CAPÍTULO 16.
-Normalmente mandan a alguien cuando cupido empieza a manifestarse, suelen elegir a alguien en quien confíes, pero debe ser del sexo opuesto para intentar atraerte.
-Mark.
-Exacto.
-¿Por qué tengo como mareos raros y te oigo hablar?
-Cuando estás en peligro y yo no estoy cerca de ti, puedo llamarte a través de nuestra conexión e intentar alejarte de ese peligro, supongo que necesitas más práctica para no marearte, al principio todo es muy confuso y extraño.
-¿Tenemos una conexión?-Levanto una ceja.
-La elección de dónde mandar mi alma tampoco es aleatoria, se elige un cuerpo bien preparado y con un buen metabolismo y se crea un puente entre nuestras 2 almas para poder protegerte.
-¿Cuánto tiempo llevas en tu cuerpo?
-19 años, nos parece mal arrebatarle el alma a una persona, introducimos mi alma cuando el cuerpo aún no ha nacido.
-¿Y cómo saben qué estarás preparado?
-Simplemente se sabe.
-¿Y qué es eso de que debes enseñarme mi historia?
-Creo que son muchas cosas por un día, será mejor que te lleve a casa y sigamos hablando el jueves.
-Está bien.
Coge las llaves de su coche y me lleva a mi casa, prefiero no hablar y no lo hago, mi vida ha cambiado demasiado en solo una hora.
-Debo preguntarte algo… cuando estuve en casa de Mark oí algo, quiero decir, me sentí atraída a un lugar como si me llamara, fue entonces cuando escuche tu voz y me maree ¿Qué oí?
-Como miembro de nuestro mundo tu alma se ve atraída hacia él (nuestro mundo), oías a las voces de nuestro mundo, pero los solitarios también están en nuestro mundo, por eso no es seguro ir a través de sus portales.
-¿Sus portales?
-Ellos no viven exactamente en nuestro mundo, sino más bien en una zona no segura, los portales que ellos crean comunican con esa zona y te llevarían directamente hacia su jefe, que te mataría.
Estoy sentada en el coche, parada enfrente de mi casa, en silencio. Él no se levanta y yo tampoco, simplemente no quiero hacerlo, no estoy preparada para salir y enfrentarme al mundo sola después de todo lo que he escuchado hoy.
Me derrumbo completamente y lágrimas empiezan a salir por mis ojos y a deslizarse por mis mejillas, llevo toda mi vida tratando de buscarme a mí misma y siempre he vivido una mentira.
-Por favor no llores, no soporto verte llorar.
-¿Por qué me besaste?
-¿Qué?
-Eres mi protector, tenías que protegerme e intentaste equilibrar mis sentimientos con un beso, te portaste tan bien conmigo para ganarte mi confianza.
Ahora me doy cuenta de todo, para él solo soy alguien a quien proteger, nada más.
-No digas eso, es cierto te bese para que no hicieras daño a nadie, pero eso no significa que no quisiera hacerlo.
-Si hubieras querido hacerlo me hubieras besado antes, habrías intentado conocerme antes no cuando me empecé a manifestar.
-Por favor Dulce…
-No quiero volver a escuchar mentiras, no es la primera vez que me mienten. –Aunque nunca me había dolido tanto antes.- Prefiero que me protejas en la distancia, como lo hacías antes de conocerme.
Abro la puerta del coche y me bajo camino a la puerta de mi casa y busco mis llaves.
-Dulce, no te bese antes porque no podía hacerlo…
Entro en el edificio, cierro la puerta y no oigo nada más, me derrumbo en cuanto entro por la puerta de mi casa, me tumbo en mi cama y empiezo a llorar, noto como empiezo a calentarme de nuevo y siento una convulsión.
Asustada me levanto y busco desesperadamente algo que hacer para distraerme, oigo mi móvil y contesto en cuanto veo el número de Niki.
-Dulce ¿Te has enterado de lo de Elena?
-Sí, pero ahora no quiero hablar de eso.
-¿Por qué? ¿Estas llorando?
-Luego os lo cuento a todas pero ahora necesito hablar de algo que me anime.
Noto otra convulsión más fuerte.
-Está bien ¿Sabes que en mi libro Fran y Bella ya se han besado?
-¿Sí?
-Tienen la historia de amor más bonita que puedas imaginar.
Seguimos hablando un rato de eso y otras cosas, como mi temperatura corporal parece haber disminuido y oigo a mi madre llegar decido colgar a Niki.
-¿Qué tal cielo?- Mi madre entra en mi cuarto.
-Bien he ido a la biblioteca a estudiar y he estado hablando con Niki.
Hago como que miro algo en el armario para que no me vea la cara, no quiero que vea mis ojos rojos.
-Vale, voy a hacer la cena.
Voy al baño, me lavo la cara y me maquillo un poco, me siento mejor pero el dolor del corazón roto sigue ahí.
Oigo mi móvil repetidas veces, es Eric, lo apago.
Como con mi madre y paso un rato en el ordenador escuchando música y demás; intento mantenerme distraída para no volver a llorar por Eric, me está resultando realmente difícil.
Empieza una canción de amor y empiezo a llorar frente al ordenador, enciendo el móvil para llamar a Ariadna y desahogarme, me encuentro con 14 llamadas perdidas de Eric y un mensaje.
Abro el mensaje.