Un par de días después de la cena, fui al departamento de mi madre para ayudarle a empacar. Adrián ya estaba ahí. Después de la cena, él se mudó con mi madre, era ilógico que estuvieran separados más tiempo.—Hola— dijo al verme entrar por la puerta—Bienvenida al caos.
Reí
La casa estaba patas arriba era todo un desastre. Cajas por todos lados, caminé entre ellas y la habitación de mi madre estaba peor, había ropa por todos lados y las maletas abiertas en el piso del mismo.
Me paré en el umbral de la puerta.
—Qué bueno que llegas, ¿le ayudas a Adrián con las cajas de la sala? Acabamos de sacar todo lo de la sala de menesteres y quiero que lo separen entre lo que se puede donar, tirar y vender.
Asentí
Adrián estaba sentado en el sofá sacando cosas de una caja, las cuales repartía en diferentes cajas, dependiendo de lo que fuera.
—Las cosas que vamos a donar van en esta caja—señaló la que estaba a su derecha—Las que se van a guardar en esta otra—Señaló la que se encontraba a su izquierda—Y lo que vamos a tirar va en esta bolsa. No sé cómo vamos a hacer para guardar 30 años de la vida de tu madre en una sola caja
No pude evitar reír.
—Ahora me crees que tiene cosas que no necesita guardadas. Buena suerte ahora que vivan juntos en Nueva York
Sonrió
—Ya hablé con ella, le dije que mi departamento es pequeño, así que no tendrá espacio para hacer una nueva sala de menesteres.
—Este también lo era y lo encontró.
Abrió un poco más lo ojos y soltó una carcajada por lo bajo. Al hacerlo se le hicieron unas pequeñas arrugas en los ojos. Para mí siempre había sido así, pero después de ver las viejas fotos de mi madre, no podía evitar imaginármelo en sus veintes. Debió ser divertido tenerlo de compañero, porque son tal para cual. Ojalá y algún día encuentre a alguien que me trate como su igual, que sea divertido y que respete y amé cada parte de mí.
Tomé la caja que decía Diciembre del 91, sin abrirla la metí en la caja para guardar y Adrián se dio cuenta.
— ¿No revisarás esa caja?
Negué con la cabeza
—Conozco su contenido de memoria.
— ¿Es "la caja? —hizo las comillas en el aire
Asentí
Y sin más abrió la caja. Supuse que le dio curiosidad su contenido. Lo primero que vio fue la libreta, la cual solo hojeo. Sacó cada una de las fotos, sostuvo en su mano una foto de mi madre en solitario, pasó a una postal de nueva york y concluyó con una de ellos dos. Sonrió al verla.
—Es increíble que todavía conserve esa fotografía—me la mostró—Esta solía estar en un portarretrato en una mesa en la sala de estar.
—Un día mi madre quitó todas las fotografías y en su lugar puso los cuadros que ella hacía. Cuando me gradué de la universidad puso nuevamente fotografías, solo una mía con la toga y el birrete, para simbolizar lo orgullosa que estaba de que hubiera concluido mis estudios universitarios. No dejé que pusiera una cuando terminé la maestría y el doctorado, con esa bastaba.
El hizo un pequeño movimiento con sus piernas y la caja que reposaba en ella cayó al suelo, nos dimos cuenta que había más en ella, tenía un fondo falso y al caerse este se abrió. De ella salieron dos fotografías más, una de un joven de cabello negro y ojos castaños, sonreía, pero no parecía sincera. Había algo en su mirada que me parecía demasiado familiar y la otra era de ella con ese mismo chico. Fue entonces que caí en cuenta al ver la reacción de Adrián ante esas fotos quién era él. Luis, mi padre.
La tomé y al reverso venía su nombre Luis Fernando Garza, grabé muy bien su nombre en mi mente.
— ¿Por qué tenía estas fotografías?
Me encogí de hombros.
—Es la primera vez que la veo.
— ¿Él es lord Voldemort?
— ¿Por qué Voldermort?
—Por qué nunca debe ser nombrado. De niña aprendí eso, pero creo que ahora le quedaría mejor, el cacas.
Rió.
—Tienes demasiada cultura general.
—Qué te puedo decir, a mi madre le gusta mucho ver series y películas, es algo que me enseñó de niña. Creo que a ti también, según leí, tenían días para ir al video centro y rentar películas.
Guardó con demasiada premura las fotografías y todo el contenido de la caja, para que mi madre saliera y no se diera cuenta. Grabé bien el nombre, porque esa noche, comenzaría a buscar ese nombre.
Necesitaba verlo, solo una vez, saber cómo era físicamente y como persona, necesitaba hacerlo para estar bien conmigo, para saber mis orígenes, no importaba cual fuera el resultado.
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Nuestras noches de diciembre
RomanceValentina siempre quiso saber, quién fue su padre y por qué su madre nunca lo mencionó. Después de descubrir un cuaderno en el que su madre relata sobre el rompimiento con su novio y la relación con su amable y guapo vecino, decide leerlo, para así...