The Lincoln House

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Lincoln y Clyde escucharon todo lo que la pareja que estaban cerca de ellos estaban pasando. En donde el albino quería ayudarlos, ya que, aunque no los conociera, debía de ayudarlos en este momento que ellos dos estaban pasando.

Por lo que Lincoln estuvo pensando en que podría hacer para ayudarlos, y fue ahí en donde una idea cruzó por su mente. Al tener la idea en su cabeza, se dispuso a levantarse de su asiento, cosa que notó el moreno, quien se dirigió a su amigo albino para preguntarle.

_ ¿Lincoln, que haces?._ preguntó Clyde.

_ Iré a hablar con ellos, quiero ayudarlos en lo que están pasando. No me gustaría que a ellos los echaran en donde están de manera injusta._ respondía el peliblanco.

_ Pero amigo, ni siquiera los conoces, y además, ¿Que tienes en mente para ayudarlos?._ le preguntaba Clyde a su amigo.

_ Les propondré que se queden a vivir en mi casa, los días que ellos estarán aquí, según escuchamos ellos solo están aquí por algo relacionado al trabajo del señor. Por lo que iré a decirle que se queden a vivir en mi casa durante unos días, ya regreso._ contaba Lincoln su plan a su amigo moreno.

Clyde no sabía que decir, era bueno lo que hacía Lincoln con querer ayudar a alguien, pero el problema aquí es que tanto él, como Lincoln no conocen para nada a esa pareja, y además que les resultaría sospechoso a la pareja de que un niño albino les dejen vivir en su casa, por lo que él también se levantó de su asiento para acompañar a Lincoln.

Los dos llegaron a la mesa en donde estaba la pareja, quienes aún estaban preocupados por saber en donde podrían ir a vivir temporalmente. En eso fue que apareció Lincoln para luego decirle.

_ Hola buenas tardes, déjenme presentarme, mi nombre es Lincoln._ decía Lincoln presentándose.

_ Hola niño, mi nombre es Agustín Murray y ella es mi esposa Rebecca Valentine, ¿Que se te ofrece niño?._ se presentó el hombre al peliblanco.

_ No es por ser metiche ni nada, pero escuché lo que estaban hablando y déjenme decirles que lo que ese señor les hizo a ustedes es algo cruel, el no dejarlos estar unos días más en el hotel donde están, es algo que no se le perdona. Pero descuiden, yo tengo la solución al dilema que están atravesando._ contaba Lincoln con mucha seguridad.

_ ¿A si, y cuál es esa solución jovencito?._ preguntaba ahora la mujer de nombre Rebecca.

_ Pueden venir a alojarse en mi casa, solo los días que estarán aquí hasta que se vayan, así no tendrán que buscar otro lugar en donde les cobren caro o no los dejen estar sin dinero, ¿Que dicen, aceptan?._ respondía Lincoln a la duda de ambos señores.

Ambos adultos escucharon lo que Lincoln había dicho y se quedaron callados. Ya que no sabían que decir, es decir, le es raro que un niño con cabello blanco llegara a ellos y les ofrezca quedarse a vivir en su casa por unos días a unos completos extraños, algo que no suele pasar a menudo, pero a su vez es raro.

_ Te agradecemos el gesto niño, pero no creo que sea bueno que nos dejes alojarnos en tu hogar, y más que todo, no sabemos si tus padres acepten la idea que nos acabas de dar, pero estamos bien de todos modos._ comentó el hombre de nombre Agustín.

_ No hay problema con eso, mis padres renta los cuartos que tenemos en mi casa, y además no creo que encuentren un lugar en donde les dejen estar sin pagar primero, conmigo no habrá problema con eso, y aparte hago esto para ayudarlos. Es raro el ver esto, pero es verdad, así que se los digo nuevamente, ¿Aceptan la propuesta que les doy?._ volvía a ofrecer Lincoln a los señores en alojarse en su casa.

Nuevamente el albino les volvió a ofrecer a los dos señores en quedarse en su casa los días que ellos dos estarían en el pueblo. No sabían que decir, por un lado agradecían el noble gesto del albino en que los dejarían quedarse en su casa por unos días, pero por otro lado, aún les parece extraño que un niño les ofrezca a unos desconocidos en quedarse en su casa.

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