Beth
Hace mucho tiempo que había dejado de creer en el amor, tenia buenas razones para ello y sinceramente trataba de no meter a todos los hombres en el mismo saco, porque se que ninguna persona es igual a otra, pero tras lo de Clay me le era muy complicado confiar en las personas, sin embargo, creo que el amor muchas veces llega cuando menos lo esperas, cuando ni siquiera lo estas buscando, porque uno no elige al amor, el te elige a ti y a mi me eligieron dos hombres maravillosos, dos personas que no estaba buscando, solo aparecieron y sin darme cuenta ya se habían vuelto muy importantes en mi vida. El único problema es que dos hombres en la vida de una mujer no es lo más convencional y es de esas cosas que aun no están muy bien vistas por la sociedad. Por mucho que me preocupara como manejar toda la situación, cuando estaba con alguno de los dos nada me importaba, el resto del mundo desaparecía, cualquier problema, angustia o miedo. Justo como ahora.
Nunca había tenido ningún tipo de adicciones, pero en definitiva me estaba haciendo adicta a los besos de Ben, me encantaba su forma de besarme, de reclamarme y de hacerme sentir tan deseada. No se cuanto tiempo estuvimos realmente en aquella cocina, solo se que hubo un momento en que los besos ya no era suficiente, en que las caricias no eran suficientes, en que ese contacto descarado entre nuestros cuerpos no era suficiente, ambos queríamos mas, mucho más, así que el pelinegro me tomo en brazos y me llevo hasta su habitación haciendo alguna que otra parada para besarnos con furor o chocando con alguna cosa y tirándola al suelo, no dándole importancia en ese momento.
Ahora estaba acostada en la cama de Ben, solo con la sudadera y mi ropa interior, Ben termino de quitarme mis pantalones tirándolos en algún sitio. Nos besábamos sin contemplaciones, solo nos separábamos el tiempo estrictamente necesario para poder tomar aire y poder continuar. Los labios de Ben eran suaves, hambrientos y me encantaba que me besara de esa forma, de esa manera tan desesperada, era una faceta que no conocía de él y me moría por seguir conociéndola y que me diera un poco más. Ansiosa por un poco más de contacto metí mis manos dentro de la camisa de Ben, al tocar su abdomen pude sentirlo temblar y un ligero jadeo salió de sus labios, un jadeo que me motivo a seguir explorando. El torso de Ben era grueso, tosco, podía sentir sus músculos y había un ligero camino de vello que puede que en cualquier otro hombre no me hubiese gustado, pero en el me parecía tremendamente sexi. Subí mis manos hasta su pecho en donde también había algo de vello y mientras lo tocaba y lo exploraba no dejábamos de besarnos, mis ojos estaban cerrados y yo solo podía imaginarme una y otra vez como seria su cuerpo, mientras lo iba tocando e iba descubriendo añadía detalles a esa imagen en mi cabeza.
Comencé a quitar cada uno de los botones de la camisa de Ben porque no solo deseaba tocarlo y sentirlo, también quería verlo. Cuando termine de quitar todos los botones de la camisa de Ben este se separo un poco de mi cortando el beso para poder ayudarme a quitarle la camisa por completo. El pelinegro se encontraba de rodillas entre mis piernas, tire de la camisa hacia atrás y esta se deslizo con facilidad por los brazos de Ben hasta caer en la cama y al tiempo que esta caía yo me recostaba totalmente para tener una mejor vista del hombre que tenia ante mi. Ben era exactamente como me lo imaginaba, no era un hombre delgado y tonificado como Ian, su cuerpo era mucho más grande, mas robusto, mas tosco, mis ojos lo recorrían de arriba abajo, me gustaba lo que veía, se me secaba la boca ante lo que estaba frente a mi. El torso, la espalda y los hombros de Ben eran gruesos, grandes, anchos, simplemente exquisito.
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Luces, cámara y otras adicciones (Insaciables I) - TERMINADA
RomanceBeth Cox es una dulce e inocente aspirante a actriz que luego de un casting es contratada para su primer papel de forma profesional, su mundo se sacude cuando comienza a descubrir lo oscura que es la industria del cine. Parece que nadie es inmune a...