Krist comenzó un negocio de escort por cuenta propia y tuvo éxito, ahora vive cómodamente, sin tener la necesidad de un proxeneta que se quede con sus beneficios.
Un día por azares del destino en una de sus citas Krist conoce a Singto Prachaya, pero...
La cara de Chai cayó por la impresión de lo dicho por su hijo. Él hombre mayor se tambaleó fuera de su sillón reclinable, se puso de pie frente a Krist y habló de manera recta y fuerte. -No puedo creer esto después de como te crié e hice lo mejor que pude por ti, ¿Haces eso? ¡Deberías estar avergonzado de ti mismo!
Levantó la mano hacia Krist e intentó golpear a su hijo antes de que su muñeca quedara atrapada rápidamente en el agarre de Singto.
-Lo siento señor, pero no tiene derecho a golpearlo.
Krist lloró cuando el rostro de Chai se encendió de rabia. -¡No puedes venir a mi casa y decirme lo que puedo y no puedo hacer con mis hijos. Matas gente, vendes drogas, traficas con armas, no tienes derecho a decirme que está mal y que está bien.
Singto soltó su agarre y se compuso. -Señor, dirijo negocios de renombre y no puedo responder por lo que hacen los demás, pero de nuevo le digo, no golpee a Krist.
Chai quería escupir en la cara de ese maleante, pero en cambio respiró y se sentó de nuevo en su sillón reclinable mirando a su hijo. -Eres una gran decepción, elegiste vivir una vida repugnante con un hombre repugnante. No te crié así en absoluto, te inculque valores y decencia.
Krist sintió que su cara se calentaba y en ese momento, fue como si todo lo que había hecho hasta este punto estuviera conduciendo a esto. Estaba tan enfermo que todos lo pisotearan, siempre le habían hablado como si fuera basura y esta fue la última gota.
-Papá, no quiero faltar al respeto a esto, pero yo soy quien ayudó a mantener a esta familia después de que te enfermaste, -dijo secándose las lágrimas. -Me aseguré de que los niños almorzaran y se prepararan todas las mañanas, fui a conferencias de padres y maestros, ayudé con la tarea y todavía ayudo, me hice una vida en lo que soy financieramente estable, puedo mantener a mi familia, no me voy a avergonzar de eso. Te amo papá, pero hice esto por mi cuenta y me hice una buena vida .
-Esa no es una vida admirable, Krist. No encuentro como mirarte ahora, tu madre estaría tan decepcionada de ver que su hijo se prostituye con cualquier hombre por dinero. No trabajas para nada, cualquiera puede abrirse de piernas y ahora vives con un asesino.
Singto tuvo suficiente. -Creo que necesitas mostrarle a Krist un poco más de respeto. Él fue franco y honesto contigo, no dejes que lo que yo hago refleje la forma en que lo tratas.
Chai se frotó las lágrimas de sus ojos y los puso en blanco. -Sé todo sobre ti y tú padre, él era un estafador y más, no hizo nada por la comunidad, creo que es mejor que mantengas la boca cerrada.
A Singto lo habían llamado cosas mucho peores, pero sabía que lastimarlo solo lastimaba más a Krist.
-Con el debido respeto señor, usted no sabe nada de mí en absoluto. No sabe lo que hago y lo que sacrifico todos los días para estar con Krist. Usted no tiene idea.
-Me importa un carajo lo que tengas que sacrificar -dijo Chai. -eres un hombre repugnante, de mala vida y hasta probablemente también lo estés engañando.
Le tomó todo a Singto no atacarlo, Krist en cambio tomó su mano y la apretó suavemente, la habitación se quedó en silencio por lo que parecieron minutos antes de que Chai abriera la boca para volver a hablar.
-No quiero que vengas más aquí, Krist.
-P...por favor no digas eso. -su voz se quebró -¿Qué pasará con Yacht y Sammy?
Chai desvió la mirada. -No eres la persona que quería que fueras y no eres una buena influencia para ellos, entiéndelo. Tú ya no eres mi hijo, tu forma de vida no es aceptable.
Las lágrimas de Krist también caían por su rostro antes de que rápidamente se las secara. Su padre, una vez cariñoso y cálido, se convirtió en alguien a quien ya no conocía. Nunca antes había visto este lado de él, esta versión de él era oscura y fría. Echó una última mirada a su padre antes de que se fueran sin decir una palabra.
Al salir Chai lloró por su hijo, el hombre lo amaba, pero no podía permitir esa conducta libertina.
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Tiempo después, Krist estaba de pie en su pequeño balcón con una pijama puesta tomando el aire fresco y enérgico de la noche. Él se había duchado y dejado secar su cabello al aire libre. Aún tenía los ojos hinchados por el llanto y le picaba la garganta. No podía creer que su padre lo dejara completamente desconsolado, él siempre había sido el niño de papá y no sabía como recuperarse de esto.
-Vas a estar bien, Krist.
No sé qué hacer - lloró mientras miraba hacia la bulliciosa ciudad - Me siento terrible.
Singto se acercó y lo abrazó -Él no tenía derecho a faltarte al respeto de esa manera.
-¿Pero qué se supone que debo hacer ahora? No sé que decirle para que me perdone.
-Sigue viviendo tu vida -dijo -Está claro que estás mejor sin alguien que no te apoya.
Krist le lanzó una mirada cruel y se liberó de sus brazos. -¿Cómo puedes decir eso? Él es mi padre, no es cualquier vecino.
-Él no debió haberte dicho esas cosas.
-Creo que tal vez deberías irte -Krist apartó su mirada -deseo y necesito estar solo esta noche.
Singto le besó en la mejilla y le susurró que lo amaba antes de dejarlo solo en casa. Al salir se sentó en su auto afuera del departamento de Krist y contempló la situación. Sabía que debería mantenerse al margen, pero Krist estaba sufriendo mucho y odiaba verlo así. Vio que la luz de la ventana del dormitorio se apagaba antes de decidir volver a la casa de su padre.
