Extra 100k

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Medio tarde, pero extra en fin.

¡Gracias por los 120k de lecturas!

- 5296 palabras -

Louis le acomodó la corbata a Harry, frunciendo el ceño cuando se encontró pensando en que todo era una muy mala idea.

Desde que Magnolia había cumplido dos años no hacían esas cosas, y no estaba tan seguro de querer hacerlo ahora.

Enganchó sus dedos en el interior del saco negro que su conejito vestía, tomándolo por la cintura para atraerlo a su cuerpo y robarle un largo beso.

Harry suspiró. Sabía exactamente lo que significaba aquel choque de labios, y tampoco le agradaba demasiado.

Louis se alejó despacio, deslizando sus labios sobre los del policía en un último beso antes de acomodar el micrófono dentro de su camisa.

—Las reglas, Harold.

Harry rodó los ojos.—No tengo que volver a buscarte. No somos esposos. No te conozco.—enumeró, levantando sus dedos al mismo tiempo.—Y te odio, por cierto.

El mafioso sonrió, volviendo a buscar los labios de su conejito con la necesidad de sentirlo antes de irse.

Todo sería más fácil si tan sólo Ernest no se hiciera el tonto y pusiera de su parte en los negocios familiares, o si Fionn mantuviera la cabeza en la tierra.

Y para colmo, Charlotte no estaba disponible para cumplir el rol de alguno de sus hermanos, o por lo menos el de Harry, y Louis tenía que mantener todo en orden.

Encima tenía un esposo más terco que su tía Polly, y eso era decir mucho.

Se inclinó sobre la cómoda para alcanzar el collar que tenía ese cristal donde estaba escondida la pequeña cámara de fotos que utilizarían para atrapar a los mafiosos con los que debían cerrar el trato, y luego se la pasó por el cuello, siendo atrevido cuando sus dedos entintados con las iniciales del policía se deslizaron más allá, llegando a pasar por su pecho y rozando sus sensibles pezones, recibiendo un gemido a gusto del chico rizado frente a él.

—Louis.—Harry le sostuvo los bíceps, enterrando sus uñas pintadas de negro en su piel, dejándole la marca que delataba sus actos pecaminosos antes de cumplir con una misión.—Vamos a llegar tarde.

El mafioso chasqueó la lengua, mas no se detuvo; rascó con su corta uña ese botón sensible, haciendo enloquecer al policía.

Y bueno, la verdad era que le gustaba, le excitaba, lo ponía más que duro, el tener que ir a cerrar un trato con Harry, con su esposo, el tener que usarlo de carnada, el escuchar el "policía de Londres" de sus labios...

—Mío.—gruñó, tomándolo con posesividad de la cintura, pegando sus pechos juntos.

Harry negó, apretando los labios para no sonreír. Amaba cuando Louis se ponía así con él, como si pensara que lo dejaría en algún momento, como si tuviera esa inseguridad latente que en algún momento le diría que no lo amaba y se iría.

¡Pobre iluso! Él jamás lo dejaría, si lo amaba con la misma intensidad con la que su sangre bombeaba por todo su cuerpo, instalándose en su parte más erógena justo cuando sintió los labios de Louis pegarse en su cuello.

—Basta.—Harry no iba a ceder, necesitaban terminar con eso de una buena vez. Además, ya no aguantaba el auricular en la oreja.—Vamos, Louis.—apoyó las palmas de sus manos en su pecho y lo empujó hacia atrás.

Peaky Blinders.  [L.S] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora