La cena transcurrió sin ningún percance. Cerca de la media noche, nos fuimos de la casa de la mamá de Adrián. Antes de irnos me despedí de ella dándole un fuerte abrazo.—Siempre que necesites un consejo de abuela, aquí estoy yo. Sé que tienes a tus abuelos por parte de tu madre, pero yo también estoy aquí para ti.
Sonreí
—Gracias.
— ¡Qué tengas buen viaje! Y que todo salga como tú quieras—me dijo la hermana de mi padrino.
Dejé a mi madre y su novio en el departamento. Ella me invitó a quedarme, debido a que era de madrugada y mi hogar estaba un poco lejos del suyo. Me negué, no había donde dormir ahí y yo por lo menos tenía mi colchón inflable. Además quería ver lo que ella me había regalo. Y me dijo que lo abriera exclusivamente a solas, y me moría de la curiosidad.
Llegué a mi departamento, me puse el pijama y me desmaquillé. Tranquila y sentada en el colchón inflable abrí el regalo de mi madre. Era una hoja blanca doblada en muchas partes, una fotografía doblada a la mitad y una usb. Primero desdoblé la hoja y leí su contenido.
Querida Valentina:
Esto no es fácil de escribir. Toda tu vida has querido saber quién es tu padre y por qué nunca te hablé de él. Tengo mis razones para no habértelo dicho antes. En esta pequeña caja viene una fotografía de él y es la única que tengo, la guardé para un día mostrártela. Lo iba hacer cuando eras pequeña, pero hubo algo en mí que me dijo que no lo hiciera, así que la guardé durante todos estos años. En la USB viene un video en el que te explico la razón, porque no puedo continuar escribiendo esto.
Te amo, hija mía. Siempre lo haré y siempre contarás conmigo.
Me levanté y fui por mi computadora. Conecté la USB y busqué lo que venía ahí. Venía un video y un archivo de Word. Abrí primero el archivo. Venía los datos de Luis Fernando Garza y donde podría encontrarlo, venía la dirección de la concesionaria. Todos los datos que ya conocía.
Cerré el archivo y reproduje el video. Era mi madre. Estaba sentada en la cama de su habitación. Era solo ella.
—Hola Valentina—Espero que ya hayas leído la carta que venía en la caja antes de ver este video, sino, ponle pausa, léela y regresa a ver esto. Listo. Hola de nuevo—sonrió—Decidí hacer este video, porque no podía escribirlo. ¿Recuerdas que de niña me preguntaste sobre tu padre? Siempre lo hacías, pero yo nunca te daba respuesta de él y después de un tiempo dejaste de preguntar—Soltó una respiración sostenida—Bueno, esa fotografía que tienes en la mano es de él, cuando joven. Y es la única que tengo. La razón por la que no te hablé sobre él, es por qué él no quiso saber sobre ti—hizo una larga pausa, pensé que se había trabado o algo así, pero no, continuó—Cuando me enteré que estaba embarazada y le dije a mis padres, ellos me convencieron de contarle a él, no porque quería que me respondiera, sino, porque también tenía derecho a saber de tu existencia, quisiera estar presente o no. Así que después de que naciste fui a su departamento, yo sola, para hablar con él. Me recibió, pensó que quería volver con él, estuvo a punto de cancelar su boda por mi reunión, pero cuando le dije que había tenido un hijo su semblante cambió por completo. Él sabía que después de él tuve una relación sentimental con Adrián, así que no creyó que tú fueras su hija. Incluso le dije que podían hacerse un examen para que me creyera, pero se negó por completo. Me dijo cosas horribles entonces entendí que él no debía ser parte de tu vida y salí de ahí. Sus palabras aún resuenan en mi mente: No vengas a ensartarme un hijo que no es mío, seguramente quieres dinero. Ese bastardo no es mío y no quiero saber nada de él—al decir lo último comenzó a llorar—Fue el peor momento de mi vida. Jamás me sentí tan humillada y después de eso juré que nunca hablaría con él y nunca lo conocerías, porque tú no mereces sufrir lo que yo, no mereces que te desprecie. Así que después de muchos años estoy aquí frente a una cámara diciéndote esto, porque ni siquiera tuve el valor de decírtelo en persona—respiró profundo y exhaló —Eres una persona valiente y sensata, sé que sabrás hacer lo correcto con la información que te di. Te amo, no importa lo que decidas.
Después de eso terminó el video. Cerré la computadora y la dejé a un lado de la cama. Tomé la foto de Luis en mis manos y la miré con detenimiento ¿era capaz de afrontarlo diciéndole que soy la hija que no quiso conocer?
A la mañana siguiente desperté y lo primero que hice fue mandarle un mensaje de texto a mi madre.
"¿Podemos vernos? Necesitamos hablar"
A los minutos tuve su respuesta.
"Claro, ¿dónde quieres que nos veamos?"
"En la cafetería de siempre"
"Está bien. Nos vemos a medio día"
Cerca de las 12 del medio día, llegué a la cafetería. Era la misma en la que cité a Adrián para hablar sobre mi madre, esta vez la cité a ella para hablar de Luis Fernando Garza, mi padre.
Cuando llegué ella ya estaba ahí. Me acerqué a la mesa, tomaba un americano. Me senté frente a ella.
—Hola—me sonrió.
Se acercó una señorita, de unos veinte años, de cabello castaño, y mandil blanco.
— ¿Gusta ordenar algo?
Asentí
—Me traes uno igual, por favor—señalé la taza de mi madre, ella asintió y se fue.
— ¿Sobre qué quieres hablar? —preguntó, pero supe que ella sabía cuál era la respuesta.
—Sabes sobre lo que quiero hablar.
Sonrió. Tomó su taza de café y le dio un sorbo.
—Sí, pero quiero que tú lo digas.
—Quiero hablar sobre Luis Fernando Garza.
— ¿Qué quieres saber sobre él?
—Ya lo conozco.
Se atragantó con su café. Llegó la mesera con mi café, lo dejó en la mesa y se fue. Vio la reacción de mi madre.
—Señora ¿está bien? ¿Algún problema con el café?
Ella asintió es todo lo que pudo hacer.
—Está bien. No te preocupes. Muchas gracias—respondió por ella. La chica se fue dejándonos solas de nuevo.
— ¿Cómo que ya lo conoces? — preguntó al reponerse.
—Hace días encontré esa fotografía en la caja donde venía tu diario. La tomé y vi el nombre que tenía escrito detrás. Lo busqué en Facebook, lo encontré y fui a su concesionaria, pero no le dije que yo era su hija, fui a vender mi coche, incluso conocí a su hijo. También sé que lo viste el día del centro comercial y después de 30 años todavía te afecta verlo, pero después de ver el video, supe el motivo— tomé su mano. La apreté con fuerza—Siempre fuiste mi ejemplo, pero ahora lo eres más. Sé que estuve insistiendo por muchos años sobre conocerlo y ahora no sé, si soy capaz de ir a decirle que soy la hija que no quiso conocer—sentí como se me quebró la voz.
Ella me miró con ternura y me sonrió.
—Bueno—soltó una respiración sostenida—Lo que querías era conocerlo, verlo en persona, saber cómo era físicamente y saber cómo sonaba su voz y eso ya sabes. Así que si prefieres no decirle, está bien. Así como también está bien si quieres decirle ese día que vayas a la concesionaria a cerrar la venta de tu coche.
—Creo que no lo haré. Después de escuchar lo que te hizo y dijo, por como vi que era ese día, no es buena idea. Siento que no es una buena persona y no quiero eso en mi vida.
—Piénsalo
—Eso haré, mamá.
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Nuestras noches de diciembre
RomanceValentina siempre quiso saber, quién fue su padre y por qué su madre nunca lo mencionó. Después de descubrir un cuaderno en el que su madre relata sobre el rompimiento con su novio y la relación con su amable y guapo vecino, decide leerlo, para así...