas, les he dicho donde vive Mark para que vayan a verlo pero dicen que lo más seguro es que no esté allí. Mientras me preguntan llega mi madre, a la cual he llamado mientras esperaba a la policía y parece realmente preocupada, me ha mandado a mi cuarto a dormir y ella se ha ido al suyo cuando nos hemos quedado solas.
Le he enviado un mensaje a Eric pidiéndole que no venga y no lo hace, me tumbo en la cama a llorar, pero supongo que ya no me quedan lágrimas porque tan solo me quedo mirando un punto de la pared; finalmente me duermo de puro cansancio.
Me despierto a la mañana siguiente y el dolor de cabeza y el cansancio son bastante notables, me miro en el espejo del baño, unas horribles ojeras rodean mis ojos pero no me importa.
Bebo agua en la cocina y me marcho de nuevo a mi cuarto a seguir durmiendo, apenas he descansado esta noche, no he dejado de tener pesadillas: Ariadna en la casa de Mark, él volviendo a por mí…
Mi madre estaba en el salón pero no se ha percatado de mi presencia porque estaba hablando por teléfono con alguien, mirando por la ventana.
Me tumbo en la cama y cierro los ojos, todo se vuelve negro pero entonces aparece una silueta al fondo, me acerco a ella y me doy cuenta de que es Ariadna, corro hacia ella pero cada vez está más lejos, alguien aparece a su lado y dice “eres más lista de lo que pensaba”, Ariadna grita y desaparece, el hombre levanta la cara y veo sus ojos, es Mark, murmura “Niñita” y se ríe con fuerza, yo me caigo de la cama dándome en la cabeza.
Abro los ojos y me toco la frente, un rastro de sangre queda en mis dedos, tengo la boca abierta, creo que estoy gritando pero la verdad es que no lo sé, mi madre entra corriendo en la habitación.
-¡Dulce!- Se arrodilla a mi lado y me acaricia el pelo.
Me tumba en su cama y me cura la herida de la frente, me prepara un té y me lo da, y me acaricia el pelo hasta que me quedo dormida.
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Sé que dije que lo subiría ayer, pero creo que lo he hecho bastante largo, además he adelantado y hoy o mañana subiré otro.
Espero que os haya gustado :))))