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CAPÍTULO 20.
El dolor de cabeza es insoportable, noto como si me la estuvieran martilleando.
Abro los ojos y veo un techo blanco, intento moverme pero es imposible, levanto levemente el brazo unido a un montón de cables.
-¡DULCE!
Mi madre aparece a mi lado y giro la cabeza pero una punzada de dolor me hace soltar un grito.
-Tranquila cielo, no te muevas.
Me acaricia la mano y empiezo a ver todo con claridad, recuerdo lo que pasó, iba a entrar en mi casa pero alguien me golpeo y caí al suelo, entonces ¿Por qué estoy en un hospital?
-¿Qué ha pasado?
-Te desmayaste y al caer te diste un golpe en la cabeza, por suerte Mark te vio y pudo ir a ayudarte.
-¿Mark?- Me incorporo alarmada de la cama, no me importa el dolor.
-Amor mío, tranquila, ha ido a traerme algo de comer porque yo no quería separarme de ti, volverá enseguida.
-No quiero que vuelva, tienes que sacarme de aquí, él me golpeo.- Intento quitarme las cosas del brazo, a pesar de que estoy temblando.
Me siento en la cama e intento levantarme pero resulta difícil con mi madre parándome todo el rato.
-Dulce, no digas tonterías, si no llega a ser por Mark podrías haber estado allí mucho más tiempo.
-No mamá, suéltame.
Consigo levantarme pero tropiezo y mi madre empieza a llamar a la enfermera y me tumba en la cama a la fuerza.
La enfermera aparece y toco un botón, empiezan a cerrárseme los ojos hasta que me quedo dormida.
Despierto y me encuentro de nuevo en la habitación, mi madre está dormida en un sillón, ya no estoy conectada a nada y el dolor de cabeza es mucho menor.
Me levanto de la cama para ir a llamar a alguien que me explique lo que ha pasado, pero cuando abro la puerta me encuentro a Mark, que parece que iba a entrar.
-Hola Dulce ¿Qué tal estás?
-Vete.
-Me he enterado de que no estás siguiendo las normas…
Voy retrocediendo a medida que se acerca a mí, sus ojos negros me miran con un destello de maldad.
-Sal de aquí.
Suelta una risa baja y cierra la puerta detrás de él.
-He pensado que mejor vamos a hablar del tema de Eric y de lo que te ha contado, está clarísimo que solo intenta comerte la cabeza con sus ideas sobre nosotros.
Mi madre bosteza y me mira sorprendida, se levanta y me da un abrazo.
-Cariño, menos mal que estás bien.- Se separa de mí y mira a Mark.- ¿No te habías ido Mark?
-Sí, pero volví a avisaros de que ya te han dado el alta.
-¡Genial!- Suelta mi madre entusiasmada.- Ve a cambiarte y nos iremos a casa.
Llevo un estúpido camisón de hospital que me hace mucho más vulnerable a sus ojos, lo cual me preocupa. Mi madre me pasa la ropa y yo voy hacia el baño.
-Será mejor que te vayas Mark, Dulce y yo podemos arreglárnoslas solas.
-De acuerdo, ya nos veremos Dulce.
Me cambio y voy con mi madre al coche, me monto y miro por la ventana, ya es noche cerrada, me pregunto qué hora será.
-Mamá.
-¿Sí?
-¿Qué pasó?
-Mark iba dando un paseo cuando te vio a lo lejos, iba a saludarte cuando te desplomaste en el suelo.
-Alguien me golpeo, mamá, no algo.
-Tan solo sería una lipotimia.
-No, alguien me golpeo, y lo más lógico es que fuera Mark.
-¿Por qué iba Mark a golpearte para después llevarte al hospital?
-Está clarísimo mamá, para ganarse nuestra confianza y poder hablar conmigo sin que yo pudiera defenderme.- Mi nivel de voz va aumentando según mi enfado, al igual que el de mi madre.
-¿Y todo eso para qué?
-No lo sé.- Sí lo sé, pero no puedo decírselo.- ¿Pero no te parece extraño que aparezca esta mañana en mi instituto y después de casualidad me encuentre en la calle?
Mi madre guarda silencio.
-Además a una hora en la que se supone que debería estar en el instituto, solo es un año mayor que yo. Yo salí antes porque falto un profesor.
-Quiero créete pero no tengo motivos para desconfiar de Mark.
-Acaso no te vasta con lo que te digo.
-¿Qué quieres que haga? ¿Si todo fuera verdad qué debería hacer?
-De momento solo tienes que confiar en mí.