Beth
Cuando desperté al día siguiente con Ian abrazándome, aferrado a mi... mi corazón se desboco y comenzó a palpitar muy rápido. Porque esto iba realmente rápido, porque esto era una locura. Podría decir lo típico de que el corazón no entiende de razón... ¿pero era realmente esto amor? No lo se... ¿había conocido alguna vez el amor? Probablemente no, esto era lo que mas se acercaba, una persona que no me juzgaba, una persona que compartía mis deseos, mis locuras, y que las apoyaba cuando incluso yo no lo hacia. Jamás me había sentido tan aceptada en mi vida, pero... pero Ian seguía siendo el chico malo ¿no?
Como pude me zafé del agarre del rubio y aun dormido sonrió de forma tierna, parecía que soñaba algo y aquella sonrisa me hizo olvidarme por completo de todas las reglas que estaba rompiendo últimamente.
Ian parecía ser un chico malo, un concepto que quería sacar de mi vocabulario porque en lo que a mi respecta a su lado me sentía segura. Clay si que era un tipo malo, pensar que no lo volvería a ver fue un error, no pensé que lo volvería a ver nunca... y verlo tan de repente me aterrorizo. Me aterrorizo en serio. Si Ian no hubiese estado ahí no se que hubiese pasado.
—Bambi... —me llamo Ian en un tono de voz despacio, luego se incorporo rápido, asustándome —oh... aquí estas... —se acerco a mi más dormido que despierto y me abrazo por la cintura.
Evitaba pensar en todas las malas decisiones que estaba tomando y si era sincera no era una tarea muy difícil, tener a Ian abrazándome de esa forma me hacia olvidar cualquier cosa. Llevé mis dedos a su cabello y comencé a darle cariño, su cabello era muy suave, tan rubio... en la posición en la que estaba podía ver esos pequeños cabellos que tenia en la frente, justo donde comenzaba su melena, esos eran mucho mas claro y mas rubios que el resto de su cabello, eran preciosos, como una especie de cabellos bebés diminutos y súper rubios. Me reí por lo bajo ante ese pensamiento cabellos bebés.
Continúe acariciando su cabello, con movimientos suaves y precisos. Un rato después comencé a explorar otras zonas bajando por su cuello metiendo mi mano dentro de su camisa, recorriendo su espalda, sus brazos. Nunca me había sentido tan cómoda con el contacto físico, ahora parecía todo tan natural, tan automático, tan... espontáneo y bueno.
—Nunca unas caricias me habían gustado tanto —dijo el rubio cuando empezaba a creer que se había dormido —incluso creo que me estoy excitando un poco
—¡Ian! —lo regañe, pero reí con él.
—No sé que tenías planeado para hoy —se sentó sin dejar de abrazarme —pero por mí pasamos todo el día juntos acostados viendo alguna película y dándonos caricias.
Me costó respirar porque sabía que lo decía en serio. Sabía que era honesto conmigo y que realmente sería un día perfecto para él si lo pasaba de esa forma conmigo. No pude evitar pensar a donde nos podrían llevar esas caricias... me preguntaba si podrían llevarnos más lejos que la última vez. Nunca había estado ansiosa o nerviosa por hacerlo, antes siempre me había parecido simple, rápido y aburrido. Pero todo eso era antes, cuando aún estaba con Clay, antes siempre había pensado que el sexo no era emocionante... Ahora creía que eso realmente podría cambiar. No dejaba de pensar en el placer que Ian me había dado hasta ahora... Y todo el que podría darme si llegamos un poco más lejos. No estoy diciendo que toda la responsabilidad del placer deba recaer en el hombre... Pero por primera vez siento que a alguien le importa mi propio placer y que incluso le gusta dármelo. Y si era del todo sincera yo también quería dárselo, quería hacerle sentir lo que él me hacía sentir, aprender, aunque sea un poco lo que le gustaba y... hacerle perder la cabeza como él lo hacía conmigo.
ESTÁS LEYENDO
Luces, cámara y otras adicciones (Insaciables I) - TERMINADA
RomanceBeth Cox es una dulce e inocente aspirante a actriz que luego de un casting es contratada para su primer papel de forma profesional, su mundo se sacude cuando comienza a descubrir lo oscura que es la industria del cine. Parece que nadie es inmune a...