Capítulo 24

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Lisa



— No puedo quitármela de la cabeza— dijo Jisoo.

— Sí, si puedes— contradije caminando entre los asientos de la sala—. Está comprometida, además no tiene nada de bueno.

Tal vez Jisoo era lo demasiado idiota, o yo lo demasiado amargada como para verle algo de bueno a Rosé. Pero ella denominaba a Park como una diosa que la hace desear follar. La jodida marihuana que le di estaba quemando sus pocas neuronas y las estaba sustituyendo por muchas hormonas.

Ella no sabía flirtear. Siempre terminaba sacando como conversación el verano de hace unos meses donde tuvo que cuidar a los perros de su vecina —los cuales— una vez vieron un gato y ella tenía enredada sus correas alrededor de sus brazos y, por pura ley, los perros corrieron y consigo, arrastraron por todo el vecindario a la chica.

Solo faltaba que su tema de conversación fuera algo: ¿Te gusta el porno? ¿Con historia o sin historia?

O tal vez ya lo había hecho.

No sé cómo es que siempre terminaba haciendo coito con un chico diferente cada fin de semana.

— ¿Por qué no? Es linda y aparte me encanta su sonrisa, me enamora— declaró levantándose del asiento donde se encontraba.

— Jisoo, por favor— mofé.

Rosé, una cantante famosa que está en una relación, alguien que no combinaba con Jisoo. Absolutamente nada. Jisoo es hermosa. Más bien parecía como una de esas tipas que se miran tiernas, pero son unas hijas de puta. Mi querida mejor amiga estaba interesada en ella, pero por ser una cara bonita.

— Oh, vamos Lisa, solo consígueme una cita con ella, te beneficiaria a ti también, no te cuesta mucho, tú eras su amiga— jadeo suplicante.

— Por el amor de Dios, me incomoda, ella seguramente estará con ya sabes quien, además, ¿crees que quiera entablar una plática con la drogadicta de la universidad? — farfullé cansada y me puse de rodillas en el suelo.

— Sabes que no eres eso.

— Pero todos piensan que sí.

— ¿Y eso afecta en lo que realmente eres? Tú y yo sabemos que no es así.

Preferí no decir nada, solamente vi por debajo de los asientos como ella se volvió a sentar, pero esta vez en uno de los peldaños de las escaleras de la sala.

Di un suspiro largo y levanté el envoltorio de chocolate que había debajo de uno de los asientos para ponerlo en la bolsa de basura. Estúpida gente que tiende a dejar su miserable basura. ¿Por qué demonios estaba limpiando su mugre? Oh cierto, es mi castigo.

Era viernes. Y me la estaba pasando de maravilla. Claro.

Me senté sobre mis piernas y saqué dos rollos blancos de mi bolsillo, llevé uno directamente a mis labios y lo encendí, al momento que este desprendió su olor, la mirada de la pelinegra fue directamente a mí.

— ¿Qué haces? ¡Se encerrara el olor! — reprendió un poco asustada.

— Si, bueno, yo odio este maldito lugar— rechiste y sin dudarlo lleve el joint a uno de los asientos y con la parte encendida lo hundí en el causando que se quemara y un agujero quedara palmado ahí.

— Estas loca— Jisoo dijo y se cubrió el rostro.

— ¿Quieres? — ofrecí.

— Sí. — Se quitó las manos de la cara y se levantó para coger el otro rollo. Eché una risa.

Caminos diferentes [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora