Para celebrar la venida del nuevo año mi madre decidió organizar una fiesta, también sirvió para su despedida del país ya que se iría en cuestión de días al igual que yo. También como despedida de soltera, ya que viviría con Adrián y prácticamente serían esposos. Era la primera vez que viviría con alguien, ya que siempre fuimos ella y yo. Tuvo parejas a lo largo de los años, pero ninguno logró atrapar el corazón de ella, y después de verlos juntos estos días supe el motivo, porque siempre fue de él.Mi madre rentó un pequeño bar que quedaba cerca de su casa, no había servicio para otras personas, solo exclusivo para el evento que ella preparó. En el centro de las mesas había un tronco de escasa altura, sobre él había dos velas color blanco, rodeados por naturaleza muerta. Del techo colgaban telas traslucidas de color blanco. Tuvo la grandiosa idea de servir barra libre, así que podías ir a la barra y pedir lo que quisieras. Los meseros llevaban bocadillos en charolas que ofrecían a los invitados. La mayoría de las personas que estaban en el lugar eran personas de la edad de mi madre, y unos cuantos jóvenes, compañeros artistas emergentes que ella apoyaba. Le gustaba hacerlo, porque decía que se merecía que creyeran en ellos, así como confiaron en ella por primera vez, hace unos veinte años.
Cuando llegué ella estaba platicando con su representante, tenía una copa de vino tinto a medio vacía en la mano. Lucía un hermoso vestido entallado color negro, con unas zapatillas plateadas. Siempre tan elegante. Al verme se disculpó con Martina y caminó hasta mí.
—Me alegra que estés aquí.
—Como no iba a venir, si eres mi madre.
Se acercó una mujer de cabello rubio.
—Tu fiesta es grandiosa—comentó al tomarla del codo. Ella sonrió— ¿Sabes dónde está Francisca? —le preguntó
Asintió
—Permíteme un momento—le dijo a ella—Puedes pedir lo que tu quieras en la barra—se dirigió a mí—ven te llevo con ella—y se fueron juntas a punto contrario de donde me encontraba parada.
Caminé hasta la barra y pedí un Long island iced tea y el joven de unos veinticinco años, arete en la ceja y tatuaje de líneas en el brazo comenzó a prepararlo. A mi lado se paró Adrián. Quién pidió un refresco de cola.
— ¿Qué pediste? —me preguntó.
—Un refresco igual que tú—bromeé
—Aquí está su Long Island Iced Tea, señorita—dejó frente a mí el vaso con la bebida—Y su refresco caballero—le dio el suyo.
—Gracias—respondí al tomarlo y darle un pequeño sorbo con el popote.
Nos quedamos en la barra. Mirando hacia la dirección donde se encontraba mi madre. Tenía en la mano un Martini, había cambiado el vino por otra bebida. Reía y platicaba con otras dos mujeres más.
—Está desatada. No ha parado de beber desde que llegamos.
Ambos reímos.
—Va extrañar todo esto cuando se vayan. Comenzar en una ciudad nueva va a ser difícil, sin conocer a nadie—Bebí un sorbo de mi bebida— ¿No lo crees?
—Creo que te estás reflejando en lo que estás diciendo.
Solté una carcajada.
—No creo que sea así. Mi vida aquí era ir al laboratorio, dormir y visitar a mi mamá de vez en cuando.
Posó su brazo sobre mi hombro y me atrajo hacia él, en forma de abrazo.
—Te irá muy bien. Eres una mujer brillante y valiente.
![](https://img.wattpad.com/cover/286472397-288-k858987.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Nuestras noches de diciembre
RomanceValentina siempre quiso saber, quién fue su padre y por qué su madre nunca lo mencionó. Después de descubrir un cuaderno en el que su madre relata sobre el rompimiento con su novio y la relación con su amable y guapo vecino, decide leerlo, para así...