Después de estar negociando con Luis, llegamos a un acuerdo en cuanto a cantidad. Le dije que arreglaría los trámites de baja de las placas del auto y cuando estuviera listo iría a la concesionaria a cerrar el trato. Él me ofreció hacerlo, pero me negué. Había escuchado historias de personas que vendía así su coche y la otra persona nunca dio de baja y quien ya no tenía el coche tuvo que pagar una fuerte suma para arreglar eso.Junté todos los documentos e hice una cita para hacer todo eso. Me dieron la cita pasando las fiestas, para el lunes 2 de enero.
Como no esperaba pasar las fiestas con alguien más que mi madre, hice compras de última hora. El día que estuve en el departamento de mi madre, antes de irme, me dieron la noticia que pasaríamos Nochebuena en la casa de la madre de Adrián. Así que pregunté quienes estarían en ella, para comprar presentes, mi padrino me dijo que no era necesario, pero mi madre escuchó así que dijo que ella llevaría los regalos. Como sabía que no los había comprado aún, le mandé un mensaje para reunirnos y comprarlos juntas.
Pasé por ella en el coche y nos fuimos con rumbo al centro comercial más cercano. Estaba abarrotado de personas, que al igual que nosotros, hacían compras de último momento.
El lugar estaba decorado acorde a la fiesta. Tenían un árbol de navidad enorme en el centro de la plaza, con regalos más grandes que yo. Había un hombre disfrazado de Santa Claus y los niños se tomaban fotos con él y había otros tres disfrazados de los reyes magos, del otro lado. Cada tienda tenía adornos alusivos a la fecha y en algunas los empleados usaban gorros navideños.
— ¿Qué es lo que compraremos? —le pregunté a mi madre.
—No tengo idea.
—Se supone que los conoces.
Asintió
—Pero hace muchos años que no los veo. La sobrina de Adrián, ya está casada y tiene dos hijos, un niño de 8 años y otra de 6 seis. La hermana de Adrián, es más o menos de mi edad y bueno su madre, ya es una señora adulta, como de la edad de tus abuelos. Eso sí, les encanta esta festividad.
— ¿Entonces qué compraremos?
Se encogió de hombros.
—Nunca he sido buena dando regalos. Siempre sobre pensé demasiado cuando se venían estas fechas al comprarte tus obsequios. Y no fue hasta que tenías como unos 12 años, que adiviné tu regalo ideal.
Sonreí al recordarlo.
—Mi primer microscopio.
Recordaba las navidades con ella. Me regalaba lo más popular que había en las jugueterías. Muñecas, juguetes para hornear, cosas para pintar, instrumentos musicales, videojuegos. Pero no fue, hasta que puso atención un día en la juguetería mientras miraba los juegos de química de una reconocida marca, que entendió lo que me gustaba.
Y fue ahí cuando descubrí lo que haría con mi vida. Un simple regalo, cambió el rumbo de mi vida.
Tomé mi celular y le mandé un mensaje de texto a Adrián.
"¿Qué crees que le pueda gustar a tus sobrinos de regalo?"
Recibí de inmediato su respuesta.
"Tu madre me hizo la misma pregunta, hace unos minutos. ¿Qué le puede comprar a mi familia? Le dije que no era necesario, pero insistió".
"Entonces, ¿Qué podemos comprar?"
"El niño es amante de los videojuegos, cualquiera funcionará. A la niña le encanta jugar con muñecas. A mi hermana le pueden regalar algún accesorio, tiene gustos muy parecidos a los de tu madre, así que deja que ella escoja y a mi madre, le dije a tu mamá que hiciera un dibujo a lápiz de una foto que le mandé. Ya lo hizo. Ayer pasó todo el día haciéndolo. Dijo que compraría un portarretrato para ponerlo".
Sonreí y le dije a mi madre lo que tenía que comprar. Primero fuimos a la juguetería, que era lo que siempre se acababa primero. Yo busqué la muñeca y ella le preguntó a un encargado, sobre los videojuegos y cual sería más conveniente para un niño de 8 años. Terminó comprando uno de Mario Bros. Y yo compré una muñeca que traía accesorios médicos. Hasta comprando juguetes sacaba mi lado científico.
Saliendo fuimos a una joyería. Ahí compro una pulsera con algunas incrustaciones de piedras preciosas. Se la envolvieron en una caja alargada de color tinto brillante.
Por último fuimos a una de las dos tiendas departamentales que había en el centro comercial. Ahí nos dimos a la tarea de buscar el portarretratos para el dibujo que mi madre hizo. Después de buscar, encontró el perfecto. Era uno de tamaño carta de color dorado. Era muy sencillo, pero lucía bastante elegante.
Cuando ya íbamos de salida, me encontré con Luis Fernando Garza entrando en una tienda. Yo caminaba a un lado de mi madre, pero al verlo, me quedé atrás e hice como que vendía aretes en una isla que vendía bisutería. Mi madre, sin darse cuenta se adelantó y se encontró con Luis, quién solamente la miró sorprendido, ella también lo vio y quedó seria. Fueron solamente unos segundos, pero para mí, y seguramente para ellos, debieron ser eternos. Él tenía toda la intensión de hablarle, pero mi madre siguió caminando y a él le habló una mujer de cabello castaño y bonita sonrisa, la misma de la fotografía y se adentró en la tienda. Cuando no lo vi más, alcancé a mi madre, quién se quedó en una tienda de ropa a unos tres locales de ese. Solo miraba al vacío, ni siquiera admiraba el hermoso vestido que tenía frente a ella. Le hablé, pero no respondió. Toqué su hombro y le hablé tres veces más, ahí fue cuando reaccionó.
— ¿Te probarás ese vestido? —le pregunté, cuando en realidad quería preguntarle ¿estás bien?
Ella negó con la cabeza. Entonces lo supe, después de tanto tiempo, le seguía afectando verlo. Quería contarlo todo, que sabía que no estaba bien, que sabía quién era él y que había ido a verlo. Pero como siempre, mejor decidí quedarme callada, porque ella no estaba bien y porque estaba esperando el momento oportuno para decirle la verdad.
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Nuestras noches de diciembre
RomanceValentina siempre quiso saber, quién fue su padre y por qué su madre nunca lo mencionó. Después de descubrir un cuaderno en el que su madre relata sobre el rompimiento con su novio y la relación con su amable y guapo vecino, decide leerlo, para así...