❤️43🖤

344 59 29
                                    

La vista desde la playa de Palermo a la tarde siguiente era preciosa. No estaba tan concurrido como las playas de en su país. El bronceado natural de Singto se oscureció un par de tonos mientras se sentaba bajo el sol con un pantalón corto, su pecho estaba expuesto mientras veía a Krist salir del océano en un traje de baño azul como si fuera una sirena.

-Deberías entrar, el agua se siente tan deliciosa - dijo mientras tomaba la toalla a su lado y se secaba el cabello.

-Prefiero mirarte.

-¿Nos vamos mañana? - El mayor asintió y Krist inclinó para besarlo -Bien podríamos aprovecharlo al máximo.

Singto miró sus curvas y dijo -Créeme, no tienes ni idea.

El más jóven sonrió entre dientes y se secó el cuerpo.

-Bueno, creo que iré a tomar una copa al bar.

El bar al aire libre estaba cerca de otras tiendas, no donde estaban sentados, Krist se puso las chanclas antes de caminar y tomar asiento hacia el borde de cara al océano, aún podía ver a Singto.

-Un mojito de fresa, por favor -pidió entregando dinero en efectivo.

El bar no estaba abarrotado, pero un jóven sin camisa que no parecía tener más de dieciocho años tomó un asiento más cerca de él.

-¿Es esta tu primera vez en Italia? -dijo el chico con un marcado acento siciliano.

El camarero le deslizó a Krist su bebida y él la tomó con cuidado dando un pequeño sorbo antes de volverse hacia el hombre. -Sí lo es.

-¿Eres americano? -preguntó el chico casualmente. -Puedo darte un gran recorrido si quieres.

Krist le frunció el ceño - No me interesa - contestó tampoco tenía porque corregirlo y decirle que era tailandés.

-Nunca antes había estado con un estadounidense que se parezca a ti, tienes otro acento -dijo tomando de su bebida

-Y tampoco lo harás hoy - dijo Krist bruscamente no te dije que no estoy interesado.

El jovencito se rió y miró hacia la playa. -Tengo una habitación en el resort -dijo el chico mientras buscaba en su bolsillo y le deslizaba una tarjeta. -Habitación 489, cuando estés aburrido del viejo allí, avísame.

El cantinero miró al chico antes de regresar con otros clientes. Krist volvió a mirar a Singto que estaba disfrutando del sol bajo su sombrilla de playa, cuando se dio la vuelta el chico se había ido.

-No creo que deba beber eso -dijo el camarero. -Puedo darte uno nuevo sin cargo.

Krist sostuvo la bebida en su mano, no se veía mal, pero por la forma en que el jóven se fue supo que no debería beberla, nunca dejó pasar a ningún hombre por ser culpable especialmente con todo lo que había visto.

Cuando regresó con Singto, bebía agua embotellada y gimió.

-¿Todo bien? -Singto se quitó las gafas de sol.

Krist contempló el mar infinito. -Oh, ya sabes adolescentes coqueteando conmigo y tratando de drogarme pensando que eso es completamente aceptable, nada con lo que no me haya enfrentado antes.

Los ojos azules de Singto se enfriaron. -¿Quién fue?

Sin romper el contacto visual con el agua, Krist le entregó la tarjeta, Singto la tomó y se abrochó la camisa.

-Vuelvo enseguida -dijo poniéndose de pie.

Krist se encogió de hombros cuando él se fue. Mientras Singto se acercaba al hotel, atravesaba el vestíbulo antes de llegar al ascensor ya estaba echando humo de rabia, pero exhaló manteniendo su temperamento bajo control.

𝘔𝘢𝘧𝘪𝘢 𝘦𝘯 𝘉𝘢𝘯𝘨𝘬𝘰𝘬 ˢᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora