Extra

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Gracias por los 60k de lecturas. Les amo. -8362 palabras- ¡Gracias por leerme! 

-A

Aclaración; Magnolia tiene 6 años.

Los rayos de sol de invierno derretían la nieve que aún seguía en el jardín de los Tomlinson, y también se colaban por todas las ventanas de la casa, iluminándola por completo.

El silencio reinaba armonioso en los pasillos de la mansión, apenas si el leve rumor de las tazas chocando se escuchaba; dando inicio a la mañana.

Louis se removió en su lugar cuando se encontró encerrado por dos enormes brazos entintados.

Por primera vez, estaba siendo la cuchara pequeña.

Sin moverse un milímetro más, estiró su brazo y tomó su celular que descansaba en la mesita de luz. Observó la hora y se giró para volver a ser la cuchara grande, omitiendo el gruñido que se formaba en el interior de su garganta; todo para no despertar el sueño pesado de su esposo.

Los rizos de Harry le hacían cosquillas en el pecho, su tórax subiendo y bajando con lentitud hacia mover su mano, su calor corporal lo envolvió por completo, haciéndolo sentir abrigado por primera vez en toda la noche.

Se perdió en la imagen celestial de aquel hombre de facciones definidas; sus ojos cerrados con delicadeza, sus labios entreabiertos y sus manos juntas debajo de su cabeza. Tal como la primera vez que lo observó dormir en su oficina.

Decidido a mimarlo, Louis levantó su mano y suavemente acomodó los rizos de su esposo hacia atrás sobre la almohada, dejando al descubierto sus perfectos hombros; observando de reojo el inicio del tatuaje de gorrión que se encontraba debajo de su clavícula.

Se contuvo de no inclinar sus labios y dejar un par de besos, porque sabía que eso despertaría a Harry, y no quería molestarlo.

Cerró sus brazos alrededor del cuerpo desnudo de su conejito y lo atrajo más contra él, sintiendo su calor contrastando con el frío de su piel.

Y quizás no pudo contenerse y besó el hombro de Harry. Pero estaba seguro que sólo fue un roce de labios.

El rizado gruñó por lo bajo y Louis no hizo nada más que cerrar sus ojos con fuerza, fingiendo estar dormido.

—Louis.—Harry estiró su mano y la pegó en la frente de su esposo, empujándolo hacía atrás.—Me despertaste y sé que no estas dormido.

—Perdón.—susurró contra su cuello.

—Vas a tener que ganártelo.

Louis, ni lerdo ni perezoso, se dedicó a besar el cuello de su esposo, sintiendo en sus labios la calidez de su piel y su perfume característico perderse en sus papilas gustativas. Sus besos llegaron más allá, extendiéndose por sus clavículas y hasta donde Harry lo dejó viajar; que en realidad fue demasiado.

Harry terminó por exponer su cuello completo para que Louis lo marcara, sabiendo cuánto era que su esposo amaba dejarle pequeños chupones visibles para que todos supieran lo mucho que el Coronel Styles era suyo.

La risa de Harry inundó los sentidos de Louis y se entrelazó con su alma, arreglándola un poquito más, al igual que todos los días desde que lo tenía en su vida.

El rizado se giró para que su nariz se encontrara con la perfecta de Louis y la movió de arriba hacia abajo, creando una especie de fricción entre ellas. Una sonrisa se interpuso entre aquel beso esquimal.

—No quiero pelear más.—susurró Harry contra la sonrisa del amor de su vida.

—Lo prometo.—Louis aún tenía los ojos cerrados cuando levantó su dedo frente al rostro de Harry.

Peaky Blinders.  [L.S] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora