Era una habitación oscura, apenas si había alguna pizca de luz. No había ventanas, o para ser más precisos. Habia barrotes de acero y una persiana sobre ellos, pero sin vidrio, se abrieron permitiendo a los hombres entrar firmemente. Numerosos agujeros sobresalieran de los colchones destinados para "reposar" presentaban chinches bailando por los alrededores junto con los ácaros e incluso pulgas. Era obvio que en este lugar no se preocupaban por la salud y el bienestar de los recluidos.
Y entre las pocas muecas de las cuales entraba la luz del sol. La apenas clara imagen de todo el suelo se encontraba manchado, sucia de sangre, moho y ratas.
Dentro de esa celda, en la medida de donde se encontrarán, uno podía oír claramente a los niños gritando de agonía en varias de estas celdas. Las paredes cubiertas de sangre, piel explicarían que sea lo que estaba pasando dentro de esas celdas, no era nada bueno.
Los niños fueron golpeados, claramente alguien estaba haciendo algo con látigo la magia negra destinada a las maldiciones y a la tortura arrebataban el alma de los ojos coloridos de los niños por las manos de la humanidad.
"... A-Ayuden-nos" fue como una súplica, la quebradiza voz de la niña apenas si tenía emoción detrás de ellas, porque el temor fue superior al deseo de vivir.
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"Fue una buena platica ¿No lo cree Doc?" La voz de Jeanne tenía un tono de satisfacción después de la conversación.
"... ¿Es así?" En cuanto a Kankuro, que parecía medir el tono, los movimientos y las palabras de quien ahora se dedicaba a cuidar, dudaba que la falsa imagen de satisfacción de la chica fuera a convencer a alguien tan inteligente como él. Como médico, había decidido a permanecer junto a la inestable chica para cuidar de su mente y cuerpo como un hermano mayor.
Y odiando por segunda vez su título... podía decir que la chica estaba en un estado frágil desde que se enteró de la muerte de Dios.
"¡Pero claro! ¡Nada de lo que hice valió realmente la pena!" Jeanne no pudo evitar encontrar todo esto... dolorosamente hermoso. El país por el que lucho... las personas que protegió... todo lo que tuvo que pasar cuando los grilletes apretaron sus muñecas en el pasado.
Las visiones que raptaron sus descansos llenándola de convicción y fuerza durante sus suelos del arcángel Miguel, santa margarita y la señorita catalina no fueron más que una mentir para que ella cumpliera un capricho de un Dios muerto.
Más de dos mil años muerto... todas esas farsas durante los sermones inundaron como los mares en sus recuerdos... Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudare; te sostendré con mi diestra victoriosa... ¿Cómo era posible que esas palabras sin valor le llenaran con tanta convicción en el pasado durante los callejones oscuros donde cualquier niño miraría inseguro?
"¡Que desastre!" Las lágrimas comenzaban a caer como la sangre de sus amigos, enemigos en esa guerra desgarradora pero conforme salían y se aproximaban a sus mejillas estas desaparecían en el infinito silencio y la quietud que se mantuvo sin perturbar, sus lágrimas se evaporaron como las rosas en el perfume de su alma.
Si Dios estaba en verdad muerto entonces las calurosas mañanas y frías noches que paso aprisionada en el castillo de Beaurevoir, confinada entre sus varios intentos de huida fue trasladada a Arras fueron realmente humillantes.
Desde el principio en que sostuvo ese estoque fue engañada como la torpe e ingenua campesina analfabeta que en realidad es, a pesar de que mientras rezaba con el deseo de que dios le acompañara y le librara de su inequidad creía firmemente que todo era una prueba para medir su fe y voluntad.
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Fate DxD: El Regreso De Un Héroe
HumorLa vida continua tras fin de la Guerra del Santo Grial. Emiya Shirou ha perdido su fe en la humanidad, dejando sus armas y un sueño que solo le trajo dolor y sufrimiento atrás. Intentará vivir una vida normal, si es que alguna vez fue normal, pero...