Capitulo II
XXX
“Esplendido”
Una voz uniforme anuncia el final de una pelea. Una pelea que solo había sido ligeramente agotadora. La protagonista de dicha carnicería había sido nada menos que Medusa, la Gorgona presento varios cortes menores, daños solo provocados en consecuencia al aspecto congelante de los demonios de hielo. Y el maestro de dichos demonios estaba apoyado en una barandilla, supervisando el combate, que era mas parecido a un experimento o una prueba.
Euclid giro el cuello diciendo en voz alta:
“Eliminaste a todos mis Frost. Te lo agradezco Medusa, pude recoger datos útiles para el análisis”
“Me alegra serle de utilidad” Había dicho Medusa con un dejo sarcástico. Era típico de ella decir palabras duras de manera directa o indirecta. “Pero aun tengo energía”.
Tentativamente miro al diablo de ojos rojos mientras el chillido de sus garras silbaba con la hoja de su espada. Lo retaba a tomar el lugar de sus esbirros.
Naturalmente, Euclid no se vio perturbado.
“Relájate ahora.” Dijo Euclid con calma “Ahora mismo no creo hacerte ningún daño”
“Pero lo harás” El rostro de Medusa era pétreo al decirlo. Ignorando la presión opresiva que se siente en el aire como vientos de invierno.
“Es probable.” Respondió Euclid, asintiendo. “Con ese Ultimo Héroe de lado del menor de los Lucifer, de un lugar a otro en su búsqueda del Lancero. Lo es” explico el diablo de plata adecuadamente.
Medusa no respondió, ni siquiera trato de desmentir la relación entre Vali Lucifer y Shirou. Simplemente no era astronómicamente optimista. Pero no pudo evitar estar de acuerdo con su observación. El mundo, tanto mortal como sobrenatural es en realidad mas pequeño de lo que en verdad parece. No había lugar para la visión pacifica de Shirou, o la extremista de Cao Cao. Y a regañadientes, no podrían coexistir pacíficamente.
Aun así…
No obstante. Medusa se acerca y se acerca aun más. Ella se precipita hacia el demonio de plata como un rayo. Por su puesto Euclid ya la estaba esperando con un extraño guantelete con garras en forma de guadaña, esta hecho de un material muy parecido al de sus demonios de cristal pero mucho mas resistente, con golpear con toda su fuerza lo descubrió, solo cada garra podía llegar a medir 25 pulgadas de curva externa, quiza incluso mas, incluso había un pesado efecto refrigerante, una maldición extendiéndose por sus huesos.
?!!!—Y esas insanas garras de cristal desvían el ataque sobre su cabeza.
Y al golpearse ambos, como un grito de muerte. El suelo tembló, el suelo bajo sus pies retumbo y los temblores continuaron. Solo el primer choque había vuelto parte del suelo inútil con un considerable cráter. Pero fue un combate sencillo, uno dedicado a medir la habilidad de uno sobre el otro. Medusa con sus extremidades blancas flexibles y un largo cabello que estaba mas que dispuesta a usar como un arma más; balanceándolo como la cola de un cometa, un rastro de purpura ataca a Euclid, formando un arco desde todas las direcciones. Pero el demonio de plata, inclinando su cuerpo hacia un lado, solo se defiende y no muestra intención de contraatacar.
Euclid aflojo sus ataques, pero no había complacencia por parte de su oponente. Medusa podía ver claramente que tomar ventaja de la oportunidad para atacar solo llevaría a un contraataque mas pesado. Pero el Demonio de Plata, Euclid Lucifugue tan casual como es respirar, mantuvo su avance, forzándose a si mismo incluso a velocidades mas grandes a danzar alrededor de Medusa.
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Fate DxD: El Regreso De Un Héroe
HumorLa vida continua tras fin de la Guerra del Santo Grial. Emiya Shirou ha perdido su fe en la humanidad, dejando sus armas y un sueño que solo le trajo dolor y sufrimiento atrás. Intentará vivir una vida normal, si es que alguna vez fue normal, pero...