A la mañana siguiente, Adrián tocó muy temprano a mi puerta. Acababa de colgarles a mis padres. Les marqué en cuanto desperté para desearles feliz navidad y decirles lo mucho que los quería. Después de la reunión de ayer, con la familia de Adrián me entró el sentimentalismo y les dije lo mucho que los extrañaba. Mi adorado vecino, traía en su mano derecha una caja envuelta con un papel rosa brillante y un enorme moño color dorado en ella, en la otra sostenía una botella de vino tinto. Usaba vaqueros, un jersey color gris y tenis. Yo aún estaba en pijama.—Feliz navidad, vecina—me entregó la caja de regalo.
Lo miré con cierta pena, porque yo no le había comprado nada.
—Yo no tengo un regalo para ti
—Descuida, yo te estoy dando el regalo porque me nace dártelo, no porque quisiera recibir uno de regreso.
Sonreí.
Entonces recordé que en una vieja libreta de dibujo tenía un dibujo de él, tocando la guitarra, lo hice un día que estaba aburrida y él estaba distraído tratando de sacar una canción en ella.
—Pasa—le dije
Él entró
—También traje una botella de vino para pasarnos el mal trago de la cena de ayer.
—Pero si ayer fue divertido.
Me miró de manera incrédula
—Siento que te acorralaron demasiado y más por lo que dijeron de nosotros. Relación seria, matrimonio. Me sorprendió que no salieras corriendo.
Fue bonito, en ese momento, pensar en una relación estable a futuro con una persona, y que esa persona fuera él.
—No pasa nada—reí—fue gracioso todo eso— Caminé hasta la cocina y de la alacena tomé dos vasos de vidrio. Él puso la botella en el desayunador.
—Lo siento, pero no tengo copas—coloqué los vasos en el desayunador
—No importa. Lo que importa es el contenido—sonrió
—Ya regreso—caminé con rumbo a mi habitación
— ¿A dónde vas?
—Voy a cambiarme de ropa
Cerré la puerta, me vestí con jeans, un suéter blanco y con mis pantuflas. Busqué en mi cajón mi libreta de dibujo y saqué de ella la hoja donde se encontraba el retrato que había hecho de Adrián.
Cuando regresé a la cocina. Él ya había destapado la botella de vino. Llevaba el dibujo enrollado como pergamino.
—Toma—se lo entregué
Él arqueó una ceja
— ¿Qué es esto? ¿Quieres que firme esta acta de matrimonio? Micaela, esas no son formas de pedírmelo.
Reí
—Ábrelo
Extendió el dibujo
Sonrió al verlo.
—Sabía que tenías talento, pero no pensé que en realidad fueras tan buena. Mónica, podrías vivir de esto, eres consciente de ello
Bufé
—Como si en México se pudiera vivir del arte. Sólo los que tiene su porvenir asegurado pueden explorar en las bellas artes, personas como nosotros, tenemos que trabajar para sobrevivir.
—El día que dejes de pensar así, verás que serás una gran artista.
—Dejemos de lado eso. Y bebamos de la botella de la paz.
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Nuestras noches de diciembre
Roman d'amourValentina siempre quiso saber, quién fue su padre y por qué su madre nunca lo mencionó. Después de descubrir un cuaderno en el que su madre relata sobre el rompimiento con su novio y la relación con su amable y guapo vecino, decide leerlo, para así...