Un amor albino

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Una semana después de la primera cita de Lincoln y Liberty, vemos a los ya mencionados, quienes caminaban juntos y tomados de las manos. Ambos albinos se les notaba el amor que sentían, ni ellos mismos aún no creen que esto de verdad estuviera sucediendo.

Llegaron a su escuela en donde ellos dos eran el centro de atención. Desde que comenzaron con su relación varios alumnos empezaron a decir cosas sobre los albinos. Entre las cuales decían que ambos estaban cometiendo incesto, cosa que era ridículo, más por el hecho de que ambos no son hermanos aunque tengan un parecido enorme.

Esto claro no les afectaron en nada, no les importaba lo que decían los demás, de que si parecían unos fenómenos por ser novios y crean que son hermanos o parientes cercanos, nada de eso. Se reunieron con sus amigos, quienes estaban en los casilleros sacando unos libros, los chicos vieron que habían llegado los albinos.

_ Miren quienes vienen ahí. Hola chicos.— saludaba Clyde a sus amigos.

_ Hola Clyde, hola chicos. ¿Cómo están?— saludaba Lincoln a sus amigos.

_ Nosotros estamos bien, y justamente los estábamos esperando para hablar con ustedes. ¿Cómo han estado luego de su primera cita?— preguntaba Stella a los peliblancos.

Era sabido que los chicos sabían de la relación entre Lincoln y Liberty, cosa que nadie se lo esperaba, pero que de igual manera ellos dieron su apoyo y bendición a ellos.

_ Tanto Lincoln como yo hemos estado muy contentos. La cita que tuvimos fue muy buena, Lincoln se lució en llevarme a ese restaurante a cenar.— respondía Liberty.

_ Eso es genial, ¿Y cuando planean tener una nueva cita?— preguntaba Rusty.

_ Aún es muy pronto para pensar en la siguiente cita. Pero puede que en cualquier momento tengamos nuestra segunda cita.— respondía Lincoln a la pregunta.

Esto hizo sonreír a Liberty. Quién ya deseaba tener una nueva cita con su novio, si la primera fue muy buena ya se imaginaba la segunda. Estuvieron así platicando hasta que fuera momento de ir a su salón, hasta que Lincoln le diría algo a sus amigos.

_ ¿Harán algo luego de la escuela, chicos?— preguntó Lincoln.

_ Yo no, Haiku estará con sus compañeros del club de poesía para decidir en donde irán a recitar sus poemas.— respondió Clyde.

_ Jordan me dijo que estará en su casa haciendo algunos deberes.— contaba Stella.

_ Polly me avisó que estaría con sus compañeras de Roller Derby para entrenar.— seguía Rusty.

_ Hoy Tabby tendrá un ensayo con la banda, aparte que no haré mucho en la granja.— contestaba Liam.

_ Yo no haré nada, Risas me dijo que no tiene alguna fiesta de cumpleaños a la que asistiremos para animarla.— dijo por último Zach.

_ Sino tienen nada que hacer hoy podríamos aprovecharlo para ir a divertirnos. Podríamos ir al arcade, yo invito.— proponía Lincoln ir al arcade.

_ Siempre sabes cómo convencernos en ir. Por supuesto que iremos.— aceptaba Clyde la propuesta.

Con eso los amigos entraron al salón cuando escucharon que la campana sonó. Pasado las horas ya era la hora de salida, a lo que los chicos fueron con rumbo al arcade. Al llegar fueron a pedir las fichas, por lo que cada quien fueron a cada máquina a jugar. Lincoln estaba con su pareja Liberty, ambos albinos se la pasaban bien, jugando y haciendo pequeñas competencias.

Estaba por buscar otra máquina para ir a jugar cuando vieron algo que les llamó la atención. Lo que veían era que la pista de baile del Dance Revolution ya no estaba, en su lugar había otra que era mucho más moderna y nueva, y con capacidad para que más personas puedan bailar en ella.

The Lincoln House Donde viven las historias. Descúbrelo ahora