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Krist estaba afuera del restaurante Mezzaluna mirando hacia la concurrida calle de Silom, esperaba que Prem le enviara el dinero a través de su cuenta antes de que terminara la noche.

Permaneció al borde de la acera durante veinte minutos, esperando a que llegara el Uber que había pedido. Era una noche fría y no planeaba estar de pie por tanto tiempo, siempre se sentía nervioso en momentos como este, aunque era una calle muy transitada, pero todavía no se sentía seguro.

—Lamento lo de esta noche —una voz le habló desde atrás,
Krist giró su cuello y miró por encima de su hombro. Era ese capullo que interrumpió su cita con Prem. El estaba cerca de la puerta de su restaurante, en este punto él también le debía dinero.

—Como sea —dijo y siguió mirando calle abajo en espera de su transporte.

Singto se acercó un poco más.
—Bebé, podría llevarte a casa si te parece bien no me gusta que estés aquí solo.

—No. Y no soy tu bebé —Krist respondió seriamente. Estaba oscuro y solo habían algunas luces a la vista, aunque la calle era concurrida, no quería arriesgar nada. Algo en ese tipo le parecía extraño, lo cubría algo oscuro, tenía un mal presentimiento sobre él o al menos intuía que hacía cosas no muy agradables. ¿Era un usurero o algo así? Se le podía notar.

En cuestión de segundos, un auto plateado llegó a unos metros de Krist, antes de que él entrara arrastrando los pies al auto. Desde el asiento trasero miró por encima del hombro al hombre con un traje elegante, parecía caro al igual que él.
Su cabello era negro como la oscuridad que cargaba, estaba peinado elegantemente hacia atrás, su piel era de un tono bronceado y tenía los ojos de un tono azul, fríos como el hielo. Su corazón dio un vuelco cuando vio a el hombre que lo despidía con la mano, pero al mismo tiempo Krist sabía que no estaría interesado en un hombre como ese.

Dos noches después en uno de los almacenes que utilizaban para preguntas y respuestas, Singto esa noche tenía a quien podía darle respuestas

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Dos noches después en uno de los almacenes que utilizaban para preguntas y respuestas, Singto esa noche tenía a quien podía darle respuestas. Necesitaba saber más sobre el hermoso joven ya que no había dejado de pensar en él.

—Apuesto a que te estás preguntando por qué estás aquí ahora, Prem  —Le dijo tranquilamente, mientras que Prem sudaba como un cerdo en la silla donde estaba, asintiendo con nerviosismo, sabía lo que pasaba cuando la gente que no le daba a Singto lo que quería.

—¿Porqué te debo dinero?

—Sí, porque me debes dinero.—Singto se rió entre dientes —Te traje aquí hoy porque quiero saber quién es ese chico que llevaste a mi restaurante el fin de semana.

—Yo, uh, no puedo decirte
—Prem se frotó la nuca y miró hacia la puerta, pero estaba vigilada.

La sonrisa de Singto desapareció y se puso de pie, elevándose sobre Prem.

—¿Traes a alguien a mi restaurante y ni siquiera puedo saber algo sobre él? Me debes dinero, Prem. Al menos dame algo de información, después de todo sabes lo que les pasa a los hombres que no pueden hablar ¿Verdad?

Prem comenzó a respirar con dificultad y se retorció en su asiento cuando dos de los hombres de Singto llegaron detrás de él y le sujetaron las muñecas sobre la mesa, tal ve le cortarían los dedos si no hablaba rápido.

—Está bien, está bien diré lo que sé —suplicó con voz temblorosa. —Él es una puta, una escort, no sé mas, lo juro, lo encontré en una de esas páginas web e hice una cita.

Singto se reclinó en su asiento al otro lado de la mesa con una expresión curiosa.

—¿Contrataste a un chico para cenar contigo? Eso es gracioso.

Se inclinó, más cerca de su rostro y sus ojos se oscurecieron. —¿Te follaste a ese chico antes, Prem?

Prem negó con la cabeza. —No, nunca, él cobra demasiado caro por eso.

—Ya veo un chico que cuida su dinero, eso es admirable. ¿Dónde vive?

—No lo sé —Prem se encogió de hombros, calmándose.
—¿Talvez en Ekkamai Prestige?

—No. El lugar no está mal, pero tiene demasiada clase para eso. Bright, averigua dónde vive. —Singto ordenó por encima del hombro.

—Quiero esa información lo antes posible.

Bright asintió y desapareció en la otra habitación.

—Off, Gun, cuando sepan donde vive sigan al chico —dijo mirando a sus hombres.
—Quiero conocer su rutina a partir de ahora. Y tú págame lo más pronto posible.

Dos días después, cuando Krist llegó a Playground Bakery en la mañana como de costumbre, se sorprendió al ver el letrero en la puerta

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Dos días después, cuando Krist llegó a Playground Bakery en la mañana como de costumbre, se sorprendió al ver el letrero en la puerta.

—Cerrado por gripe, —Ese lugar casi nunca cerraba a excepción de los días festivos importantes —maldición.

La panadería más cercana estaba a cierta distancia en el barrio italiano. Puso la dirección de Like Italy Cafe Bakery en su aplicación y se dirigió hasta allá. Era raro que fuera a ese barrio, tenía algunos malos recuerdos allí, no era el lugar más tranquilo, pero el dulce aroma de los productos horneados y el café golpeó su nariz en el momento en que entró, la fila era corta y había una bandera italiana y otra tailandesa. Miró los productos horneados a través del cristal y tomó una decisión en la caja registradora.

—Quiero un muffin con chispas de chocolate y café pequeño, por favor, —pidió su orden a una jóven detrás del mostrador.

—Ya sale. —Era una adolescente quién respondió alegremente.

La joven se acercó al mostrador y envolvió su pastel en una pequeña cajita marrón con el logo de la panadería. Luego sirvió en un pequeño vaso desechable con tapa el café. Cobró el pedido y le dijo a Krist el total — Son $10.50 por favor.

Los ojos de Krist se agrandaron cuando escuchó el precio.
—¿No es un poco alto para un panecillo y café?

Hubo algunos gemidos provenientes de la creciente línea que se había formado detrás de él. Miró por encima del hombro y puso los ojos en blanco.

—Yo no hago los precios, solo trabajo en la caja registradora —aclaró la joven con tono de voz serio.

Una figura oscura apareció detrás de la niña, era el mismo hombre del restaurante de hace unas noches.

—¿Hay algún problema, Marie?






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𝘔𝘢𝘧𝘪𝘢 𝘦𝘯 𝘉𝘢𝘯𝘨𝘬𝘰𝘬 ˢᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora