❤️17🖤

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La pareja salió del apartamento y Krist condujo el auto de Singto hasta que paró para recoger a su hermano en el campo de fútbol del colegio.

Cuando se detuvo en el estacionamiento paralelo al campo aún lleno de gente, Krist salió del auto y caminó hacia su hermano, mientras Yatch y sus compañeros de equipo estaban descansando luego del entrenamiento. Cuando Yacht se percató de su presencia sus compañeros de equipo lo miraron como si fuera algo maravilloso.

-Maldita sea, amigo ¿Ese es tu hermano? Un compañero de equipo de Yacht le susurró.

-El es jodidamente hermoso y caliente.

Yacht hizo una mueca asqueante al comentario y puso los ojos en blanco, por mucho que amaba a su hermano, odiaba tener a sus amigos cerca de él porque dejarían completamente lo que estaban haciendo para llamar su atención.

-¡Hey! -Krist le dio a su hermano un cálido abrazo.
-¿Como estuvo la práctica?

Yacht se molestó cuando vio a sus otros compañeros de equipo apiñándose a su alrededor, por un momento pensó que vio a Harit uno de sus compañeros de equipo tomar una foto de Krist.
-Umm fue bueno, supongo.

Krist pasó junto a sus compañeros y se dirigió al auto de Singto, quien estaba afuera en el lado del conductor, cuando Yacht estuvo cerca Singto extendiendo la mano para darle un saludo.

-¡Hola! Soy Singto ¿Cómo te va?

Yacht se detuvo en seco cuando vio a Singto. Miró la mano por unos segundos antes de estrecharla, dándole el apretón más firme que pudo reunir, contestando simplemente que estaba bien. Krist lo miró mientras colocaba su equipo en el asiento trasero vigilando que no fuera descortés.

-Vamos, sube al auto.

El menor le sostuvo ese apretón de manos un poco más, luego se subió al asiento trasero y se fueron del lugar. El viaje a casa duró solo unos diez minutos, pero esta era su rutina, aunque Krist no se lo había dicho no quería romperla solo porque Singto estaba con él.

-¿A dónde vamos?
-Yacht preguntó desde el asiento trasero.

Krist miró a su hermano y luego a Singto. -Yacht, este es mi amigo, solo quería que diéramos un paseo hoy.

-Oh -respondió de manera seca antes de mirar por la ventana.

Krist sabía que su hermano era inteligente y probablemente podría leer entre líneas de la relación entre ellos, pero decidió no pensar en eso. Su familia todavía no sabía que lo acompañaba y necesitaba mantener eso en secreto al menos hasta los treinta años, que planeaba retirarse de esa vida. Hasta entonces, tenía que mantener la fachada de solo amistad.

Cuando llegaron a la casa de su padre, estacionó el auto en la parte frontal a esta. Ambos se bajaron y Singto ayudó a Yacht a sacar su mochila y el equipo de fútbol del baúl y se lo entregaba, mientras Krist abrazó a su hermano para despedirse. Pero, cuando Krist miró por encima de su hombro, vio a su padre Chai sentado afuera en el porche delantero.

 
-¡Hola papá! - saludó mientras los dos se encontraban con su padre en el porche.

Singto le ofreció a Chai y una sonrisa amable, pero el hombre mantuvo su expresión sería.

-Buenas tardes, señor.
- saludó con un Wai al hombre mayor y se presentó ante él. -Soy Prachaya Ruangroj.

-Sé quién eres, te he visto en televisión y no por ser actor -dijo Chai con firmeza. -¿Qué estás haciendo aquí con mi hijo?

Krist no quería esto, amaba a su padre, pero él estaba tan decidido en muchas cosas y sabía que él tendría opiniones firmes sobre un hombre como Singto.

-Él es un amigo, papá. - Krist intervino.

Los ojos de su padre perforaron a Singto. - Vaya amigo que te buscaste.

Singto no se inmutó, ni una sola vez por la conversación, se veía tan fresco como un pepino, estaba acostumbrado a esto y no se ofendió por la insinuación. -Quería acompañar a su Krist para recoger a su hijo menor eso es todo.

Chai no dijo nada y lo ignoró y Krist no podía soportarlo, era incómodo y sabía que su padre tenía más preguntas de las que él tenía respuestas, sería demasiado. En cambio, le dio a su padre un beso en la mejilla y le recordó que tomara su medicación para el corazón esa noche antes de acostarse.

-Fue un placer conocerlo.
-Singto se despidió con la mano mientras abría la puerta del auto para Krist mientras este se deslizaba dentro del asiento del pasajero. Chai nunca apartó la mirada del hombre que se llevó a su hijo en aquel brillante auto negro.

-Bueno, eso fue intenso.
-Krist suspiró mientras se derrumbaba en el sofá de su sala de estar.

Singto se rió entre dientes y se acercó a la ventana que llegaba casi hasta el suelo al costado de la habitación y cerró la cortina.
-No estuvo tan mal.

-Como arrancar una bandita - dijo el más jóven mientras se quitaba los zapatos

Caminó hacia el sofá y besó la frente de Krist mientras él yacía en otra dirección. -Me preocupo mucho por ti y me preocupo por lo que tu padre piensa de mi.

Krist se sentó mirándolo. -¿Tú?

Singto se acomodó junto a él -Por supuesto que sí. Él sabe lo que hago y eso está bien, todo lo que me importa es que estés bien y a salvo, pero ahora no estoy seguro si quiero que vengas a Pattaya conmigo.




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𝘔𝘢𝘧𝘪𝘢 𝘦𝘯 𝘉𝘢𝘯𝘨𝘬𝘰𝘬 ˢᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora