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Narrador Omnisciente

Louis despertó cuando no sintió el cálido cuerpo de Harry sobre él.
Odiaba admitirlo, pero se había acostumbrado a dormir junto a él, a sentir sus rizos hacerle cosquillas en el cuello cuando intentaba meter la cabeza en su hombro, con la excusa que necesitaba sentirlo más cerca. O cuando lo despertaba con tiernos besos en la mejilla, que a veces se subían de tono...

Cuando abrió sus ojos el sol lo cegó al instante, tuvo que entrecerrarlos para saber en donde estaba; al parecer, se habían quedado dormidos en la entrada, justo al frente del hogar a leña y entre un montón de almohadones.

Sintió una leve molestia en la espalda y en el cuello, suspiró aceptando que ya se estaba poniendo viejo y no podía dormir en el suelo.

A menos que Harry se lo pidiera.

Levantó sus brazos mientras hacia sonar sus huesos y viró por sobre su hombro para observar a su rizado con las piernas arriba del sillón, apretadas contra su pecho, y un ceño fruncido mientras escribía en una pequeña libreta.

No iba a negarlo, eso le causó muchísima curiosidad.

Se removió un poco en su lugar y aspiró el aroma de dos tazas de té con leche humeante sobre la mesita de centro.

Hermosa mañana, ¿verdad? Pensó mientras su vista seguía fija en Harry y sus trazos finos sobre esa pequeña libreta con tapas de madera.

No se atrevía a mirar más allá de sus ojos, no quería entrometerse en su vida privada.

Estiró uno de sus brazos y tomó una de las tazas, dio un sorbo y luego la dejó en el mismo lugar.
Tenía un sabor amargo y la leche estaba pálida; realmente no había dejado reposar el té y se olvidó de poner azúcar.

Pero era un hermoso detalle el saber que a pesar de todo, Harry había pensado en él.

Pensó en que quizás por eso ambas tazas estaban sin tocar.

Negó con la cabeza y encendió un cigarrillo.
El sonido del encendedor chasqueando le llamó la atención a Harry, quien levantó su vista del papel para encontrarse con la obra de arte más hermosa del mundo; Louis recién levantado.

Sus cabellos castaños revueltos, sus ojos hinchados, sus mejillas ahuecadas por la forma en la que aspiraba la nicotina, su remera blanca arrugada, el brillo en sus anillos, sus tatuajes esparcidos perfectamente por su cuerpo...

Todo en Louis era mortal para los ojos de Harry.

Lo fue desde el inicio. Incluso antes de saber que caería a sus pies.

—Es muy temprano para eso, amor.—Harry decidió hablar mientras llevaba sus ojos a la libreta otra vez.

Louis aspiró la nicotina y dejó salir el humo.—Nunca es demasiado temprano.

Harry formó sus labios en una línea. Se preocupaba demasiado por Louis.
Le parecía una exageración la cantidad de cigarrillos que fumaba, estaba seguro que eran más de dos cajetillas por día.

—Te va a hacer mal, Louis.

—Lo sé.—Louis puso los ojos en blanco y dejó el cigarrillo en un viejo cenicero antes de levantarse y caminar hacia Harry.—¿Qué escribís?—le preguntó mientras se sentaba a su lado.

—Una canción, pero no está lista todavía.—Harry escondió la libreta y le sonrió a Louis mientras lo miraba directo a los ojos.

No quería mostrársela, no todavía. Era demasiado personal para él.
Además, no sabía como Louis podía tomarse el hecho que él estuviera tan enamorado.

Peaky Blinders.  [L.S] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora