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Durante la siguiente hora Krist y sus hermanos picaron verduras, hierbas frescas y hornearon salmón hasta que estuvo tierno. Estaban orgullosos, era la primera comida que comían juntos como hermanos en años. Mientras comían, se pusieron al día sobre como iba la escuela y no se atrevieron a hablar de su padre.

-Entonces, ¿Por qué lo hiciste? - Preguntó Sammy mientras cortaba su salmón. -¿Porqué no escogiste un trabajo regular?

Krist estudió su plato antes de tomar un sorbo de agua. -No lo sé, solo vi el mercado, eso es lo que aprendí. Vi el mercado y había una demanda, no es como si fuera un prostituto, no hay nada de malo en eso, hay valor en todo el trabajo.

-Solo es extraño y enterarnos de esa manera repentina fue chocante, pero supongo que si eso es lo que quieres hacer. -Yatch se encogió de hombros.

Krist cerró los ojos. -No estoy seguro de querer seguir haciéndolo, muchas cosas han cambiado en los últimos meses y quiero empezar de nuevo.

La mañana del funeral iba a estar toda la familia y amistades, Krist optó por usar un mínimo de maquillaje, sabiendo que lloraría en cualquier momento, se puso una camisa de vestir color gris y blanco, asegurándose de mantenerse cubierto aún más cubierto con un cárdigan de color negro, pero solo por modestia. Mientras se ponía los zapatos pensó en su madre y en como extrañaba todo lo que hacía cuando era pequeño, pero estaba feliz al saber que ahora su padre estaría con ella.

-¡No puedo atarlo! -Yacht gritó irritado mientras se paraba en el espejo del dormitorio de Krist. -¡No quiero ir!

Krist exhaló y buscó a tientas su corbata, él nunca fue de los que se ataba corbata, por lo general era quien las desataba, ya que casi toda la ropa que utilizaba no las necesitaba, pero en este caso por respeto a su padre quería que Yacht estuviera allí y por una corbata no se iba a quedar.

-Oye, podemos conseguir que uno de tus tíos te ayude con eso cuando lleguemos. - mencionó desenredando la corbata. -Ponla en tu bolsillo por ahora.

Sammy vestía una blusa azul marino oscuro con pantalones negros y zapatos planos, llevaba el pelo recogido en una coleta baja, ella a veces parecía mas masculino que él y el funeral no fue la excepción para cambiar su forma de vestir.

Krist entró primero a la funeraria para ver que todo estuviese en su lugar antes del funeral. La habitación estaba cubierta de elaborados arreglos florales de arriba a abajo era casi demasiado para mirar, pero el corazón de Krist estaba lleno.

Encontró a un empleado de la funeraria organizando las prendas florales y habló.
- Señor, no pedí todas estas flores y no creo que la familia las haya enviado.

- Oh, tuvimos un donante anónimo. -dijo con voz suave -La persona nos pidió que cubriéramos la habitación de arriba a abajo, también le dijo al administrador de la funeraria que él pagaría el resto del costo del funeral.

Krist estaba atónito solo había una persona que haría eso y él lo estaba ignorando. Su corazón se hundió, pero al mismo tiempo sintió muchas emociones, amaba a ese hombre con todo su ser, pero aún no podía mirarlo sin sentir enojo.

Se paró junto al ataúd, mirando las flores por todos lados. No podía creer que su padre estuviese muerto, se echó a llorar mientras lo miraba con su brillante traje azul que había conservado de la fiesta de despedida de su trabajo unos años antes.

-Te amo, papá y lo siento mucho - dijo mientras lloraba y se inclinaba a besaba su fría mejilla.

Unas horas más tarde, el ataúd de su padre junto con las flores fueron transportados a la Catedral de la Asunción para el funeral. A Krist le resultó difícil mantenerse unido cuando el órgano comenzó a tocar una canción triste.

Yacht y Sammy estaban incómodos y Krist los quería cerca como apoyo. Él hizo una mueca cuando miró y vio que un lazo en uno de los bancos estaba deshecho y fue a atarlo.

Cuando volvió a sentarse, escuchó una voz profunda.

-Bien, ya casi está listo.

Conocía esa voz, cuando se dio la vuelta, Singto estaba atando la corbata de Yacht. Sintió que su corazón se aceleraba por un momento, se veía muy guapo con su traje negro, pero luego recordó todo.

Singto lo miró y sostuvo la mirada mientras terminaba de atar la corbata y le daba a Yacht una palmada en el hombro, susurrándole algo al oído, obviamente no pudo escuchar y no podía soportar que él estuviera allí, se levantó y se acercó.

- Singto, tenemos que hablar - susurró.

Los dos se pararon en la entrada de la iglesia a la izquierda. Cuando finalmente estuvieron solos Singto se acercó para abrazarlo, pero él dio un paso atrás, sabiendo que en el momento en que él lo tocara, se perdería se sus brazos.

-He estado preocupado por ti -dijo en voz baja. -Traté de llamarte, pero parece que me quieres lejos.

Krist estudió sus pies por un momento antes de mirar a los inquietantes ojos azules de Singto.

-Primero que nada gracias por las flores y el pago que hiciste, Singto ya no puedo hacer esto. -dijo suavemente. -Te amo, pero ya no puedo vivir así.

-¿Es por lo que pasó con tu padre? -preguntó de manera sombría -Te dije que no era mi intención que tuviera un ataque al corazón.

Él negó con la cabeza y se cruzó de brazos. - Lo sé, pero no es sólo eso, es esta vida, es la gente con la que te rodeas, no sé si puedo vivir así.

Singto sintió que el corazón se le hundía en el pecho, pero se endureció. -Puedo respetar eso.

Krist buscó detrás de su cuello y desabrochó el collar que él le había dado. - toma esto.

-No, puedes quedartelo. -Eso era más que un collar, odiaría que le pasara algo era la única forma de saber donde estaba.
- Quiero que lo uses siempre es mi regalo para ti.

Krist le dio una débil sonrisa que rápidamente desapareció y besó su mejilla. -Gracias.

Se quedaron allí y se miraron el uno al otro durante lo que parecieron horas, pero solo pasaron unos minutos. Todavía había tanto amor allí y cosas que decir, pero parecía como si se hubiera cerrado otro capítulo en sus vidas.

-Necesito darte algo -dijo Singto, rompiendo el silencio. -Pero aquí no, no quiero que nadie lo vea.

Krist tenía la sensación de que mentía y probablemente quería tener intimidad de nuevo. -No voy a caer en tus juegos si piensas así en tener algo contigo...

-No pienses mal, no se trata de eso, pero es importante -le aseguró. -¿Cuándo puedo verte?

Krist escuchó la música que comenzaba en la iglesia y se estremeció por un momento.

-Um, puedes venir esta noche a las siete. Primero tengo que asegurarme de que mis hermanos estén bien.

-Entiendo -sacudió la cabeza.

Se miraron el uno al otro un poco más antes de que Krist le diera la espalda y volviera a entrar a la iglesia.



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𝘔𝘢𝘧𝘪𝘢 𝘦𝘯 𝘉𝘢𝘯𝘨𝘬𝘰𝘬 ˢᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora