Una semana más tarde...
Singto vio las noticias con más frecuencia, buscó en algunas páginas de internet desde su celular y aún así nadie informó de la desaparición de Plustor, ni siquiera su familia, pero sabía que era solo cuestión de tiempo que lo informaran.
Necesitaba concentrarse en lo que era importante. Muchos en esa vida sabían que no debían confiar plenamente en la aplicación de la ley, incluso si les hacían favores. Conocía a algunos hombres de la fuerza policiaca que manejaban parte de su trabajo sucio, pero no confiaba en ellos, como confiaba en sus propios hombres.
En las últimas semanas, Singto llegó a admirar la fuerza de Krist y la forma en que se adaptó en la relación. Sabía que era nuevo, pero se lo tomó todo muy bien. Era la primera vez que Krist visitaba la casa de Singto en el área de Dinso, tenía un ambiente hogareño similar al de su apartamento en Asoke. Habían fotos familiares de décadas pasadas que adornaban las paredes y la casa no estaba tan actualizada, pero le gustó ese lugar.
A última hora de la tarde se acomodaron cómodamente en el sofá color blanco de Singto y vieron un episodio de una popular comedia. Ambos llegaron a amar las noches como esta donde no había turba, ni escort, eran solo ellos, pero este pedazo de felicidad era temporal.
Krist a veces lo miraba mientras se reía del programa de televisión, solo para encontrarlo con su expresión estoica habitual.
-Pareces un poco tenso, ¿Pasa algo?
-Estoy bien, solo que estoy un poco estresado aún por el viaje
-aflojó el cuello de su camisa azul. -No tienes nada de que preocuparte.Krist se sentó en el sofá y giró su cuerpo para enfrentarlo.
-¿Pasó algo en la reunión?-No, no del todo, solo estoy estresado por algo que pasó con el hombre que maté, ha estado todo demasiado tranquilo, aqui estoy buscando y no aparece nada. -explicó -Algo en esto parece fuera de lugar.
Krist tomó eso como una señal para dejarlo a un lado, no quería hurgar en las heridas que estaba escondiendo.
-Tal vez si te tomas unos días libres, podría ser una buena idea ve a trabajar en el bar.En realidad, Singto no pudo evitar el hecho de que Ohm fue intencionalmente a sus espaldas para trabajar con Plustor, algo al respecto no parecía correcto y lo molestaba de manera incorrecta, pero no podía explicarlo.
Singto colocó su mano sobre la de él y lo acarició. -Tienes razón. Supongo que debería permanecer tranquilo por un tiempo.
-No te preocupes demasiado -dijo en un tono tranquilizador. -Prepararé la cena para nosotros esta noche.
Sonrió mientras Krist navegaba por la cocina con facilidad, cogió la pequeña estantería cerca de los armarios y sacó un cuaderno rojo titulado -Recetas de Nonna. Singto lo siguió a la cocina y lo vio sacar varias ollas y sartenes de sus gabinetes.
-Sabes que este es el libro de cocina de mi nonna. Mi abuela por parte de madre era italiana -Singto se rió entre dientes mientras sostenía el libro en sus manos. -Era una cocinera increíble, hacía un ziti horneado y mozzarella fresco todas las semanas.
Krist disfrutó escuchándolo recordar a su abuela mientras él dejaba correr agua del grifo a una olla grande antes de ponerla en la estufa a fuego medio. -Bueno, en ese caso, espero ser la mitad de bueno.
Singto ayudó a Krist a preparar la comida cortando salchichas y rallando queso. Krist mantuvo un ojo en la pasta hirviendo en la olla antes de escurrirla. Combinaron los ingredientes en una fuente de vidrio y la pusieron en el horno junto con pan de ajo fresco.
La pareja bebió vino y rieron mientras el plato de pasta se horneaba en el horno. A medida que el sabroso aroma llenó la casa, pudieron hablar de casi cualquier cosa, política, el mundo, cualquier cosa, aunque todo parecía desaparecer cuando estaban juntos.
Krist se sorprendió gratamente cuando sacó el ziti horneado del horno y salió perfecto. Singto disfrutó de la comida, que recuerda a su infancia. Cuando terminaron de cenar, Krist se quedó mirando la foto en blanco y negro en la sala de estar de una pareja el día de su boda en lo que parecía ser a fines de la década de 1970.
-Mis padres. -Singto notó la forma en que miraba el retrato. - Creo que tenemos un amor como el de ellos.
Krist se congeló, fue como si se hubiera quedado sordo y su corazón se sentía como si estuviera latiendo fuera de su pecho pensando si escuchó bien.
-¿Krist?
Krist lo miró a los ojos de nuevo.
-¿Puedes decir eso de nuevo?
-Te amo, Krist. - confirmó y le acarició la mano.
Sintió que su corazón se saltaba en un latido cuando salió de la habitación y reapareció unos momentos después con una pequeña caja de terciopelo. Él lo miró con ojos frenéticos mientras Singto le entregaba la caja. Cuando lo abrió, se sorprendió al descubrir que era un collar de plata en forma de corazón hueco con la letra K cursiva en él.
-Cuando hicimos el amor por primera vez y me dijiste que era tuyo quería mostrartelo, haría cualquier cosa por ti, porque te amo.
El tiempo que pasaron juntos los llevó a este punto y su amor era una de las pocas cosas en de las que estaba seguro. Todo en él lo hacía sentir eléctrico y podía ser él mismo a su alrededor, no tenía que ser Arthit.
-Yo también te amo, Singto -Le tomó un momento reunir las palabras cuando sintió que se derretía en sus ojos azules.
-Estoy tan feliz de que estemos uno en la vida del otro. Lo sellaron con un beso antes de que Singto le pusiera el collar alrededor del cuello, lo amaba y eso era todo lo que realmente importaba. Todo lo demás era ruido de fondo, pero a veces incluso el ruido de fondo podía volverse dominante.
Antes de irse a la cama esa noche, Krist apagó su teléfono después de ignorar una notificación de su aplicación de acompañamiento. Habían pasado unas semanas y necesitaba volver al trabajo, tampoco podía seguir ignorando a su padre, dada su salud y no podía descuidar a sus hermanos. Su corazón se aceleró ante la idea de que Singto y su padre se reencontraran, pero sabía que era inevitable.
❤️✨

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𝘔𝘢𝘧𝘪𝘢 𝘦𝘯 𝘉𝘢𝘯𝘨𝘬𝘰𝘬 ˢᵏ
Fiksi PenggemarKrist comenzó un negocio de escort por cuenta propia y tuvo éxito, ahora vive cómodamente, sin tener la necesidad de un proxeneta que se quede con sus beneficios. Un día por azares del destino en una de sus citas Krist conoce a Singto Prachaya, pero...