A la mañana siguiente, un domingo ocho, eso lo recuerdo bien, porque era el día de la inmaculada concepción, Adrián tocó a mi puerta, parecía urgente por la manera tan sobresaltada en la que tocaba. Abrí la puerta en pijama y toda despeinada agarré mi cabello en una coleta, mal hecha.- ¿Está todo bien? -le pregunté preocupada.
-Necesito que me ayudes con algo, es urgente
Agarré mis llaves, que colgaban detrás de la puerta principal y salí detrás de él.
Al llegar a su departamento vi que tenía la sala de estar hecha un desastre.
- ¿Qué ha pasado aquí? ¿Cuál es la urgencia? No me digas que te han robado.
-Necesito que me ayudes a decorar el árbol.
Solté una respiración sostenida, puse mis manos a las caderas y arqueé mi ceja derecha.
- ¿Es una puta broma? Me sacaste de mi departamento, me despertaste e hiciste creer que tenías una urgencia y...
Me interrumpió
-Es una urgencia, decorar el pino.
Lo miré incrédula.
-Por favor.
Puse los ojos en blanco.
-Está bien. Iré a quitarme el pijama. Regreso en unos minutos.
Cuando regresé el ya había armado el árbol y estaba limpiando las esferas con una franela de color rojo.
Me senté en el suelo y tomé otro trapo que él tenía en el suelo y comencé a limpiar también las esferas. Lo hicimos en silencio por unos minutos, pero no fue incómodo, sino, familiar. Adrián se levantó, fue hacia su grabadora y puso una canción navideña. Last Christmas de Wham. Sonreí al escucharla.
-Perdón por levantarte y asustarte, pero quería que lo hicieras conmigo.
-No harás que me vuelva a gustar la navidad.
-Entonces si te gustaba antes. ¿Por qué te dejó de gustar?
-Mejor respóndeme a mí una pregunta. ¿Por qué querías poner el pino hoy?
-En mi familia es tradición ponerla el día ocho de diciembre. Desde niño siempre lo ponemos el día ocho. Mi abuela es italiana, la mamá de mi madre y en su casa siempre se pone en esta fecha, en la casa de mis padres también y desde que yo vivo solo, también lo pongo este día.
- ¿Tiene alguna explicación religiosa?
Asintió
-Es el día de la inmaculada concepción y según mi nona al poner el árbol, de simboliza la vida, el universo y el amor de Dios o algo así-sonrió
-Por poco haces que te crea.
-Es verdad
Lo miré de manera incrédula.
-La verdad no estoy seguro del todo, pero de lo que sí es que en mi familia es tradición.
-No pues que buen antropólogo eres-reí- ¿Por qué antes no me habías invitado y hoy sí?
-Simple, antes te hubieras negado
- ¿Qué fue diferente este año? -Me miró fijamente porque sabía que yo tenía la respuesta. Era cierto, este año no estaba con Luis-Pues este año, me hubiera negado de no haber sido traída a base de engaños.
-Sabes que no-sonrió de manera petulante. Tomó una esfera y la colgó en el árbol.
Todo el cassette que tenía en la grabadora eran canciones de navidad que pasaron de inglés al español. Que iban desde Last christmas hasta los peces en el río. Paró y fue a su habitación cuando regresó usaba un gorro como el de Santa Claus y me puso uno a mí.
-Para que entres en ambiente y llegué a ti el espíritu navideño.
No pude evitar reír.
Negué con la cabeza.
-Tengo tantos años de conocerte y jamás pensé que fueras un fanático de la navidad.
- ¿Bromeas es la mejor época del año? -parecía bastante entusiasmado. De manera genuina, no algo actuado- ¿Qué fue lo que pasó en tu niñez para que la odiaras tanto? ¿Santa no te trajo lo que querías? -rió por lo bajo.
Paré de colocar las esferas y lo miré con furia. Él se dio cuenta y se acercó
-Lo siento por bromear con eso. Creo que nos tenemos la suficiente confianza como para que me cuentes el motivo.
Me senté en el sofá color crema de su sala de estar. Él se sentó a un lado de mí y me miró intrigado.
-Mi abuela murió un 24 de diciembre y el día 25 todos mis familiares se pelearon por la herencia y demás. Se dijeron hasta de lo que se iban a morir y mi familia a partir de ese día se disolvió.
Tomó mis manos y las apretó
-Lo siento-las soltó, pasó su brazo sobre mi hombro, en forma de abrazo y me acercó a él-Pero a partir de esta navidad podemos crear una nueva tradición. Juntos podemos poner el árbol los días 8 de diciembre. Yo te ayudo con el tuyo y tú con el mío. Juntos podemos celebrar la navidad, podemos crear nuevos recuerdos juntos, para que en tu memoria queden guardados estos.
-Gracias-me abrazó y besó mi nuca.
Amaba cuando hacía eso, me parecía un gesto tan tierno. Y como él lo prometió así fue. Los recuerdos de aquel diciembre son los que mejor guardo en mi memoria, junto con los de la navidad del 92.
Recuerda que puedes seguirme en mis redes socialeswww.instagram.com/deyamartin
www.instagram.com/quedescubrir
ESTÁS LEYENDO
Nuestras noches de diciembre
RomanceValentina siempre quiso saber, quién fue su padre y por qué su madre nunca lo mencionó. Después de descubrir un cuaderno en el que su madre relata sobre el rompimiento con su novio y la relación con su amable y guapo vecino, decide leerlo, para así...